"Ya que me van a meter en la cárcel, que me metan ya"; "apunten bien estas escopetas (colgadas en la pared de su chabola), ¿con estas fue con las que se secuestró" a Yeremi Vargas. Juan el Rubio, el principal sospechoso del secuestro del niño, llegó a lanzar estas expresiones el año pasado cuando un equipo de Antena 3 le entrevistó en el barranco de Tirajana, en Santa Lucía, tras presentarse como testigo ante la Guardia Civil, llegando a involucrar a una tía del menor.

Las declaraciones inesperadas a la televisión de El Rubio pueden haber sido claves en la resolución de este caso, que tiene en vilo a toda Gran Canaria desde el año 2007, y que llevaron a decenas de personas a peinar buena parte de la Isla en busca de Yeremi. Las pistas de los investigadores han sido muchas, pero siempre se han chocado con una pared a la hora de encontrar al responsable. Pero, en esta ocasión, el ahora detenido reconocía tener un coche semejante al que se colocó en las inmediaciones del rapto, tenía una apariencia física y una gorra que podían haber visto testigos, se movía en las inmediaciones del lugar de los hechos y, a su vez, contaba con un historial delictivo en el que la Guarida Civil iba a ahondar, involucrándolo también en otra agresión sexual acaecida en 2012 en la misma zona en la que luego fijó su residencia.

El chatarrero enseñó su chabola de apenas 10 metros cuadrados, que hoy está abandonada con palés y otros restos de madera en su interior, y que mostraba un aspecto de abandono y dejadez. Allí es donde, según vecinos, pudo cometer la agresión sexual a otro menor cometido hace cuatro años, y que puede tener vínculos con el caso de Yeremi.

El investigado se mostró inicialmente sorprendido, pero no dudó en colaborar, mientras se levantaba ligeramente la gorra. Y lo primero que manifestó fue: "Ya que me van a meter en la cárcel, que me metan ya".

En el interior de su infravivienda se encontraban en medio del caos una cinta aislante, papeles y otros objetos que pueden ser cruciales para los expertos.

En esa descripción, el propietario no ocultó dos escopetas, que estaban muy bien colocadas en la pared, muy cerca y paralelas entre sí, donde también se podía ver un radiocasete infantil de varios colores. "¿Con estas fue con las que se secuestró" a Yeremi Vargas?, llegó a manifestar.

El Rubio se convertía en protagonista tras presentar una denuncia. Y en esas mismas manifestaciones a un medio nacional acusaba a la tía de Yeremi Vargas. En su descripción sobre ese encuentro habló de que venía recogiendo chatarra y se encontró varios coches y a una chica, tirando del niño, lo metió dentro y arrancó. Y que ese mismo vehículo lo había visto antes cerca de un invernadero, donde estaba el niño llorando. Y que el joven que la acompañaba había entrado en una finca, que pertenece al Cabildo, donde hay un pozo. Pero los investigadores no hallaron nada de interés dentro.

El sospechoso, de 56 años, permanece ahora aislado en una cárcel de Cádiz, para evitar agresiones de otros reclusos.