L a pérdida de recursos económicos en el mundo por no cuidar la biodiversidad se eleva a 50.000 millones de euros, y está claro, apuntó, ayer el catedrático de Economía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Carmelo León, en las Jornadas de Biodiversidad y Especies Invasoras, que "en Canarias no se ha hecho bien".

"Esto tenía que ser una fortaleza, tenemos plagas por todos sitios, aquí no tendría que entrar nada, como sucede en otros lugares con una biodiversidad no tan rica", sentenció este catedrático en el salón de actos de la Facultad del Formación del Profesorado.

El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, recordó en la inauguración que la propuesta de un nuevo modelo económico del Cabildo incluye la defensa de los paisajes, un objetivo rico y complejo porque tiene que combinar la defensa de la biodiversidad con el freno a las especies invasoras, cuya llegada a las islas de la mano del hombre conllevó ciencia cierta la extinción de especies de las que no se tienen vestigios ni constancia.

Poco debate

Pero para lograr avanza r hay que ahondar en el conocimiento sin rehuir el debate, apuntó Morales, quien hizo referencia a la controversia generada en abril por el control de cabras, momento en el que hubo "mucho ruido y poco debate".

El consejero de Medio Ambiente del Cabildo, Juan Manuel Brito, apuntó que para generar un debate de calidad y que la toma de decisiones pueda ser sólida es preciso ahondar en el conocimiento de esa "palabreja" de la que depende la humanidad y no ocultó que las jornadas surgieron de la controversia por la erradicación de cabras, pero aseguró que solo serán las primeras de una serie de convocatorias encaminadas a analizar los problemas del medio natural isleño.

Canarias es el refugio de plantas que se perdieron en el continente y es tan abundante, con una concentración casi sin precedente, como frágil, un auténtico santuario cuya necesidad de protección tampoco es nueva, ya los griegos, estandartes del respeto a la naturaleza, "aniquilaban las amenazas de la biodiversidad" e impedían que las cabras acabaran con sus olivos a pesar de considerarlo un animal sagrado, recordó el director del Jardín Canario, Juli Caujapé.