Las primeras lluvias intensas del año empapan las tierras de las Medianías y norte de Gran Canaria, y obligan al Cabildo de Gran Canaria al tradicional cierre de la carretera de Agaete a La Aldea (GC-200) por motivos de seguridad para los conductores, y tras registrarse desprendimientos en algunos tramos.

Los agricultores y ganaderos pueden respirar algo más tranquilos. Las lluvias serenas de ayer han servido para regar el campo, tras muchas semanas registrándose elevadas temperaturas para la época del año en la que estamos. Un panorama que había dejando casi en el olvido las dos trombas de agua que regaron buena parte de la Isla durante el pasado otoño, llenando buena parte de los embalses y garantizando el pasto para los animales. Esas nuevas precipitaciones, precisamente, han servido para que el campo mantenga su tonalidad verde, pese al calor de estos dos últimos meses.

Los casi 44 litros acumulados a media tarde ayer en Valleseco, según la Agencia Estatal de Meteorología, reflejan el brusco cambio registrado en las últimas jornadas, avalado también por el descenso de las temperaturas, que ya se aproximan a los cero grados.

Las primeras escorrentías comenzaron a ser visibles durante la mañana de ayer en zonas como el barranco de Las Madres, en Firgas, aunque todavía la tierra seca sigue tragándose estas primeras gotas. De la misma forma, muchos pequeños estanques comienzan a estar nuevamente en muchos lugares a punto de rebosar.

Coches

Los destrozos han sido escasos en líneas generales, salvo algunas ramas por las carreteras. Como es habitual, una de las primeras decisiones que se tomaron fue el cierre cautelar por parte del servicio de Carreteras del Cabildo de la vía de La Aldea y Agaete, aunque se abrió de Agaete al Risco, "ante la lluvia y fuertes rachas de viento que se esperan en las próximas horas", y la amenaza de la caída de piedras que pueda ocasionar algún percance entre los automovilistas.

La Aldea registra ya la aparición de caideros y barranqueras en lugares como el núcleo agrícola de Las Tabladas. Además, el Ayuntamiento pidió que se extremaran las precauciones "en los traslados en vehículos, se saneen los bajantes de cubiertas y azoteas, y se aseguren todos los elementos externos de los hogares", para evitar desgracias.

Mientras, Gáldar aprovechó estas primeras lluvias consistentes para comprobar las recientes obras para evitar inundaciones en la estación depuradora de aguas residuales.

Durante las anteriores trombas de agua, la mezcla de agua y lodo ocasionó un socavón de tres metros de profundidad en la desembocadura del barranco, lo que originó un canal de seis metros de ancho que dejó desprotegido el emisario submarino de la estación desaladora de Bocabarranco y de la depuradora, con peligro de que se produjeran vertidos incontrolados a la playa, según admitió el Cabildo. La reparación de estos daños costó algo más de 373.000 euros, y permitieron acondicionar la desembocadura del cauce del barranco de Gáldar, la protección del emisario submarino y crear un nuevo acceso a la estación, según el Consejo Insular de Aguas.

A estas tareas preventivas se sumó la intervención municipal "para evitar la formación de grandes charcos de agua junto a la estación depuradora de aguas residuales de Gáldar". Para ello se instaló una red de imbornales "que han permitido recoger el agua de lluvia, dirigirla a través de la citada estación hasta el cauce del barranco, poniendo fin a un problema de acumulación de agua que se venía originando en esta zona", según el Ayuntamiento.