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Santa María de Guía

Casa Aguilar despega hacia la cara oculta de la Luna

La Agencia Espacial Europea aterriza en el colegio Luján Pérez

Casa Aguilar despega hacia la cara oculta de la Luna

¿Quién pilota un cohete, el astronauta o un señor en tierra? ¿Si la Luna se acerca mucho sería el fin del mundo? ¿Hay humedad y vegetales en el Espacio?

El ingeniero informático Jorge Amador Monteverde ha aterrizado, proveniente de Holanda donde trabaja en la Agencia Espacial Europea, en el colegio de infantil y secundaria Luján Pérez, un centro de las tranquilas medianías de Guía desde donde se programa la fundación de una colonia en la cara oculta de la Luna.

Amador Monteverde, nacido en Tenerife y que ha desarrollado su vida profesional desde 1988 en la industria espacial, ha gestionado y desarrollado, entre otro muchos proyectos, el software del Brazo Robótico Europeo de la estación espacial ERA, o el del Lanzador VEGA, y ahora lidera la investigación y el desarrollo necesario para los futuros proyectos como la citada base permanente en nuestro único satélite natural.

Y ha ido a Casa Aguilar a preguntar al personal menudo qué necesita un equipo para sobrevivir, explorar, investigar y explotar los recursos del Espacio bajo la premisa de que no todo será matemática, física, cohetes y trajes presurizados, sino también derecho, convivencia, agricultura, y todo lo inherente al desarrollo humano, ya sea en Marte, Urano, Plutón o Santa María de Guía.

Pero es ese mismo personal menudo el que le acribilla a preguntas tras la visualización de un vídeo en el que se ilustra sobre el proceso de plantarse en un lugar sin jaramagos, tuneras ni lechugas.

Todo este desafío es parte del programa piloto, otro más, que el centro educativo Luján Pérez añade a su pizarra de éxitos, quizá el colofón a una trayectoria innovadora gracias a la cual ha sido seleccionado por el Gobierno de Canarias y la Agencia Espacial Europea (ESA), junto al instituto Geneto de Tenerife, para iniciar el desarrollo del programa educativo Esero con el que, como explica el jefe de estudios del centro, Melquíades Pérez Pérez, a la sazón profesor y doctor en Matemáticas e Inteligencia Artificial por la Universidad de La Laguna, "nuestro alumnado tendrá el privilegio de aprender de los últimos avances tecnológicos y enfocar sus carreras hacia ámbitos relacionados con la investigación, la ingeniería, la robótica, la medicina o las telecomunicaciones".

Y eso allí arriba, en las medianías de Guía, donde un águila ratonera hace ronda sobre el patio de recreo, y con una propuesta muy concreta, que es la de trabajar "directamente con el personal de la agencia espacial, pensando en las necesidades que pueden tener los astronautas que habitarán la futura estación espacial que la ESA colocará allí en el año 2030".

Vuelta al aula, donde Amador Monteverde, a pesar de un ostensible resfriado, capea con entusiasmo las cuestiones que le plantean alumnos como Javier González, Sofía López o Alejandro García, este último, tras el rato de charla, con renovado ánimo de "estudiar física".

Monteverde les responde que si la Luna se moviera un fisco más hacia la Tierra, "sería nuestro fin del mundo"; que cuestionar si los americanos alunizaron es fruto de la ignorancia, dado que hay hasta fotos de misiones rusas del material dejado allí a finales de los 60 y principios de los 70; que existen no menos de 1.500 satélites creados por el hombre girando alrededor de nuestro planeta; que los cohetes se pilotan en un mixturado entre la tripulación y el personal de control; que no hay tomates en el Espacio de los que se tengan constancia; y que para ir más allá de nuestro Sistema Solar hay que viajar a la velocidad de la luz, algo así como elevar a la enésima potencia la embaladera de una guagua, circunstancia que de momento ni es, ni se la espera.

Tras este briefing se ha empezado a montar la maquinaria para el despegue de Casa Aguilar al Espacio y más allá, en un lugar elegido, según contesta el ingeniero de la ESA a preguntas de la concurrencia, por ser algo así como el Roque de los Muchachos para la observación de otras galaxias pero multiplicado a dimensiones espaciales por una oscuridad perfecta que lleva al ojo a los límites del Universo.

La astronauta en jefe, que hará de enlace entre la ESA y los potenciales ingenieros del Luján Pérez será Zuleyka Lara Briceño, que gestionará el viaje por las estrellas como "una forma de utilizar el Espacio como contexto atrayente y como elemento motivador", inspirador y de sueños futuros para el desarrollo "de un proyecto pionero", como subraya sin disimular su orgullo el director del colegio José Manuel Calcines, al igual que el alcalde de la localidad, Pedro Rodríguez, que se personó en el aula para ofrecer la bienvenida a la cósmica visita.

La selección fue realizada por la consejería de Educación basándose en el no menos astronómico currículum de iniciativas del centro con la que integran "el aprendizaje del alumnado en su vida cotidiana", como subraya el director de estudios. Son ocurrencias como la Miniciudad del CEO Luján Pérez, que incluye miniproyectos de agencias de diseño y publicidad, robótica, radio, compañía de variedades y teatro, embellecimiento, actividades en la naturaleza, huerto escolar, fábrica de jabones o compañías de solidaridad.

Y a los que se añaden la colaboración con Samsung en un programa de incorporación de las tabletas digitales en el aula que comparte con otros doce centros en España; o el que mantienen con la Dirección General de Tráfico para crear un circuito de aprendizaje de Educación Vial que estará equipado con bicicletas, motos y kartings que permitirá a los alumnos terminar su ciclo allí con el carné de moto y la teórica aprobada con vistas, recalca Calcines, "a reducir los accidentes de tráfico".

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