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San Bartolomé de Tirajana

De ruina a reliquia turística

Luis Montull ha convertido una casa derrumbada de Fataga en una atracción que cada día atrae más visitas - El escultor propone incluir el inmueble en el circuito de museos de la la Isla

Hace más de dos décadas el artista Luis Alemán Montull, uno de los escultores con mayor proyección internacional de Canarias, adquirió una casa en ruinas en el casco de Fataga. Tras rehabilitarla y convertirla en su particular refugio de creación artística, el inmueble se ha convertido en toda una atracción turística. Un total de 150 escultoras y más de medio centenar de cuadros, que reflejan la trayectoria de su obra, sorprenden a los visitantes. Montull propone a la administración incluir su taller en el circuito de museos de la Isla.

Todavía con 82 años de edad, Luis Montull es capaz de recordar "como si fuera ayer" aquellas tardes en Tirajana en las que disfrutaba junto a su familia de las fiestas de Santiago. Su abuela era oriunda de El Sequero, solo que tras casarse con un comerciante catalán, trasladó su residencia a Las Palmas de Gran Canaria. En la ciudad del Guiniguada nació su padre, ebanista de profesión, del que heredó parte de su talento en el modelaje de la madera. Con solo 13 años, Montull realizó su primera obra importante. Un cristo que le encargó un capellán de la catedral que con los años ha terminado por formar parte del ajuar del asilo de Tafira.

Tras perfeccionar su técnica en Barcelona y París, donde nacieron sus hijas, regresó a la tierra. En un taller ubicado cerca de la sede del Cabildo, comenzó a labrar un patrimonio que le ha llevado a exponer incluso en China.

Un día un artista alemán afincado en Fataga, Friedhelm, visitó su estudio. Al compartir oficio, ambos entablaron con el tiempo una estrecha amistad. "Maestro, ¿por qué no va a ver mis cuadros a Fataga?", le repetía Friedhelm cada vez que la ocasión lo permitía. Tal fue la insistencia del alemán que un domingo Montull decidió emprender carretera arriba, como cuando de pequeño iba a El Sequero, para conocer la obra del germano.

El destino quiso que justo al lado de la galería de arte de Friedhelm aún permanecieran los cimientos de la casa que había construido un vecino muy popular en Fataga de nombre Zacarías. "Aquello era una ruina", recuerda Montull. Sin puertas ni ventanas. Solo montañas de piedras y alguna que otra bolsa de basura que obstaculizaban el paso.

Sin embargo, a Montull le dio por entrar en el inmueble y subir a la terraza. Lo que encontró en las alturas le cautivó: una vista de las cumbres de Tirajana que a día de hoy todavía le sirven de inspiración para crear su obras.

Montull adquirió el inmueble. Lo rehabilitó e incluso mantuvo en sus interior la piedra original de la casa. Con el tiempo se convirtió en su recreo de verano, en su taller de fin de semana y ahora, que ha pasado el tiempo, en una retrospectiva de su obra.

En su interior descansan 150 esculturas. Siete piezas de la serie que confeccionó en honor a la bailarina Isadora Duncan, otras cuatro que elaboró con el ébano que le regaló un alto cargo del Tribunal Supremo de Guinea y un sinfín de cuadros inéditos.

Cada rincón de la casa guarda un secreto. El cabezal de madera de la cama de la habitación principal, por ejemplo, fue tallado por el propio artista en el taller de su padre cuando apenas tenía 12 años. La columna del salón, sin ir más lejos, está sujeta por un busto de curvas femeninas reluciente. El patio interior, cubierto por la sombra de un almendro, está decorado con el "excedente" de algunas de sus exposiciones y las puertas del ropero de la habitación pequeña reflejan sobre acrílico la relación del modelo y el artista.

Ninguna obra está en venta, "solo algún boceto pequeño", pero "nada más". A "estas alturas" de su vida Montull no quiere desprenderse de su legado. Es más, quiere que los demás "lo conozcan, lo disfruten y lo valoren". Le gustaría que esta casa, con todas sus obras dentro, se convirtiera en un museo en el que colegios, vecinos de otros municipios y turistas puedan disfrutar de una exposición que resume toda su trayectoria artística.

La casa, cuyos bienes ya figuran en un inventario realizado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, está abierta al público dos días a la semana, cuando Montull sube al pueblo. Sin embargo, al artista le gustaría que formara parte de la ruta museística de la Isla, pero de manera institucional y no improvisada como hasta ahora. Invita a las administraciones a considerar su propuesta, que permanece sobre la mesa desde la época en la que José Juan Santana gobernaba Tirajana.

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