Arantxa Amoedo Martínez ha sido declarada culpable de asesinar a su pareja Jordi Burón Porcar en la casa que ambos compartían en Arinaga. Un jurado popular consideró probado que la acusada, entre los días 21 y 22 de junio, clavó, de manera sorpresiva, un cuchillo de cocina en el corazón de la víctima cuando se encontraba tumbada en la cama del dormitorio principal, lo que acabó con su vida por un fallo cardiaco agudo. La acusación particular solicitó al juez una condena de 20 años por asesinato. La fiscal, por su parte, rebajó esta petición en un año al considerar que Arantxa Amoedo se entregó el 13 de julio a dos agentes de la Policía Nacional después confesar el crimen a sus familiares. La defensa pidió al juez una reclusión de siete años y seis meses. Además, la fiscal y la acusación solicitaron una retribución por responsabilidad civil valorada en 190.000 euros y que debe recibir el padre de la víctima.

El jurado popular, formado por nueve personas y dos suplentes, desestimó ayer los hechos presentados por la defensa tras dos días de deliberación. Estos dictaminan que no se puede probar un estado etílico en la víctima, según el informe sobre el contenido estomacal, ni tampoco una disputa previa o un intento de violación y, por lo tanto, una actuación en defensa propia, ya que la acusada no presentaba heridas según aparece en el informe pericial y forense de la investigación médica. Por último, la defensa solicitaba como atenuante un estado alterado de sus capacidades volitivas e intelectuales al sufrir un trastorno mixto de la personalidad, límite y disocial, junto a un trastorno de ansiedad generalizado, lo que pudo potenciar su inestabilidad emocional y su estado anímico. En este punto, el jurado reconoció como probado que Arantxa padecía en ese momento una ligera alteración de su estado psicológico, pero este no anulaba totalmente sus facultades cognoscitivas ni su voluntad por lo que estaba capacitada para controlar sus impulsos y poseía la aptitud de hacer frente de modo competente a los conflictos que experimentaba.

La lectura de los hechos, realizada ayer en la Sección Primera de la Audiencia de Las Palmas, reflejó un interés económico, por parte de Arantxa Amoedo, de 26 años, en el inicio de una relación de pareja que se inició en Barcelona para trasladarse a Gran Canaria en el mes de Mayo de 2013. Jordi Burón, de 45 años de edad, cobraba una pensión mensual de 880 euros por una invalidez permanente, era propietario de cinco pisos en Berga, provincia de Barcelona -de cuatro poseía el 50% de la propiedad- y un inmueble en Puerto Rico. Además, tenía inscrito en el registro de patentes un filtro de combustible que había cedido para su explotación. Sin embargo, el estado de los pisos era ruinoso y los ingresos de la pareja, sin aportaciones por parte de Arantxa Amoedo -que contaba con dos tarjetas de crédito que su pareja puso a su disposición- reflejaban un estado crítico en el momento del asesinato.

La relación conyugal, según los hechos en el veredicto, era abierta ya que ambos habían pactado relaciones con terceras personas. La defensa alegó que la relación se volvió insostenible por sus respectivas tendencias sexuales. El jurado descartó este punto al no existir pruebas documentales que lo probaran. Sí recogen como cierto que tras el asesinato, Amoedo ocultó el cadáver en el garaje de la vivienda durante 22 días.