"España es uno de los países con mayor producción de vino en el mundo y, sin embargo, no somos capaces de ofrecer el producto a los turistas que nos visitan". El propietario de Hoteles López, Lorenzo López, tras 40 años de experiencia en el sector turístico de Playa del Inglés, apuesta por fomentar el consumo de caldos y embutidos locales entre los turistas ante la "excesiva" oferta gastronómica internacional que promociona la urbanización. El empresario, quien acaba de adquirir el 70% de los 189 unidades que componen el Aparthotel Playa del Inglés por un desembolso de siete millones de euros, planea convertir la antigua discoteca La Bamba en una bodega. El local, anclado en el complejo extrahotelero, forma parte del proyecto de renovación que el grupo ejecuta en el edificio.
El proceso de globalización en el que está sumergido desde hace más de cuatro décadas Playa del Inglés ha dejado poco protagonismo a las delicatessen propias de la tierra. Los turistas que desean probar y adquirir los vinos y quesos de Gran Canaria se desplazan por regla general a la zona de medianías de San Bartolomé de Tirajana, Tunte o Fataga, o a otras localidades vecinas. En la costa las variedades autóctonas se ha convertido casi en una "especie en vías de extinción".
Con una parra en el jardín
Es por ello por lo que el gallego Lorenzo López, dueño de más de 3.000 camas turísticas en la provincia de Las Palmas, se ha embarcado en un proyecto que se presenta cuando menos innovador en la oferta complementaria que brinda Maspalomas a sus visitantes.
La antigua discoteca La Bamba, un local emblemático en las noches del Sur durante la década de los 90, se convertirá en los próximos meses en una bodega al más estilo rupestre.
El local, que ha recibido varios nombres a lo largo de su trayectoria, cuenta con una ubicación privilegiada -aledaña al centro comercial Plaza de Maspalomas- para atraer a nuevos clientes.
López prevé transformar los 900 metros cuadrados que integran el establecimiento, cerrado ya desde hace siete años, en un nuevo espacio renovado pero "tradicional" a la vez. A las bóvedas de madera y al ladrillo se sumarán los barriles y los utensilios propios de la cultura vitícola. Sin embargo, uno de los principales encantos de la bodega no se esconderá precisamente en su interior, sino en el patio central del complejo de apartamentos al que pertenece este local a pie de calle. En los jardines del edificio, a los que los clientes accederán a través de un ascensor, López proyecta plantar una parra como "muestra" de la vid en estado natural.
A esta joya de la corona le acompañará una carta con las distintas denominaciones de origen que atesora España. "Desde las canarias hasta las catalanas, que hasta que no se independicen continuarán siendo españolas", bromeó López mientras supervisaba a una cuadrilla de obreros en el edificio de apartamentos.
"La idea" es completar la experiencia vinícola con una oferta de tapas con jamón, queso y papas arrugadas entre otros manjares. De la mano de un enólogo se impartirán, además, catas y jornadas comentadas.
Aunque el empresario aún espera por la autorización municipal para comenzar las obras, López prevé culminar el proyecto a finales de año.
La actuación forma parte del proceso de renovación integral que experimentará el edificio durante los meses de verano. La cadena hotelera convertirá el inmueble de tres llaves en un hotel de cuatro estrellas que pasará a llamarse Suites Hotel Playa del Inglés.
La construcción de este edificio de ocho plantas data de 1968. Durante este tiempo pocas han sido las reformas que se han llevado a cabo en sus instalaciones debido, entre otras cuestiones, a la "falta de consenso" entre los propietarios de los apartamentos. Ahora que Hoteles López ha comprado el 70% de la propiedad (146 unidades) y asume el coste de la inversión por completo, la infraestructura mejorará la calidad de sus servicios.
En los últimos años el deterioro que presentaba el complejo había provocado que la cotización de algunas de sus habitaciones no superara los 20 euros por noche.
