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Valsequillo Cuarta Feria de la Fresa

Valsequillo, fresa y amarillo

El municipio celebra la cuarta feria de su fruta típica entre aficionados de la UD con su atuendo deportivo - La mulitud, pese a las colas, da cuenta de 800 kilos del fruto

Parece ser que las fresas en Valsequillo tienen un sabor tan perfecto y están tan buenas que la mayoría de los presentes en la cuarta feria de esta fruta en el municipio prefieren tomarlas solas. Sin azúcar, sin nata, leche condensada o miel, "con ese toque ácido" como defiende la mayoría. Luego está José Peñate, natural del municipio, que las prefiere como el resto pero siempre con su camisa de la UD puesta. "Al estadio rapidito que el partido comienza a las cuatro", comenta el aficionado junto a su mujer Mónica Castro. Asegurando que no se quiere perder el último juego de su equipo, se declara encantado con la mañana en el pueblo, pero "desesperado por salir" por las colas que se forman. "Aunque no me importa, porque tengo un aparcamiento secreto localizado cerca del estadio que sólo sé yo", añade entre risas. Así, entre el fruto rojo por todas partes y camisas amarillas en cada esquina, transcurrió la jornada de tiempo soleado y colas eternas.

Ancianos, mayores, jóvenes y niños con camisas del color del sol. Se podría pensar que, en lugar de en Valsequillo, la multitud de miles de personas de toda la Isla se encontraba en las inmediaciones del Estadio de Gran Canaria, pero los platos de plástico y cajas cargadas de fresas, los zumos o batidos de la fruta y los postres elaborados sentenciaban la celebración de una de las ferias más esperadas. Para muchos una primera vez, pero no la última, como aseguró Castro, que se declaró una nueva seguidora de la celebración. Eso sí, con su bote de nata cerca porque ella, al contrario que su marido las prefiere con el dulce condimento.

Rosa María Perdomo y María Montesdeoca, amigas y vecinas de Telde, apoyan a Peñate y no cambian el sabor intenso sin alteraciones por nada del mundo. Tal y como lo defienden Inmaculada Alonso y su hijo Javier Hernández frente a la montaña de nata que la pequeña de la familia, Marta Hernández, estaría dispuesta a ponerles encima. Esta familia lleva acudiendo al evento desde hace cuatro años, porque aseguran que "las fresas de Valsequillo son únicas". Además, la progenitora cuenta que "al igual que a Obama le pusieron en África fresas de aquí para comer, nosotros no vamos a ser menos que el presidente". De esta manera, un cinco contra dos que prefieren la soledad de este fruto hecho para el verano.

La seriedad brillaba por su ausencia en el pueblo teñido de color rojo por un día. Desde las once y media de la mañana la jornada se empezó a animar y las colas para degustar o comprar el producto se fueron haciendo interminables. Flor del Aguacate, la empresa que proporcionó los 800 kilos del producto para repartir entre la multitud, asegura que este año ha habido más gente que el pasado y que "están mucho más buenas que en producciones anteriores". En poco más de dos horas, desapareció todo el cargamento en forma de batidos, zumos, helados o enteras con azúcar, nata o miel. Con ello, las colas en el exterior del mercadillo del municipio se esfumaron sin dejar huella.

En el interior, aún permanecieron más tiempo, debido a que los puestos de los diferentes productores para vender cajas repletas de sabor cerraron más tarde. Sin duda, un no parar de ventas incesables y clientes satisfechos. Al entrar a la derecha, el grupo José López Martel llamaba la atención por su decoración de fresas colgadas por todas partes y mesas bañadas de rojo y verde.

Al fondo, Finca La Palma mostraba sus fresones acompañados por flores hechas con sandías o calabazas que también llamaban la atención. Juan Miguel Gil, propietario de esta última, estimaba que habían vendido alrededor de 700 kilos a lo largo de la mañana. Con orgullo explicaba que el negocio familiar, que lleva con su hermano, había sido reconocido por su producción integral. "Llevamos 19 años produciendo así y, al principio, nos decían que estábamos locos", explica Gil con una sonrisa, puesto que utilizan depredadores naturales lejos del uso de químicos, "prueben, para que vean cómo se nota en el sabor", animaba a los transeúntes.

Las fresas de Valsequillo representan el 90% de la producción en Canarias de esta fruta. El cuidado y mimo que le dan los productores se traduce en un sabor intenso y color inmejorable que llega a las casas de miles de familias. Así, Gil anima a consumir productos de la tierra y hace una llamada a las grandes empresas del Archipiélago para impulsarlos. "Los costes de producción aquí son mayores que en Península, estamos en desventaja y necesitamos esta ayuda", determina, asegurando que se está ante "la mejor calidad, un sabor exquisito y cuidados bajo el mejor sol y un perfecto microclima del municipio".

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