Firgas rescata La Fonda situada en la Montaña. El Ayuntamiento llega a un acuerdo con el Cabildo de Gran Canaria para la devolución del conjunto turístico con 76 camas, que comprende un hotel restaurante y un albergue con vistas a la capital y la costa Norte, que lleva cerrado tres años por los numerosos problemas derivados de las goteras y humedades. El alcalde, Manuel Báez, espera que este mirador natural vuelva a funcionar tras el verano, una vez se resuelva la nueva concesión a una empresa, que deberá invertir al menos un millón de euros para su puesta al día, aunque asegura que existen inversores muy interesados.
Primero fue el acuerdo con Red Eléctrica para reforestar con 12.000 árboles de laurisilva este paraje. Y ahora la rehabilitación de las edificaciones situadas en 'el techo' de la Villa. La junta de gobierno de Firgas aprobó el viernes una resolución para formalizar la petición de reversión de este conjunto de uso turístico integrado por dos inmuebles, que es la fórmula administrativa que han encontrado la institución insular y municipal para salvar esta propiedad, antes de que se convierta en un lastre urbanístico y paisajístico. Y para ello han aprovechado que el suelo era originalmente de la localidad y que la Fonda está sin uso.
Empresas "muy interesadas"
El consejero de Presidencia del Cabildo, Pedro Justo, espera que este proceso se resuelva en un mes, quedando ya completamente a disposición del Ayuntamiento para su reactivación, como ha sido su pretensión desde hace tiempo. Manuel Báez prevé tramitar a continuación el concurso para que una empresa privada se haga cargo de su gestión. El alcalde apunta que al menos seis empresarios han visitado el lugar, si bien, de ellas, al menos tres firmas grancanarias manifestaron mayor interés en participar en este proceso.
El adjudicatario deberá hacerse cargo de la rehabilitación y la renovación del mobiliario y la cocina, y de los desperfectos causados por el vandalismo. Manuel Báez estima que la puesta en marcha supondrá un desembolso de un millón de euros, tres veces más de lo previsto por el Cabildo cuando rescató en marzo de 2014 la propiedad y tapió el recinto, que ya había quedado realmente en desuso un año antes. Su anterior concesionario denunció con numerosos escritos que las instalaciones presentaban "vicios ocultos". En cambio, el Cabildo achacó el problema a la falta de mantenimiento.
