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La cueva de las cerámicas

"La belleza de la loza castellana también colonizó la Isla", según expertos - El yacimiento de Gáldar destapa los secretos de la alfarería aborigen

La cueva de las cerámicas JUAN CARLOS CASTRO

Las pinturas rupestres constituyen su seña de identidad. Pero, la Cueva Pintada de Gáldar tiene mucho más que ofrecer a los visitantes. El matrimonio formado por la alfarera Inma Navarro y el ceramista Diego Higuera han servido de guías en una visita cultural para que unas 40 personas puedan descubrir el Museo y Parque Arqueológico "con los ojos de quienes trabajan el barro y la arcilla". Los artesanos insisten en que "la colonización también consistió en que los antiguos pobladores renunciaran a su alfarería tradicional por la belleza de la nueva loza castellana".

"La particularidad de la cerámica de Gran Canaria y, concretamente la de Gáldar, es que tiene muchas formas, tipologías y dibujos adaptados a su geometría. Casi todo está pintado, salvo las piezas que van al fuego. Podíamos decir que este es el poblado de la cerámica pintada". Diego Higuera es un apasionado de la alfarería popular, y también es el autor de muchas de las piezas que se exponen en el conjunto más importante de la arqueología de la Isla, descubierto de forma oficial en 1873. En esa colección están presentes sus reproducciones fidedignas del trabajo que realizaban los antiguos pobladores grancanarios, además de servir de muestrario de sus años de aprendizaje con los artesanos más renombrados de Canarias.

"La pintura demuestra que existió una gran evolución en el oficio artístico, con el modelado del barro y las pinturas. Esa decoración aparece en objetos y en las propias casas", explica durante el recorrido junto a su esposa Inma Navarro, que han protagonizado los recorridos guiados por el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada. Esta actividad lúdico-formativa se integra en el ciclo 'Itinerario en primera persona', una iniciativa "que intenta un acercamiento a este yacimiento y equipamiento cultural desde puntos de vistas distintos, estableciendo un diálogo entre el presente y el pasado a través de la experiencia vivida por diferentes profesionales en el citado enclave", según el Cabildo de Gran Canaria.

El matrimonio lleva 30 años trabajando la cerámica popular. Ella nació en la Gomera, y él es valenciano, pero llevan toda una vida en Gran Canaria, donde han bebido de los centros loceros más importantes, tanto en la Isla como en el resto del Archipiélago.

Diego Higueras constata que la alfarería ha sido históricamente una labor femenina en las Islas, con excepciones, en La Atalaya de Santa Brígida y en el Norte. Y como anécdota recuerda una visita a La Gomera en sus comienzos en la que él mismo se convirtió en una rareza para los varones, que se acercaban a la puerta del taller para verlo trabajar con las mujeres, ante la sonrisa de unos y otros, sin que él se percatara por estar inmerso en su faena.

La Cueva Pintada reúne cerámica aborigen y también traída por los conquistadores castellanos, al coexistir ambos pueblos durante años. Según los expertos, la alfarería tradicional fue dejándose de lado porque los aborígenes se maravillaron por la nueva porcelana, muy diferente a la que se trabajaba aquí. No es que fuera mejor, recalca, pero era llamativa. De ahí que hable de que este fue otro proceso paralelo de conquista.

"La colonización también es dejar de hacer las piezas artesanales, tal vez atraídos por una vajilla distinta. Se supone que más avanzada, y pulida para la comida y el ajuar heráldico".

Diego Higueras, que ha llevado su artesanía a los colegios, aboga porque el yacimiento debería llamarse de las 'Cuevas Pintadas y cerámicas pintadas'. Además, el color es precisamente uno de los elementos diferenciadores respecto a otras islas.

"Los europeos y españoles cuando llegaron encontraron un neolítico muy evolucionado, con una jerarquía social marcada, muy organizada y con especialistas en todos los oficios, porque todos los días se hacían objetos de uso cotidiano, como la vestimenta, la cerámica y en las demás labores. Y buena parte de toda es información sobre la sociedad prehispánica se puede recabar en La Cueva Pintada". Y como ejemplo apunta que la universidad de los jóvenes de la época era estar junto a sus padres viendo esas labores cotidianas.

Los ceramistas aborígenes buscaban la arcilla con la que elaboraban las piezas a poco más de un kilómetro del antiguo poblado de la capital Agáldar, según ha podido comprobar el matrimonio por los componentes y el colorido de las piezas. Se trata de arcilla volcánica, con sus particularidades. También apuntan que en el cercano Cenobio de Valerón, en Guía, marcaban cada granero con su heráldica

Inma Navarro y Diego Higuera comparten esa pasión por su trabajo. "Es una cuestión vital tocar el barro cada día". Pero también en los sinsabores que supone romper muchas piezas en ese proceso de aprendizaje. Ambos han realizado trabajos para las colecciones de cerámica de los Departamentos de Prehistoria de las universidades de Las Palmas de Gran Canaria y de La Laguna. Y hace unos años expusieron sus piezas inspiradas en la alfarería canaria y norteafricana en Collioure y Perpiñán.

Actualmente, Diego Higuera compagina su labor como ceramista en Gáldar con la docencia, en el proyecto educativa 'Cerámica Canaria' en el IES Saulo Torón. También Inma Navarro imparte numerosos cursos formativos, tanto para escolares como de formación para personas adultas.

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