La Provincia - Diario de Las Palmas

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"Las semillas híbridas erosionan una riqueza enorme de cada pueblo"

Carlos Pons, último ponente del Seminario de Comarcas Sostenibles. ANDRÉS CRUZ

¿Qué ha planteado en La voz del viento, experiencias hacia otro mundo posible

He presentado un documental firmado sobre las semillas campesinas. He descrito la extinción de la diversidad biológica almacenada durante cientos de años por agricultores. Las semillas no se vendían, sino que se intercambiaban. Eran muy localizadas, por lo tanto muy adaptadas a las condiciones físicas y climatológicas, al suelo y al clima. Eso con la llegada de la industrialización se ha empezado a producir semillas híbridas, que producen más rendimientos en el peso de la fruta, pero no son reproducibles. Se tienen que comprar cada año.

¿Qué efectos tiene?

En principio parece una tontería, pero erosiona una riqueza enorme en cada pueblo, que tenía sus semillas. Damos fe de eso y también de un renacimiento de los intercambios y de los guardianes de semillas, que son personas que no han cedido a la presión de los mercados y son capaces de cultivar semillas antiguas campesinas y comercializarlas.

¿Qué zonas ha estudiado?

Hemos hecho un recorrido en coche desde la Provenza francesa, a 100 kilómetros de Marsella, hasta Granada, que son unos 1.200 kilómetros con 32 paradas.

¿Mereció la pena ese viaje?

Sí, porque lo aprovechamos para visitar otros proyectos que no tienen que ver con la semilla. Visitamos todos los bancos de semillas alternativos y otros proyectos que apuestan por nuevas visiones: gente que trabajan monedas alternativas, otros tipos de salud, cultivos de plantas medicinales.

¿Qué conclusiones ha sacado de las semillas?

Para poder cultivar semillas campesinas, la administración pone un montón de dificultades. Dicen que lo no regulado es ilegal. Su comercialización es a través de la venta directa, rompiendo con el mercado, porque sino no las consideran. Ahora la normativa está empeorando la situación, porque ha creado un catálogo de familias oficiales y si no está tu semilla no la puedes comercializar legalmente. Te obligan a ser clandestino. Y eso habría que cambiarlo y considerarse que toda la biodiversidad agrícola, que nos ha acompañado durante siglos nuestra cultura tiene un valor y conservarla en cada región diferente tiene valor. Por lo tanto no tiene sentido una normativa europea de semillas y dictar 20 variedades por país. Eso atenta contra nuestra supervivencia.

¿Por qué?

Las semillas campesinas estaban adaptadas al suelo y al clima. Por lo tanto, en momentos de sequía, en dificultades o en calores muy fuertes, ellas aguantaban. Eran semillas fértiles. Ahora no tienes semillas fértiles. Tienes que ir a buscarlas.

¿Hay alguna red en la Isla?

Aquí Esther [González] y Pepe Guedes ya fomentan una red de semillas de Gran Canaria. Aquí no se ha dado todavía esa recuperación con ese banco de semillas, por lo menos para mantenerlas vivas.

¿Es posible otro mundo?

Sí. Hay personas pioneras en economía alternativa, salud natural, comercio justo, mucho comercio local, venta directa de productor a consumidor. Está sucediendo ya y es germen de ese futuro mejor.

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