Una veintena de carrozas desfilaron ayer desde el Cruz de Sardina hasta Doctoral, en el municipio de Santa Lucía de Tirajana, aunque el verdadero protagonismo recayó en las decenas de miles de personas participantes en la cabalgata del carnaval de los años 80, con una afluencia similar a pasados años.

Tanto la lluvia como el viento, presentes en las últimas fechas, se ausentaron de la última jornada festiva, por lo que el desfile carnavalero no encontró obstáculos meteorológicos. De hecho, las temperaturas frescas propias de la época no desanimaron en absoluto a la concurrencia, incluso se multiplicó la aparición de adolescentes masculinos con el torso desnudo, juventud, divino tesoro.

Desde las 18.00 horas, la música de las carrozas, no siempre acorde a la alegoría carnavalera, atronó en la principal avenida tirajanera. Grupos de comparsas y, sobre todo, mascaritas y disfraces de todo tipo recorrieron la arteria comercial con sonrisas, bromas y bailes, además de algunos tragos.

Con abundancia de rockeros de los ochenta, cueros y hombreras mediante, la cabalgata incluyó una cuadrilla sanferminera, mozos que trasladaron al sureste grancanario las carreras pamplonicas, y coches de choque, conducidos con locura por miembros de la asociación Karna. Con predominio de participantes locales, lógico, la cabalgata contó con la presencia de carnavaleros de los municipios vecinos, incluidos hoteles sureños, además de cabareteras y gánsteres procedentes de los locos años 20 de la capital grancanaria, un rebumbio total.

La fiesta no se detuvo con la conclusión de la cabalgata, ya que la diversión continuó en la trasera de La Karpa con la concentración de carrozas. Y, por supuesto, en la Plaza de San Rafael, con el entierro de la sardina.

El funeral del pez clupeiforme arrancó sobre las 21.00 horas entre los llantos de viudos, viudas y demás parentela desconsolada ante el fin de las carnestolendas, iniciadas el 26 de febrero. Tras la incineración de la sardina, la lectura del testamento, a cargo de los grupos de teatro de mayores La Orilla y Los Llanos, la verbena y la música de los pinchadiscos se extendió hasta la madrugada para despedir el carnaval de los años 80 y regresar, con las luces del amanecer, hasta la actualidad, la segunda década del segundo milenio.

Y, sobre todo, volver a ser lo que somos, no lo que fuimos durante las últimas semanas carnavaleras o, más lejos aún, en aquellos años 80. "Será/ como aquella canción/de los años 80/ seré/ como el tipo que algún día fui" (Los Piratas, 2001).