"Espero que se pudra en la cárcel por lo que hizo". La madre del niño que supuestamente sufrió en el año 2012 una agresión sexual por parte de Antonio Ojeda, Juan el Rubio, por la que permanece en prisión preventiva en Cádiz a la espera del juicio en noviembre, compartió muchas de las sensaciones de impotencia que ha vivido estos años la madre de Yéremi Vargas, ya que ella también tuvo que esperar tres años hasta que se registró la detención del supuesto autor. Ahora espera que se haga justicia, y reconoce que el niño, que entonces tenía nueve años, sigue sin recuperarse completamente de aquella imborrable experiencia.

Yéremi Vargas no es el único niño que puede haber sido víctima del aberrante comportamiento sexual con menores que pudo haber tenido en estos años el Rubio, el principal sospechoso de su desaparición, si se confirman las sospechas de la Guardia Civil.

La otra víctima es un niño que ahora cuenta con 13 años de edad, y que tuvo la mala fortuna de pasar ante lo ojo del chatarrero de 56 años de edad, con un pasado muy oscuro por violencia y con antecedentes sexuales. Y, a su vez, de confiarse de este individuo cuando le engatusó con el ofrecimiento de una bicicleta, tal y como publicó desde un primer momento este periódico.

La madre recordó ayer a distintos medios aquellos días posteriores a la agresión sexual de su hijo, en los que el niño cambió su comportamiento. Según recoge también la denuncia, el pequeño dejó de comer y de dormir como lo hacía habitualmente, siendo visibles las ojeras por no descansar. Y, a su vez , pasó a mantener una actitud rara y distante, tal y como lo describió su madre.

A pesar de todo, mantuvo en secreto su profunda pena. No sería hasta después de un par de semanas cuando empezó a hablar con amigos de lo sucedido, llegando lo a los oídos de la familia. "Llorando lo contó todo", recordó la madre.

Una inspección médica reafirmó que todavía tenía marcas de dedos grabadas en su cadera.

La familia tuvo que esperar con paciencia que el Rubio fuera detenido el año pasado como supuesto autor de esta agresión sexual, por la que se enfrenta a una condena de 13 años de cárcel si se confirman los hechos en el juicio que tendrá lugar en la Audiencia Provincial de Las Palmas en noviembre.

Que no quede impune

"Que se pudra en la cárcel", llegó a manifestar ayer la madre en Televisión Canaria, reconociendo que durante tres años luchó para que la agresión sexual no quedara impune.

El niño se encontraba jugando en unas canchas infantiles y deportivas situadas junto al domicilio familiar, en el barrio de El Doctoral, en Santa Lucía de Tirajana. Pasaban las tres de la tarde del 19 de julio 2012. Y, aprovechando la ausencia de personas que lo protegieran, el supuesto autor de los hechos entabló conversación con él, ofreciéndole una bicicleta si se acercaba a su casa.

El pequeño aceptó esa oferta, ya que según la madre hacía tiempo que quería una. La chabola estaba en el barranco de Tirajana, a unos tres minutos andando del lugar.

"Lo llevó por la carretera, y bajó por la escalera, pero se asustó y lo llevó a rastras", relata la madre, que señala que el niño no pudo escaparse, pese a que se asustó.

Una vez en la infravivienda, "le cogió un brazo con fuerza, le ató las manos, y lo sentó sobre él en una silla e hizo lo que quiso", según su relato, sufriendo una penetración tras bajarle los pantalones.

"Está pensativo y triste, no se ha recuperado de eso", añadió la madre en Antena 3, mostrando la rabia contenida por los daños causados en su hijo, que todavía sigue sin repuesto de aquellos momentos de su vida.

Antonio Ojeda se encuentra preso por estos hechos desde el 14 de marzo del año pasado. Y desde un primer momento fue enviado a la Península, precisamente para no entorpecer ambas investigaciones.

La supuesta agresión sexual tuvo lugar a unos seis kilómetros de distancia y a unos diez minutos en coche del lugar en el que fue raptado Yéremi Vargas. Esta es una de las razones por las cuales se ha vinculado ambos casos. Y también en ambos casos los menores estaban jugando cuando fueron abordados.

Antonio Ojeda fue interrogado esta semana por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil por el caso de Yéremi Vargas, bajo los cargos de detención ilegal, secuestro y homicidio.

Pero, hasta el momento se desconoce que haya reconocido su participación, si bien en más de una ocasión se ha vanagloriado en la calle y dentro de prisión de conocer detalles de lo sucedido con el niño de Vecindario, del que no se sabe nada desde que desapareciera hace nueve años de un solar junto a la vivienda familiar.

Además de la coincidencia de ambos hechos y de tratar de hacerse pasar por testigo, también las sospechas de los investigadores se centran en el Rubio porque poseía un Renault 5 de color banco, como el que fue visto en el lugar donde desapareció el niño. Incluso, usaba una gorra similar a la que algunos testigos señalan con el dedo como posible autor. Entre un caso y otro transcurrieron cinco años.

La chabola en la que acaeció la agresión sexual está situada en el barranco de Tirajana, junto a la autopista del Sur y cerca de El Doctoral, en una manzana de fincas agrícolas y con animales y algunas chabolas. El inquilino apenas se cuidaba de su mantenimiento. Y, tal y como llegó a mostrar en una entrevista, disponía de dos pistolas colgadas en la pared boca abajo y casi paralelas, mientras a su lado se encontraba un radiocasete infantil.

De momento, mientras se celebra este juicio, la familia de Yéremi Vargas espera cerrar tantos años de penalidades con la localización del cuerpo, del que no se sabe todavía nada.