Los trescientos escolares siguieron con interés las experiencias de mujeres en oficios masculinizados. Niños y niñas participaron con diversas preguntas sobre las vivencias y dificultades que han tenido las protagonistas para lograr hacerse un hueco en profesiones dominadas por hombres como conductora de guaguas, policía local, jugadora y entrenadora de fútbol, mecánica, bombera y alcaldesa.
"Hemos querido visibilizar las profesiones que eran masculinizadas y donde las mujeres han tenido que hacer un doble esfuerzo para incorporarse al mundo laboral, indicó la concejala de Igualdad, Olga Cáceres, que destacó la incorporación de mujeres a la Alcaldía.
"Hay la falsa creencia de que ellos pueden funcionar mejor"
A Elena desde niña le "encantaba el trabajo de hombre. Mis amigas jugaban con las muñecas y yo con los ladrones y policías. Decidí ser policía porque me latía en el corazón". Es la primera mujer policía de Santa Lucía. "Decían que no querían mujeres. Me empeñé y lo logré al estar preparada física y mentalmente". "Hay la falsa creencia de que ellos pueden desarrollar mejor las funciones. Pero yo he tenido cierta ventaja en el trato con los demás personas que paro o llamo la atención".
"Nací con un balón entre los pies y me apasiona el fútbol"
Carla es futbolista y ha sido entrenadora del único equipo femenino Achamán Infantil que juega una liga al fútbol 11 con otros 13 equipos masculinos. "Todavía falta por concienciar a la gente. Hay muchos chicos que al final del partido si ganamos no nos quieren saludar como lo hubieran hecho si el ganador fuera un equipo masculino". "Soy también maestra y eso me ha ayudado a la dirección de un equipo. Yo formo en valores y después en fútbol".
Carla lamenta que la gente todavía no vea normal que una mujer juegue y que el fútbol femenino esté menos valorado y pagado que el masculino. "A veces hay comentarios despectivos cuando nos ven jugar a las chicas al fútbol como que las futbolistas son unas machonas o marimachos".
"No te ven capacitada porque creen que no tienes fuerza"
Yolanda siguió los pasos de su padre que era camionero y mecánico. "Al principio no fue sencillo, porque me cerraban las puertas en los talleres porque no era el perfil de fuerza que buscaban. En otro sitio me despidieron porque no tenían vestuario exclusivo para chicas". Yolanda apunta que "la mayor dificultad es que los hombres creen que no tenemos la suficiente fuerza para aflojar un tornillo y se olvidan de que existe la ley de la palanca".
"Hay hombres y mujeres que al verme no suben a la guagua"
"Mi familia me decía que era de hombres, porque se necesitaba fuerza, pero me empeciné y he sido chófer muy a gusto". "Ha habido hombres que si no tienen prisa, e incluso mujeres, que no han tenido confianza al ver que conduzco y se echan atrás y esperan otra guagua". Loli recuerda también cómo una vez alguien dijo "mira a dónde ha llegado el país, mejor se vaya a su casa a fregar calderos". "Pero lo mejor es echarle humor a la vida y seguir luchando", agrega.
