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Medioambiente Isla adentro a golpe de gas

Senderos a todo motor

Los caminos reales y espacios protegidos soportan un tráfico creciente de vehículos de dos y cuatro ruedas que circulan por lugares prohibidos del interior de Gran Canaria

Senderos a todo motor

Senderos, caminos reales y campo a través de los espacios naturales soportan con cada vez mayor afluencia en los últimos diez años el paso de vehículos a motor, principalmente motos, todoterrenos y, en menor, medida quads.

Según apunta un buen grupo de senderistas, este trasiego que se encuentra estrictamente prohibido fuera de las vías autorizadas para ello, se practica con total impunidad e incluso en algunos caso de las motos de trial, sin placas de matrícula, en un proceso que ha ido a más a medida que se incrementa la práctica deportiva en el interior de la isla mientras los medios de vigilancia, como los del Seprona, ven reducida sus patrullas por la falta de material derivado de la crisis económica.

Y no solo por parte del Seprona, sino también por parte del Cabildo, como ha denunciado el grupo ecologista La Vinca en numerosas ocasiones, al que "resulta preocupante la cada vez menor presencia pública de los agentes de Medio Ambiente, cuerpo al que desde la Administración se le han ido restando competencias y medios para poder efectuar las funciones que son inherentes al cuidado del patrimonio natural de la isla", según uno de sus escritos fechado en abril de 2015.

No obstante hay que resaltar que esta intrusión por caminos no autorizados para el paso de vehículos la practica una reducida parte del colectivo de motoristas, y de hecho los mejores clubes deportivos que programan expediciones camperas, como es el caso de Ruta Mototrans exige un severo código de comportamiento para preservar los espacios naturales, proponiendo incluso la obligatoriedad de pasar un severo test de conocimientos para participar en algunas de sus pruebas.

Pero esa consciencia no impide que el comportamiento de otros usuarios estén causando un creciente malestar. Como el del senderista Emilio Roca Doreste, que incide en que la "recuperación, mantenimiento, señalización y limpieza de esta red de caminos tiene un costo económico que pagamos todos con dinero público, y que una vez reparado a los pocos días aparecen destrozados por el paso de motos, bicicletas, quads y todo lo que venga nuevo, con sus tracciones, sus recortes en curvas, y derrapes que rompen los empedrados y sistemas de drenaje".

Además también insiste en la difícil relación que se establece a veces entre peatones y conductores, en los que los primeros "se tienen que apartar para no ser atropellados, amén de los regueros de aceite y restos abandonados".

De la misma opinión, aunque con matices, es el escalador y montañero Manolo Cardona, que asevera que la relación en general es "cordial" pero que sí se dan episodios protagonizados entre los senderistas más conscientes y conocedores del medio con los moteros "que incumplen la normativa deteriorando el campo y que pasan a gran velocidad a veces sin espacio para que los caminantes puedan retirarse a un andén".

Para Cardona, históricamente no suponían un gran problema, porque era esporádico "y hasta curioso de ver, pero en los últimos diez o quince años han experimentado un boom increíble, con una mayoría de usuarios que ni siquiera matriculan sus vehículos".

Algo en lo que coincide también con La Vinca. En el relato de la presencia de motos en la Reserva Especial de Inagua, un lugar que Ruta Mototrans informa como una zona de exclusión, el grupo conservacionista asegura que han detectado allí la presencia de vehículos de dos ruedas "que no llevan matrícula o que la llevan tapada, lo cual nos impide ejercer nuestro derecho de denuncia directa". Lo que supone, añade, " una clara muestra de que quienes invaden con sus motos los espacios naturales protegidos conocen la normativa legal, pero prefieren saltársela".

Las mismas fuentes recabadas destacan que además de los propios destrozos en el pavimento, la creación de zanjas que provocan un cambio en las escorrentías, o el ensanchamiento de caminos al atajar entre curvas, se encuentra la afección a la flora y a la microfauna, un problema que se centra con mayor virulencia en los caminos del sur, prácticamente todos sujetos al paso de quads y motos de algunas empresas que ofertan el turismo de aventura.

Cardona subraya que se trata de varias excursiones diarias de muchos vehículos en caravana que se realizan todos los días del año. "En teoría se suponen que no se salen de las pistas, pero sí que crean unas enormes nubes de polvo que se depositan en sobre la flora asfixiando el proceso de la fotosíntesis. Además afecta a los insectos y sus larvas, y con ello a lagartos, ratones de campo o erizos, y toda una avifauna que se va desplazado fuera de esas áreas, cuando no muriendo".

Pero además de esta red de caminos sujetos al paso de vehículos, también existen puntos de reunión que se pueden observar desde el Google Maps, como ocurre por encima de San Lorenzo, en el Alto de Andújar , zona protegida, o en Pino Santo, Santa Brígida, donde El Bermejal y Tres Piedras, otro paisaje protegido que ofrece una foto satélite en la que destaca una suerte de circuito enmedio del campo.

La misma fuente consultada lo ilustra como un ejemplo de "desertización, ya que el sustrato se va alterando y perdiendo su capacidad de regenerarse".

De ahí que el mismo colectivo La Vinca-Ecologistas en Acción, y en vista a la creciente impunidad con la que se puede circular en la isla interior, estén solicitando "a senderistas y amantes de la naturaleza el ser sus ojos en la naturaleza", y dar "aviso de este tipo de agresiones y el envío de imágenes" que soporten sus denuncias.

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