La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista a Lidia Iris Carballo Déniz

"La emigración se olvidó de las mujeres que quedaron en Canarias"

"Descubrí la cara del emigrante que nunca regresó a su casa", apunta la educadora social y promotora del proyecto 'Mujeres de sal entre dos orillas'

Iris Carballo, ayer, con la bahía del Puerto de La luz al fondo, desde donde partían los emigrantes a Cuba. JUAN CARLOS CASTRO

¿Cómo surge el proyecto?

Fue tras un viaje de cuatro años a dedo por Latinoamérica. Me robaron en Cuba, y me puse en contacto con la Asociación Canaria. Descubrí la cara del emigrante que nunca regresó a su casa. Ya en Arucas busqué mujeres que se quedaron aquí cuando emigraron sus maridos, padres o hermanos. La investigación se centra en los años 20 del siglo pasado, cuando la crisis de la platanera hace que muchos se fueran a un lugar que prosperaba tras independizarse de España.

¿Y por qué 'mujeres de sal'?

Por ser un símbolo de vida y luz. Unas eran solteras, otras viudas, en muchos casos había hijos de por medio, pero también quienes descubrieron que había otras familias en Cuba de aquel al que despidieron con lágrimas, y quienes esperaron por él toda su vida. Y sirve para entender al emigrante actual.

De las historias escuchadas, ¿cuáles le han impactado más?

El caso de un hombre que se gastó todo el dinero en mujeres, droga y bebida al llegar a La Habana, y se contagió de sífilis. Y ya nunca quiso venir por la vergüenza que le daba contarlo. A la mujer le dijeron que se había muerto, y su respuesta fue: "Hubiera preferido que se hubiera ido con otra a que se hubiera muerto". Ella nunca supo la historia real. Murió vagabundeando por las calles cubanas. Otra que se quedó esperando eternamente, mientras cosía para comer. Y quien cumplió con su promesa de no cortarse el pelo nunca. Hay mujeres que no tienen acceso a herencias porque no se habían casado, a quien echaron de la casa de la familia de él por los pelos, solteras que quedaron embarazadas antes de irse, con lo mal visto que estaba en esa época... Hay un caso de una mujer que había tenido cuatro hijos, y se fue para allá porque sólo había recibido una carta, y allí una mujer le abrió la puerta. Volverían a tener siete hijos más, y con el tiempo regresaron a La Goleta. Otra mandó a su hijo de 17 años, y perdió su contacto. Con el tiempo llegó con mucho dinero y viviendo en Ciudad Jardín, en Las Palmas. En un romance se cuenta que cuando fue a verla le dijo que iba bien vestido, pero que a ella la había dejado en el olvido. Y quien le mandaba dinero al primo, y cuando regresó negó que hubiera recibido ese dinero y ella le contestó en verso que "Te comiste carne y ahora hueso".

¿Por qué se ha hablado tan poco de ellas?

Se ha investigado poco. Siempre se habla de los emigrantes y de tragedias como el hundimiento del barco Valbanera, y ni siquiera las protege la ley. Son las grandes olvidadas. Por eso he querido rescatar sus vivencias. El problema es que la mayoría de hijos tiene casi 100 años, por lo que sus testimonios directos pueden desaparecer para siempre. Por eso he grabado las conversaciones. Y espero recibir nuevos testimonios en mujeresdesal@gmail.com; o en el facebook mujeres de sal entre dos orillas.

¿Qué hará ahora en Cuba?

Viajaré la semana que viene con Mario Ramírez, que es historiador, para recoger ese testimonio de Cuba. Coincide con la celebración de un encuentro donde se reúnen descendientes de canarios. En Cuba la Asociación canaria ya preparó una obra de teatro. Y en Gran Canaria se hará otra con Gregorio Figueras, de Piedra Pómez, y la Asociación de Mujeres Aguaritas.

¿Cómo dará a conocer todo ese trabajo?

Es una iniciativa socio-cultural que busca hacer visible el fenómeno de la emigración canario-cubana desde una perspectiva de género. El objetivo es organizar a finales de año un gran encuentro en Gran Canaria para homenajear a estas mujeres, coincidiendo con el Día del emigrante, y en el que se representarán ambas obras de teatro. Sería la primera vez que se hace algo así. También quiero que llegue a los colegios, para que sean partícipes. El proyecto cuesta 50.000 euros y espero recibir ayudas.

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