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Medio Ambiente Jornadas sobre Biodiversidad y Especies Invasoras

Animalistas y técnicos se enfrentan por la matanza de cabras salvajes

Un biologo asegura que ha existido un excesivo bombardeo sobre los efectos perniciosos de estos animales en Gran Canaria - "La escopeta debe ser el último recurso y solo debe utilizarse en una situación insostenible"

Álvaro Monzón, Pedro Toledo, Anouar, Ahmed, Juan Capote, Kahina Santana y Aurelio Martin aye en el salón de actos de la Escuela del Profesorado JOSE CARLOS GUERRA

Respetar la vida de las cabras salvajes que conviven en espacios naturales de Gran Canaria como Inagua, Guguy, o Tamadaba, o matarlas a tiros porque hacen daño a la biodiversidad. Animalistas, un veterinario, profesores universitarios, y una socióloga, expresaron ayer sus discrepancias sobre el control y la eliminación de este ganado asilvestrado. En el debate que se desarolló ayer en el salón de actos de la Escuela del Profesorado, dentro de las jornadas sobre 'Biodiversidad y Especies Invasoras en Canarias', organizadas por el Cabildo grancanario, las posturas de los ponentes y del público, que además de numeroso fue muy participativo, estuvieron muy enfrentadas.

"La escopeta debe ser el último recurso y solo debe utilizarse ante una situación insostenible con las cabras" sentenció Álvaro Monzón, escritor y miembro destacado del colectivo Turcón, que fue el encargado de abrir el debate, que moderó el asesor de la Consejería de Medio Ambiente, Anouar Ahmed. Explicó que los ecologistas pertenecen al movimiento pacifista y cuando se plantean la defensa de la naturaleza y la biodiversidad "anteponen la vida frente a la muerte". Este ecologista apuntó además, que en ocasiones este ganado que está por el monte tiene dueño, por lo que añadió que en estos casos hay que hacer valer el Código Penal, que contempla que "hay que tratar con ética a los animales".

"No hay que matar a las cabras, hay que dejarlas en su hábitat" enfatizó Pedro Toledo, miembro de la Plataforma SOS Cabras. Tras explicar comosurge este movimiento social, que se funda el pasado mes de abril, justo raíz de conocerse las matanzas que ha llevado a cabo la Consejería de Medio Ambiente en los espacios naturales protegidos de la Isla, cuyas denuncias dió pie a que se paralizaran, manifestó que hicieron ver al Cabildo que "se estaba cometiendo un crimen con unos animales de los que tanto ha dependido la vida de los aborígenes, y que siempre han tenido un sitio en el patio o en la azotea de muchas casas, pues gracias a ello, en los años de la posguerra muchos a canarios pudieron subsisitir".

Rechazó Toledo que estas especies asilvestradas arrasen con toda la vegetación que se encuentran por delante, aunque admitió que algo comen, recalcó que "no es cierto que no dejen nada a su paso". Añadió que cuando se ha suscitado este debate "parece que se estaba hablando de un ejército que nos va a matar". Cuestionó también que cómo se puede entender que en Gran Canaria se quiera extinguir a estos animales cuando en el resto del mundo se potencia el consumo de su carne y su leche.

"Además, destacó que estos ejemplares forman parte del patrimonio genético que hay que conservar, y recordó que fueron sagaradas para los griegos y los egipcios, por lo que, apostilló que no se puede entender que en el siglo XXI las querramos eliminar. ¿Cómo vamos a matar a las cabras?" concluyó Toledo, pregunta que despertó los aplausos de los asistentes a este debate.

Tras unos primeros ponentes animalistas, fue Juan Capote, veterinario del Instituto Canario de Investigación Agraria (ICIA), el encargado de poner el dedo en la llaga a esta polémica. "A las cabras les debo mucho, me gustan mucho pero me interesa más el ser humano" destacó. Y fue muy claro cuando afirmó que "con las apañadas el animal sufre más que con un tiro, y también hay que ver donde se colocan esos animales que no quieren no los ganaderos".

Nada más dejar clara su postura en esta discusión sobre la erradicación es esta especie, desmintió que los ejemplares guaniles pertenezcan a la misma raza de las que convivían con los aborígenes. A este respecto, dijo que en Canarias hay reconocidas tres razas: la majorera, la palmera y la de Tenerife, y aclaró que el hecho de que no haya ninguna de Gran Canaria se debe a que "los majoreros se lo trabajaron más" y al final quedó bautizada como "cabra majorera". Asimismo, aseguró que todas las cabras aborígenes y todas las canarias, excepto la majorera que tiene un aporte genético posterior de las cabras de azotea, que a su vez eran tenían conexión con los ejemplares europeos que se traían a las Islas desde Holanda, y que llamaban entonces cabras mochas y las traían los comodoros que iban con el tomate.

Para la socióloga de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Kahina Santana, esta controversia sobre la interpretación de la naturaleza entre los científicos y los colectivos sociales es algo obvio porque "no hay una única verdad sobre las cosas". Abogó la socióloga por la importancia de extender este debate puesto que a su juicio es la única forma de conocer las diversas posturas que se pueden tomar para resolver la problemática de las cabras. Con todo, dió por hecho que surjan las discusiones porque "no todos entendemos igual la naturaleza".

Kahina Santana dijo que han habido tres paradigmas en la relación del ser humano con la naturaleza: una en la que el ser humano está por encima y tiene derecho a explotarla, que entra en crisis, y da pie al segundo, en el que el ser humano es algo aparte; y el momento actual, en el que el hombre es parte de la naturaleza.

Mientras, Aurelio Gil, profesor de Zoología de la Universidad de La Laguna, asintió en que se puede tratar de una cuestión de educación ambiental y puso como ejemplo que si cogía un baifo y le cortaba el cogote, como los aborígenes, se puede entender que mantiene la tradición, pero a muchos no les gustaría la escena por los balidos del animal . Aún así, dejó claro que está convencidoque las cabras hacen a la biodiversidad. "Lo podrán compartir o no, pero lo entiendo así" recalcó. Este ponente se tomó la molestia de distribuir entre los asistentes varias copias del estudio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en la que se enumeran las cien peores especies invasoras, entre las que se incluyen muchas de las que hay en las Islas.

"Las cabras deben ser valoradas como una especie ganadera, y jamás he oido a los biólogos decir lo contrario. Las cabras son para ordenarlas para hacer quesos" remarcó. Por contra, apuntó que los ejemplares de este ganado silvestre no solo se comen todas las plantas, sino que hasta las arrancan de raíz, y hay que pensar en que esas especies pueden llegar a curar enfermedades y por ello, la industria farmaceútica va a Centroamérica o Surámerica para sacar rentabilidad a la biodiversidad.

Entre las intervenciones de los asistentes hubo desde críticas hasta consejos. Así un biólogo, ya jubilado, consideró que "ha habido un excesivo bombardeo sobre los efectos perniciosos de las cabras salvajes". Echó en falta este ciudadano que se haya dado voz a otras opiniones, como ha ocurriido en estasjornadas, y reclamó al Cabildo que emple alternaivas a la matanza y no deje que se le acumulen tantos ejemplares en los macizos.

También hubo quien preguntó por otras alternativas a los disparos, e incluso que resulten viables, dado que Gustavo Viera, biólogo de Gesplan, había advertido de los riegos laborales que supone para una empresa pública llevar a trabajadores a los montes para coger vivas a las cabras, ya que en este intento han fallecido hasta pastores. Se reclamó también más información por parte del Cabildo sobre la erradicación de este ganado.

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