La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Roque Calero: "Esta Isla puede ser modelo para todo el planeta en las energías renovables"

"Mi madre vino a dar a luz en Las Palmas, pero hasta los 16 años viví en Fuerteventura y me siento majorero", señala el ingeniero e Hijo Adoptivo de Gran Canaria

Roque Calero, en su domicilio de Las Palmas de Gran Canaria. SABRINA CEBALLOS

El Cabildo de Gran Canaria le ha nombrado Hijo Adoptivo de la Isla, ¿qué significa para usted este reconocimiento?

Es un orgullo. Pocas personas lo consiguen y yo estoy muy agradecido con el Cabildo

¿Qué recuerdos guarda de su llegada a Gran Canaria desde Fuerteventura?

En mi DNI figura que nací en Las Palmas porque mi madre me dio a luz aquí, pero toda mi familia es de Fuerteventura y yo viví allí hasta los 16 años y soy majorero. No tengo ni siquiera un tatarabuelo que naciera fuera de allí. Procedo de familias de agricultores, digamos acomodadas, y mis dos abuelas fueron a estudiar a Tenerife a final del siglo XIX para hacerse maestras, algo excepcional en aquella época.

¿De dónde es su familia?

Procede de Betancuria, pero cuando yo nací mis padres se trasladaron a vivir a Puerto del Rosario, entonces Puerto Cabras.

¿Y por qué se estableció aquí de forma definitiva?

Vine a estudiar el PREU, después hice perito, luego fui dos años a Barcelona a estudiar Ingeniería y por motivos de salud acabé aquí la carrera. Me quedé dando clases en la Escuela Universitaria y luego pasé a la Escuela de Ingeniería, donde he hecho el resto de la carrera docente.

¿Qué cambios ha visto en la Isla en ese tiempo?

Uff, muchos. Por ejemplo, cuando yo llegué, este sitio donde estamos ahora [un edificio de la Avenida Marítima], era agua. Yo recuerdo que a principios de la década de 1960 veníamos a Gran Canaria al médico y a los exámenes de reválida. Mi padre me decía que tenía que venir solo para hacerme un hombre, pero era un niño de solo 13 años. Cuando yo empecé a vivir aquí, todavía había plataneras en el centro de la ciudad y la iglesia de El Pino estaba en un arenal.

Aunque tiene méritos más que sobrados para recibir este reconocimiento, el premio llega desde un gobierno dirigido por Antonio Morales y en un momento crucial para las energías alternativas, que ambos impulsan desde hace dos décadas, al principio predicando en el desierto. ¿Es esa su principal contribución a esta Isla?

No lo sé. Aparte de eso, también he sido catedrático de la Escuela de Ingeniería y más de mil ingenieros han pasado por mis aulas, posiblemente casi todos. Es cierto que empecé con las energías limpias, pero para ser rigurosos he de decir que la primera actuación seria en las renovables se hizo en Fuerteventura, quizás por mi procedencia majorera. Allí se hizo el primer mapa eólico, siendo Gerardo Mesa Noda presidente del Cabildo. Luego se hizo el mapa de Gran Canaria y luego el del resto de las Islas. Efectivamente, las energías renovables han sido mi gran preocupación. Se empezó con mucho ímpetu, aquí se hizo el primer mapa eólico intenso de toda España y se creó el centro de investigación de Pozo Izquierdo, pero luego aquello se fue muriendo por problemas políticos, burocráticos o lo que sea. Y la verdad es que nos hemos quedado a la cola.

La discusión política ha tergiversado el verdadero debate técnico sobre las renovables. ¿Es posible que Gran Canaria obtenga la soberanía energética?

Si a soberanía nos referimos al cien por cien de energías renovables, es muy difícil, porque siempre tiene que haber un soporte de una energía que no sea variable. El viento y el sol son variables. Se necesitan energías que se puedan almacenar, pero en estos momentos no hay sistemas de almacenamiento masivo. La central de Chira-Soria tampoco consigue reabastecer a Gran Canaria más allá de unas cuantas horas. Por tanto, hacen falta energías almacenables.

¿Cuáles?

Puede ser la geotermia, que no está estudiada todavía, pero yo no tengo muchas expectativas. También está la biomasa, que se puede almacenar y usar cuando haga falta, en esa sí tengo más confianza. Y luego está lo que yo creo que es más importante, el ahorro energético, bajar como sea el consumo. Combinando todo, también la fotovoltaica y otras, podemos acercarnos a un 80% o 90 % de renovables. Y si algún día conseguimos almacenarla, podemos ser cien por cien autosuficientes.

¿Cómo se consigue?

Nosotros hicimos un estudio sobre las perspectivas energéticas para el anterior gobierno del Cabildo y ahora se está actualizando para la actual corporación. En tres o cuatro meses estará el documento terminado y vamos a ver qué mix de energías convencionales, renovables y medidas ahorro hay que poner en marcha para alcanzar lo más cercano al cien por cien.

¿Y qué han visto hasta ahora?

Se puede llegar a un 60-65% sin ningún problema, que es una cantidad enorme. Con ese nuevo estudio veremos hasta dónde se puede subir ese porcentaje, siempre en términos de factibilidad económica y técnica. No con brindis al sol, sino con cifras realistas. Gran Canaria tiene unas grandes posibilidades porque ya sabemos que la producción con renovables es muchísimo más barata que con las fósiles. Creo que el techo podría ser de más del 70%. El resto habrá que cubrirla con geotermia, biocombustibles o biomasa.

¿Y en qué plazos?

Nosotros hicimos el estudio para realizar el cambio en diez años. En 2025 podremos tener una Gran Canaria autosuficiente. Nuestro estudio no solo se refiere a la electricidad, sino también al agua y la movilidad. Tener la máxima autosuficiencia energética con el mínimo coste combinando las renovables para producir electricidad, conseguir agua potable por desalación y mover vehículos eléctricos. Eso no se está haciendo en ninguna parte del mundo y lo estamos haciendo nosotros aquí.

¿Igual que El Hierro?

La clave es la población y El Hierro solo tiene 10.000 habitantes. De todas formas, El Hierro tampoco va a pasar del 80%.

¿Se puede lograr el paso de las energías fósiles a las renovables sin la transición del gas?

Sí, claro que se puede. Ahora estamos quemando fuel-oil y gasoil para el ciclo combinado. Nosotros tenemos una cierta ventaja, y es que todos los barcos que pasan por aquí consumen ese combustible, por lo que tenemos los depósitos y un amplio stock, por lo que no hay que gastarse más dinero en infraestructuras. Es cierto que contamina más que el gas natural, pero no excesivamente más, y el coste del gas es ahora más barato, pero nunca se sabe a ciencia cierta como evolucionan esos precios. El caso es que si hacemos una planificación a diez años para intentar alcanzar el 70% de energías renovables, el consumo de combustibles fósiles sería tan bajo que no saldrían las cuentas.

Explíquese.

Al menos hay que decirle a los futuros inversores que la apuesta son las renovables y preguntarles si ellos están dispuestos a gastarse ahora 300 millones de euros para, dentro de diez años, producir solo la quinta parte de lo que se consume ahora. Si un grupo empresarial invierte ahora 300 millones, lo que quiere es amortizarlo, y eso solo se logra en 30 años. Es decir, ¿vamos a tener que seguir comprando gas durante los próximos 30 años porque esa gente tiene derecho a seguir vendiéndolo? Si ahora se implanta el gas con esa garantía, ya tenemos cerradas las puertas a las energías limpias durante los próximos 20 años, lo que sería un desastre. Quemando gas o fuel-oil, el kilovatio/hora está saliendo en este momento por unos 23-24 céntimos de euro, mientras que con la combinación de las renovables y un poco de gas o un poco de fuel, pasamos a 11,60 céntimos. O sea, menos de la mitad.

¿A qué achaca el retraso de Canarias en el desarrollo de las energías limpias?

Después de una carrera inicial muy fuerte, todo se frenó. Primero, por las presiones de las empresas productoras. Eso es lógico porque su función es vender energía y no están por la labor de impulsar las renovables. En segundo lugar, por las denuncias de corrupción que paralizaron el concurso eólico. Y por último, estos decretos del ministro José Manuel Soria, que hace todo lo posible por paralizar las energías limpias. Pero yo también mantengo una crítica al Gobierno de Canarias, a éste y al anterior, porque siempre hemos estado esperando a que Madrid nos diga lo que hay que hacer, cuando debíamos haber hecho un plan energético desde hace mucho tiempo y defenderlo. Sin embargo, creo que tampoco estamos tan mal y, si se piensa en positivo, hasta podemos sacar ventaja de ese retraso.

¿Qué ventajas son esas?

Las tecnologías de hace 15 años para producir electricidad con energías renovables ya se han quedado desfasadas. En Gran Canaria tenemos 191 molinos para una potencia total de 74 megavatios. El nuevo molino de Gamesa en Arinaga tiene 5 megavatios, lo que quiere decir que 12 molinos como el de Arinaga son equivalentes a los 190 instalados. Y el próximo será de 8 megavatios. Por tanto, ahora estamos en mejores condiciones para hacer un cambio radical hacia un nuevo sistema.

Desde hace una década se habla de la central hidroeléctrica de Chira-Soria como la panacea de la sostenibilidad energética, de Gran Canaria, ¿es cierto?

No, no, hay un error conceptual. Una central como esta, que bombea agua del mar y luego va a una turbina, tiene un rendimiento del 50-60%, lo que significa que al subir y baja el agua ya se pierde el 40% de la energía que se genera. Solo tiene sentido cuanto produces energía eólica que no sabes donde meterla. Solo vale para los excedentes que se producen por la noche, cuando hay menos consumo. Es más bien un sistema de almacenaje de energías renovables. En segundo lugar, su capacidad es limitada, pues se trata de bombear y turbinar cuatro millones de metros cúbicos con tres turbinas que suman un total de 150 megavatios. Eso es un tercio de la potencia tipo de Gran Canaria y en ocho horas se vacía el embalse, lo que tampoco es gran cosa. Según el cálculo que hicimos en el primer estudio, la central de Chira-Soria permite un incremento del almacenamiento de energías renovables de un 2%, aproximadamente. En otras palabras, si la potencia eólica no sobrepasa en la Isla los 300 megavatios, no tiene sentido construir Chira-Soria. Por tanto, cuanto más eólica se implante, más sentido tiene esa central hidroeléctrica.

Hay datos que señalan que este planeta es insostenible con el actual ritmo de crecimiento de la población y del deterioro de los recursos naturales. En ese escenario tan catastrófico, ¿ser una isla es una ventaja o un inconveniente?

Depende de que isla sea. El futuro es catastrófico porque se están haciendo las cosas muy mal, no porque el mundo no pueda soportar a 8.000 o 9.000 millones de personas. El problema está en cómo se distribuyen esas personas y la riqueza. Europa es insostenible porque está perdiendo población autóctona y África es insostenible porque está ganando muchísima población en suburbios terribles y sin ningún recurso. Hay una tensión entre esos dos polos, de ricos y pobres, como se está demostrando con el tema de la inmigración.

¿Cómo le irá a Gran Canaria?

Las Islas Canarias, todas, son atípicas en el planeta Tierra. Tenemos a izquierda 6.000 kilómetros de agua y a la derecha otros 6.000 kilómetros de arena. Estamos en mitad de la nada y somos desierto del Sahara, pero resulta que tampoco somos desierto. Somos islas altas, estamos en la corriente de los vientos alisios y en la corriente de las aguas frías del norte. Esas tres condiciones hacen que estas islas sean absolutamente especiales. Pues bien, dentro de esa especialización, Gran Canaria es la más especial de todas. Posiblemente, es aquí donde se puede hacer un desarrollo más sostenible en el conjunto del planeta.

No exagera, ¿por qué?

Es verdad eso que se dice: Gran Canaria es un continente en miniatura. Al ser una isla, se puede contemplar como el planeta en su conjunto y se pueden implantar todas las acciones encaminadas al desarrollo sostenible. Puede servir de modelo para todo el planeta porque es la isla en mejores condiciones para hacerlo. Por ejemplo, con 20 molinos eólicos, 100 megavatios, se puede desalar toda el agua que consume la isla, 80 millones de metros cúbicos, que no caben en las presas, y a un precio más bajo que el que hay ahora. Eso ocurre en Gran Canaria y solo aquí, porque ya tenemos los embalses.

¿Qué otros ejemplos se pueden poner?

Los coches eléctricos. Resulta que casi toda la población de Gran Canaria está en la costa. Y además en una zona de 50-60 kilómetros entre Las Palmas de Gran Canaria y Juan Grande, que es el radio de autonomía de cualquier modelo de coche eléctrico. Eso no ocurre, por ejemplo, en Tenerife, porque entre Santa Cruz y Los Cristianos hay tanta distancia que un vehículo actual tiene complicado ir y volver sin recargar. Aquí, en la franja costera entre Las Palmas y Juan Grande está casi todo: 600.000 habitantes, las centrales energéticas convencionales y las futuras renovables, casi toda la producción de agua, los principales polígonos industriales, los cultivos de exportación más importantes, los hospitales, las autovías, puertos, aeropuerto, universidad. Está todo. Esa concentración de todos los recursos necesarios en solo 50-60 kilómetros no existe en ninguna parte del mundo.

¿El turismo puede seguir creciendo en ese escenario de desarrollo sostenible?

No puede seguir creciendo. Nos hemos beneficiado, desgraciadamente, de los desastres en otras zonas turísticas, como el norte de África o Turquía. Estamos presumiendo de un aumento de turistas cuando de lo que deberíamos presumir es del aumento de los recursos que dejan esos visitantes, del empleo y de la calidad del empleo que genera el sector.

¿Está la sociedad de Gran Canaria mentalizada para ese cambio energético? Por ejemplo, cuando se plantea la construcción del tren, que es más sostenible que el coche, surgen voces en contra, incluso los ecologistas.

La sociedad no está mentalizada porque nadie se ha preocupado de prepararla previamente. Los grancanarios no saben cuál es su ruta. En todo caso, con el tren hay que tener prudencia. El ferrocarril funciona bien cuando hay que trasladar a mucha gente de punto a punto. Cuando tienes una ciudad a 50-100 kilómetros y hay que mover a 50.000 personas a la hora, el tren es insustituible, porque se necesitaría una flota enorme de coches y guaguas. Ese no es el caso de Gran Canaria, pero sí es posible que sea el de Tenerife. Aquí se han hecho algunas cosas bien, como crear dos ciudades dormitorios en las zonas turísticas, Vecindario y San Fernando, lo que evita largos desplazamientos para ir al trabajo. Y además viene el coche eléctrico y el trabajo desde casa. Creo que el tren de Gran Canaria ha quedado un poco fuera de juego.

Compartir el artículo

stats