¿Cómo se recrea el pasado?
A diferencia de Australia o Canadá, donde perviven las sociedades indígenas, la conquista y colonización de Canarias implicó su progresiva desaparición, por lo que la aproximación arqueológica se efectúa por personas de un horizonte cultural completamente ajeno. Y la recreación no ha sido única, sino que ha habido una evolución, a cada contexto histórico corresponde una imagen determinada de los indígenas canarios.
¿Cuál es la imagen actual?
Después de que los autores de la conquista entroncaran al indígena con el ámbito bíblico, su europeización a través de la raza de cromañón en el siglo XIX y su hispanización en el franquismo al vincularse a las culturas ibero-mauritana, ahora se ha atomizado y balcanizado el panorama. Con el Estatuto de Autonomía de Canarias, la Islas reciben las competencias en gestión patrimonial y cada cabildo se dedica al estudio del indígena en su territorio. Frente a una lectura como cultura regional con ascendencia norteafricana, ahora se habla de guanches, canarios, majos, bimbaches... Se ha fraccionado la realidad patrimonial por unas cuestiones políticas.
¿Alguna solución?
El desarrollo insularista de la arqueología nos ha debilitado y ha minimizado el impacto o la proyección exterior de nuestra realidad patrimonial, tanto en el ámbito del turismo como académico. Se necesitan planes generales a escala regional para definir cuáles son las prioridades de la investigación, vacíos a cubrir, que no se propicie el desarrollo de políticas insularistas. Al menos, las consejerías de Cultura y Turismo ya se han unido esta legislatura, fundamental, una de las claves para evitar la atomización son las políticas transversales, sin compartimentos estancos.
Apenas suma turistas la arqueología canaria...
El turismo no solo demanda sol y playa, sino cultura y naturaleza, pero no se ha desarrollado una oferta centrada en la puesta en valor del patrimonio arqueológico. Hay carteles en varios idiomas en los yacimientos, pero las estadísticas muestran un porcentaje abrumador de público local, que no es negativo. Falta la proyección exterior de nuestra realidad arqueológica africana, un elemento de distinción que difiere completamente de la oferta europea.
¿Ningún apunte positivo?
Hay casos de gestión positiva del legado patrimonial, como Gran Canaria, porque se ha creado una red de espacios arqueológicos visitables, al alcance de la sociedad, fuera de la concepción intramuros tradicional del siglo XIX, y se han presentado en Fitur. Ojo, tampoco hay que caer en el error de convertir los yacimientos en parques temáticos. La recuperación ha sido con perspectiva global, integral, con yacimientos de variada tipología, no solo rupestres como los parques de La Palma o El Hierro. El caso de Tenerife es sangrante, siendo una isla capitalina, toda su oferta patrimonial indígena se circunscribe a la oferta museística. En pleno siglo XXI no hay un parque arqueológico abierto al público, como sucede a escala global, la gestión se ha centrado en la recuperación del patrimonio elitista, de la época colonial o histórica, iglesias y palacios.
Ahora buscan a Fernando Guanarteme en La Laguna...
No me parece una prioridad en absoluto. No hay constancia documental de que los restos estén en la ermita de San Cristóbal y quizá haya otros elementos dentro de la gestión o investigación patrimonial que tienen mayor trascedencia social como, por ejemplo, la apertura de parques arqueológicos o la reactivación de estudios. En el caso hipotético de que se encontraran los restos, un enterramiento y una lápida, pero ¿qué nuevo conocimiento se generará desde el punto de vista científico, repercutirá socialmente?
