Sabrina Melián tiene 10 años pero en una mañana parece que los ha vivido todos. Desde que llegó a la Granja Experimental de Arucas, junto a una parranda de otros 599 chiquillos de una decena de centros escolares de toda la isla, Sabrina se ha dedicado a mariscar en todos los puestos y atracciones que el Cabildo les dedica con motivo de las jornadas escolares previas al concurso de ganado que se celebra allí este fin de semana.
La pequeña Melián se endilgó nada más llegar unas "tartitas de melocotón, y luego me fui a plantar lechugas. Después a regar macetas y a echarles estiércol". Terminada la parte siembra, pasó a la lúdica, "con un juego de olores para oler el hierbahuerto, la caña limón, el romero y un montón de cosas", según repasa contando con los dedos y mirando de reojoa la línea de transporte con salida regular desde el pabellón principal montada con un par de vacas conectadas a un arrastre. Allá se fue a hacer cola para darse un viaje.
Como Sabrina, la gran tonga escolar que se dio cita ayer en las instalaciones vivió ayer la que era la más completa de las 14 ediciones que se lleva celebrando, y que incluía desde dos cochinos al horno con sal que volaron literalmente de las bandejas, a talleres de todo pelaje, como el que enseñaba cómo convertir un melón en un barco pirata o una naranja con cerezas en un corsario con moña de cilantro.
Pero de mayor novelería aún era la sección fauna, con caballos de varias razas, como la apaloosa, el cuarto de milla, un mestizo pura sangre inglés y un anglo árabe, parientes de otros tantos burros majoreros, estos últimos también con servicios de taxi para la escolaridad. María Confort, de once años, "yo nací aquí pero mis padres en África", se lo pasaba pipa con los cerdos y las cabras, principalmente, "todos muy chulos", pero lo que más le priva no es ni de ordeño, leche o filete. "A mí lo que creo que me gusta son las serpientes".
Aunque no todo eran raleras. También habían pequeños reivindicativos con otra visión del asunto. Como Antonio Domínguez, delante d e una yunta en arrastre quejándose de que las dos vacas atadas por narigones y maromas las habían convertido "en un carro y yo creo que deben estar en libertad saltando por ahí, como la ballena que vi una vez en Maspalomas soltando un chorro con agua".
Justo en ese momento ballena aparecía por detrás el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, acompañado del consejero insular del sector primario, Miguel Hidalgo, y tras ellos el alcalde de Arucas, Juan Jesús Facundo y el director general del área del Gobierno de Canarias, César Martín Pérez, todos ellos con ánimo de inaugurar pero, sobre todo, de presentar la que se viene encima estos próximos sábado y domingo.
Morales destacaba, antes de ser agraciado con ropa de faena, que en la presente convocatoria por fin se recupera el concurso de ganado selecto, que por falta de presupuestos llevaba congelado varias ediciones. Porque el certamen, vino a explicar Morales, no solo es bueno "para fomentar la participación", sino también "crear competencia" entre los ganaderos y así mejorar aún más la cabaña insular. Con ese fin se han destinado 12.500 euros en premios.
Una cabaña que, en el caso de Gran Canaria, como puntualizó Hidalgo, es la más representativa por número de cabezas de todo el Archipiélago, un hecho que a su criterio tiene que reflejarse en una celebración proporcional, de ahí los 7.000 metros de superficie acondicionada en la Granja para la fiesta; las 80 personas implicadas en su organización; las 1.200 plazas de aparcamiento; o los bonos descuentos que ofrece Global para esos días.
El programa comenzará a las diez de la mañana del sábado y el público podrá pararse ante 124 puestos, "de ayuntamientos, empresas y productores del sector primario, como suministros y maquinaria agrícola, alimentación y artesanía, ya que el objetivo", subraya Miguel Hidalgo, "es impulsar los valores del sector primario".
Pero si ya puestos habrán a mansalva, lo que no se queda atrás es el número de animales, que se espera se acerque al millar con lo más presumido del ganado vacuno, caprino, ovino y caballar, con todo lo que ello implica en trasquiladas, como las que pudieron ya ver ayer, o el ordeño, que también tendrá concurso propio con galardones a las ubres más generosas.
