El responsable de Obras Públicas en el Ayuntamiento de Mogán, Ernesto Hernández, anunció ayer para tranquilidad de los comerciantes que las obras de la GC-500, a su paso por Arguineguín, atraviesan "su recta final". El edil prevé culminar el proyecto de remodelación de la vía en un período de tres meses.

Los trabajos de remodelación de la carretera general de Arguineguín terminarán para finales del próximo mes de junio, según la nueva hoja de ruta que baraja el consistorio. A pesar de que dichas actuaciones tuvieron que haber finalizado el pasado mes de noviembre, las obras han excedido cuatro meses el calendario previsto debido a "deficiencias detectadas en el proyecto inicial". Tales como defectos con el cableado de alta tensión o de conexión con pozos de saneamiento.

Estos "errores" de obra han provocado que los comerciantes aledaños a la GC-500, en su tramo por Arguineguín, hayan experimentado una caída del 40% de sus ventas durante los meses en los que se ejecutan los trabajos. Algunos establecimientos se plantean incluso el cierre de sus puertas, si la circulación de vehículos no recupera pronto la normalidad en la zona.

"A medida que se vayan acabando algunos tramos, se reabrirá la circulación de vehículos; ya que lo menos que queremos es causar más molestias a los comerciantes", señaló ayer Hernández, quien tildó el proyecto de "despropósito" no solo "por presentar errores estructurales", que atentan contra la red de telecomunicaciones del municipio, sino también por haberse iniciado por el gobierno anterior "durante la época de campaña electoral". "Somos conscientes de las molestias que han sufrido los empresarios, pero estamos haciendo todo lo posible para que las obras acaben lo antes posible", añadió Hernández.

Saulo Torón

Las obras que se ejecutan en la calle Saulo Torón, también en Arguineguín, presentan un retraso de dos meses. Sin embargo, la etapa final de estos trabajos aún se presenta lejana e imprevisible.

La empresa que desarrolla el proyecto "no cuenta con los recursos suficientes" para afrontar la obra. En un principio la administración adjudicó a esta compañía los trabajos por haber presentado la oferta más económica. El contrato salió a licitación a un precio de 550.000 euros y la compañía pujó por 380.000 euros. Lo que no preveía el consistorio es que la adjudicataria no iba a demostrar cuatro meses después suficiente "músculo" para aguantar el ritmo de los trabajos y que el proyecto además adolecería de retrasos en el suministro de materiales y de erratas, como "no contemplar en un primer momento accesos para el tránsito de clientes de los comerciantes de la zona". La coyuntura ha obligado al ayuntamiento a ampliar los plazos de ejecución a la adjudicataria. Sin embargo, el grupo de gobierno descarta la rescisión de contrato de esta obra como vía de solución al problema. "Una decisión así solo empeoraría las cosas, ya que prolongaría durante meses los trabajos y, por tanto, las molestias a vecinos y empresarios", matizó el edil.