No solo los turistas encuentran en Maspalomas el lugar ideal para disfrutar de sus vacaciones. Los perros, fieles compañeros de sus dueños, cuentan desde hace un año en la ciudad sureña con un establecimiento donde la felicidad y el descanso están garantizados. Sara Molina, diplomada en Turismo, regenta en San Fernando un centro de terapia y estética dedicado al cuidado de los más peludos de la familia. Juega con los animales mientras los visitantes se van de excursión por la Isla, les mima con un baño de burbujas y les cambia el look por completo, tras un estudio pormenorizado del perfil genético de cada uno de sus clientes.
A cada raza de perro le corresponde un corte de pelo determinado. Y existen tantos modelos como linajes caninos. "No se trata de raparlos en verano para evitar que sufran las olas de calor de la temporada, sino dejarles un mínimo de dos o tres centímetros de pelaje para protegerlos de los factores externos", advierte la peluquera, quien además se esmera en estilizar la figura de sus huéspedes con "pompones" en las articulaciones o "faldones" en el torso, según las necesidades fisiológicas que presenta cada animal. El uso de "diferentes cepillos", a demanda de los modelos, también juega un papel clave en el acabado final.
Tatuajes caninos
Tras la tijera, comienza realmente lo divertido. Muchos de los clientes de Oh My Dog piden a Molina darle un "matiz de color" a sus mascotas. Para la "cabalgata de carnavales" o el Orgullo Gay, la peluquera se recrea con tintes naturales en cada onda de vello canino. A veces utiliza purpurina, otras gorritos estrafalarios con "mechas multicolor" y hasta en una ocasión para Halloween le dibujó una araña a un Dálmata aprovechando sus manchas naturales.
Sin embargo, el servicio que goza de mayor popularidad en Maspalomas, "por el efecto relajante" que produce en sus usuarios, es el baño de burbujas. Tras 15 minutos de spa los perros salen embelesados y relucientes. Muchos incluso no llegan a terminar la sesión con los ojos abiertos. Una de las bondades de este tratamiento es que, al incorporar "ozono" en el agua, la piel del animal queda impoluta. "Además es un procedimiento que también se puede aplicar a perros con piel sensible", añadió Molina.
Una vez que los animales se recuperan del estado celestial que les ha regalado la bañera de hidromasaje, pasan por la perfumería. Aromas de coco, melón o vainilla, creados especialmente para la especie. La jornada termina con alguna golosina en hocico o la adquisición de algún nuevo "chubasquero, peto vaquero o traje" de la boutique del establecimiento. De estas estanterías han salido algunas de las corbatas que han lucido sus clientes en "fiestas de Fin de Año", desveló Molina.
El 90% de los clientes de esta peluquería canina son extranjeros. Tanto visitantes ocasionales como residentes durante largas temporadas en el Sur. Los alemanes, gran amantes de los animales, son los principales demandantes de este tipo de servicios en San Bartolomé de Tirajana. Desde hace unos meses, según destacó Molina, algunos restaurantes de San Fernando permiten la entrada de perros en sus terrazas. "El vínculo emocional que mantienen los visitantes con sus animales" está generando un "cambio de mentalidad" entre algunos negocios del sector turístico.
