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Honores y distinciones del Cabildo Can de Ciencias

Hani Mhaidli: "Me vine con un contrato de tres meses y ya llevo treinta años en Gran Canaria"

"Pensaré en mi retirada en cuatro años, hasta entonces seguiré siendo un bisturí solidario", afirma el jefe de la unidad de Raquis del Hospital Doctor Negrín

El médico Hani Mhaidli, ayer en un hotel de la capital grancanaria. SABRINA CEBALLOS

¿Cómo recibió la distinción?

Con mucho agrado y satisfacción, porque los premios estimulan a seguir trabajando. Es un reconocimiento social, lo cual tiene mucho valor, porque lleva una parte emocional. El mayor premio es el agradecimiento de un paciente, su sonrisa al caminar sin dolor, te llega al alma. Y aquí la gente es muy agradecida.

¿Por qué se mudó de Líbano a España?

Vine muy joven a España, con 16 años, por asuntos y vínculos familiares, para el último curso de bachiller. Me siento español, porque dicen que uno es de donde pasa su juventud, y afortuna-do, porque soy multicultural y viajar es la mejor forma de ser más tolerante. Intento volver una vez al año a Líbano, aprovecho un congreso mundial que hay en verano, aunque es una zona conflictiva, una tierra de profetas pero nunca hay paz.

¿Y a Gran Canaria?

Por un examen. Me vine para tres meses a finales del 85 con un contrato interino y ya llevo más de treinta años, media vida. Ya había acabado la carrera de Medicina en Madrid y la especialidad de traumatología en un centro de Cruz Roja, un sitio ya perfilado hacia la columna vertebral, donde cogí mi afición. Me examiné, salió Las Palmas y no me desagradó la idea, porque había posibilidades, como un proyecto de futuro con la universidad y siempre es bueno que el hospital esté ligado a las labores de docencia e investigación... Junto con el mejor clima del mundo, por supuesto, y la gente, que es muy acogedora.

¿Cuándo descubrió que la isla es su lugar en el mundo?

Muy pronto, a los dos años, probablemente, en el 87 u 88, cuan-do empezamos a aplicar los primeros avances sobre la columna vertebral. Pillé un momento importante, todo era ilusionante. Fue multifactorial, el trabajo, la gente, el clima...

Y aquí continúa tras tanto viaje internacional.

Para estar a la última tienes que viajar por todo el mundo, buscando las innovaciones. No se me olvida nunca que después de acabar la carrera y la especialidad pude viajar y la estancia más importante fue la beca en el Hospital Johns Hopkins, en Baltimore, la que reafirma mi deseo de seguir con la columna vertebral. Nos guste o no, Estados Unidos sigue siendo la referencia mundial en sanidad, por ejemplo, todo se publica en sus revistas. Gracias a su sistema público, un poco cojo, el Gobierno estadounidense aporta muchísimo a la investigación en las universidades, públicas y privadas, copiamos resultados y nos beneficiamos desde el punto de vista egoísta.

No sólo viaja para aprender.

Aconsejo a todos los médicos que hagan algún trabajo humanitario, además de ayudar, enriquece muchísimo. Con la ONG [organización no gubernamental] Scoliosis Research Society iba a Ghana y ahora, a Marruecos. Soy presidente electo de Silaco [Sociedad Ibero Latinoamericana de Columna] y también hay mucho que hacer en esa zona, países sólo con dos o tres cirujanos de columna, como elaborar guías y protocolos de tratamiento, ayudas materiales... Probablemente, ahí acabe mi energía, vuelque mis últimos años en América Latina.

¿Ya piensa en la retirada?

Uno cumple años y tiene que dejar paso a la gente, además nuestra cirugía requiere un esfuerzo físico importante, con operaciones de hasta ocho o nueve horas. Empezaré a pensarlo de aquí a cuatro años, mientras tanto seguiré siendo un bisturí solidario.

¿Cuál es el balance de 25 años de unidad de raquis en la isla?

Nos convertimos en punto de referencia. Hemos dado un salto muy cualitativo dentro del diagnóstico y tratamiento de esa zona anatómica. El principal avance es el tratamiento de las deformaciones de la columna, de los tumores y de los traumatismos vertebrales. Cuando empecé, todavía se hacían tratamientos con yesos y fajas, que ya desaparecieron. Avanzamos en que el enfermo se recupere en poco tiempo y en los biomateriales, sobre todo, en el reforzamiento de las vértebras con un cemento acrílico biocompatible.

¿Y los avances sanitarios peligran por los recortes a causa de la crisis económica?

Sí, por supuesto, la crisis ha tocado de lleno la sanidad y algunas patologías han sufrido más que otras, como la columna vertebral, porque tiene muchos segmentos y representa un esfuerzo económico importante para el sistema. Tenemos que intentar por todos los medios que no suceda. Aún podemos estar en primera línea si hay una voluntad de recuperación, pero la medicina es dinámica, hay avances, requiere esfuerzos materiales y humanos constantes.

¿Cuál es la situación actual?

Se ha frenado la caída, ahora falta remontar. Estamos estancados, pero hay movimientos para desatascar, como para intentar levantar un poco. Las listas de espera aumentaron muchísimo, alrededor de 400 pacientes en columna vertebral, pero es fácil bajarlas si se contrata más gente.

¿Cómo se cuida cuando no cuida a sus pacientes?

Intento ir al gimnasio y con mucha lectura, me encanta la histo-ria y sigo la política, leo la prensa todos los días, dos o tres periódicos. Y necesitaría viajar más por placer, poco a poco, busco más fines de semana.

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