Sábado, 10 de marzo de 2007, 13.30 horas. Yeremi José Vargas Suárez, de siete años de edad, juega con dos primos en un solar situado entre las calles Hondura y Perú, a escasos metros de su vivienda familiar en el barrio de Llanos del Polvo, en Vecindario. En un momento dado, se cree que se subió a un coche blanco. Nada más se supo del menor desde entonces.

Cinco años después ocurre una escena similar. Jueves, 19 de julio de 2012, entre las 15.00 y las 18.00 horas. Un niño de nueve años está junto a otros chiquillos echando un partido de fútbol en unas canchas de El Doctoral, a 3,5 kilómetros de la casa de Yeremi. Un hombre se acerca a él, entabla conversación y le convida a acompañarle a su chabola si quiere que le dé una bicicleta. Dentro de la infravivienda, supuestamente, sufrió una agresión sexual con penetración. La madre del pequeño denunció lo ocurrido, aunque su versión no fue creíble. El juez decide archivar lo ocurrido.

Marzo de 2015. La Guardia Civil busca por todos los medios alguna pista nueva que le ayude a esclarecer de una vez por toda la desaparición de Yeremi Vargas. Las indagaciones le llevan a un hombre: Antonio Ojeda Bordón, un chatarrero de 55 años que reside en un chamizo de El Doctoral y que es conocido como Juan el Rubio. Cuenta con numerosos antecedentes policiales, aunque los que hace saltar las alarmas son dos datos. Seis meses después de la última vez que se vio a Yeremi, acudió al cuartel de Vecindario a asegurar que aquel sábado de marzo de 2007 estaba en las proximidades de la casa y vio al pequeño junto a una mujer. Estas declaraciones las repite a vecinos de la zona, pero nadie le da importancia. Su nombre vuelve a aparecer en una segunda pista que conduce al verano de 2012, cuando la madre de un niño denuncia que un señor había abusado sexualmente de su hijo. Ese señor es Antonio Ojeda Bordón.

Con esas dos coincidencias, los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de Madrid comienzan a trabajar para tratar de atar cabos. Reabren la agresión sexual de 2012. Numerosos testigos, hasta 14 según el escrito de acusación que la fiscal Marisol Vidal ha presentado ante la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas, declaran. Y con estos testimonios, unido a los análisis médicos y psicológicos realizados por los médicos forenses, consiguen cerrar la investigación. Todo apunta a Juan el Rubio, por lo que proceden a su detención. El juez titular del Juzgado de Instrucción número 1 de San Bartolomé de Tirajana le toma declaración y le envía a prisión provisional por un presunto delito de agresión sexual.

Esta es la principal prueba con la que trabaja la Guardia Civil y que motivó que el pasado martes imputaran a Ojeda por un delito de detención ilegal y homicidio por secuestrar a Yeremi Vargas y acabar con su vida. Y es que desde aquel mes de marzo de 2015, la investigación se ha centrado completamente en la figura de este chatarrero, del que se piensa que fue quien se llevó al pequeño a la fuerza y acabó con todo atisbo de pruebas. ¿Por qué? Las fuentes consultadas apuntan a que el modus operandi que supuestamente utilizó en 2012 es idéntico al que se piensa que usó con Yeremi hace nueve años.

En el último año, el equipo encargado del caso empieza a recopilar más pistas. Estas mismas fuentes aseguran queen este tiempo acuden a un antiguo puesto de trabajo del ahora encarcelado, donde vivía en un pequeño cuarto de unos invernaderos, para recopilar información. Allí y en otro punto del sureste de Gran Canaria, los encargados de las pesquisas comienzan a rastrear con la esperanza de encontrar algún resto del niño.

La batida acaba sin éxito. No hay rastro alguno de Yeremi. También se recogen muestras de ADN en la chabola donde presuntamente cometió la agresión sexual y en su vehículo, aunque, por ahora, las fuentes han precisado que no se han encontrado restos biológicos del pequeño.

Entre tanto, Antonio Ojeda se encuentra encarcelado en el Salto del Negro, pero su vinculación con un caso de violación de un menor genera la animadversión del resto de presidiarios, que quieren hacer valer el código carcelero por el que se pena a aquellos a los que se acusan de delitos contra niños. Esto motivó que se le aplicara el artículo 75.2 del régimen penitenciario por el que el interno por iniciativa propia o por decisión del director penitenciario solicita que se adopten medidas para salvaguardar su vida o integridad física. Es por ello por lo que Instituciones Penitenciaria decide trasladarlo hasta la Península.

En la actualidad permanece recluso en la prisión de Botafuego en Algeciras hasta que se decida su traslado hasta Gran Canaria para ser juzgado el próximo 9 de noviembre por el abuso sexual de 2012. En la cárcel gaditana sufre las represalias de otros reos. Los presos incluso llegan a organizarse para apalearlo, lo que motiva que los funcionarios mantengan una vigilancia continúa sobre El Rubio.

Para afianzar su vinculación con el caso Yeremi, los investigadores hacen el pasado mes de marzo un llamamiento a la sociedad. Aparcan la línea de investigación relacionada con un Opel Corsa GSI blanco e inician otra nueva en la que relaciona con los hechos la aparición de Renault 5 blanco. El por qué es evidente: Ojeda tenía en propiedad un coche de esa marca y ese modelo en marzo de 2007.

La intención de los agentes es tratar de conseguir más testimonios. Y lo logran. Más de 60 llamadas sonaron en las oficinas del Instituto Armado, cuyos profesionales establecen que 11 de ellas contienen información de interés para la investigación. Como reseñaba una nota de empresa emitida por el cuerpo de seguridad estatal, algunas de ellas apuntan a un hombre de entre 30 y 40 años de edad que lleva una gorra de béisbol. La descripción coincide en parte con una grabación que un equipo de Antena 3 Televisión realizó al ahora apresado el primer trimestre del año pasado, justo antes de ser arrestado. En ella se resguarda del sol con una gorra desgastada de color verde. Las piezas del puzzle van encajando. Todos los indicios apuntan a Antonio Ojeda, aunque falta aún una confesión del crimen.

Y esta se produce, según las fuentes, en la prisión de Algeciras, donde reconoce a otros reos su implicación en el caso aunque no hace lo mismo ante los componentes del UCO que el pasado martes acuden al centro penitenciario para informarle de que es investigado -figura que antes se conocía como imputado- por dos delitos: detención ilegal y homicidio de Yeremi Vargas. Su imagen aparece al día siguiente en todos los medios de comunicación. Con ello los testimonios aumentan. Aunque aún falta una de las claves: amarrar la confesión ante los agentes encargados de la investigación o el juez ante la evidencia de las pruebas conseguidas y tratar de encontrar algo que demuestre que acabó con la vida de Yeremi Vargas.

Con este objetivo, los agentes volverán a retomar la búsqueda del niño en los pozos del Sureste de Gran Canaria. Fuentes cercanas a la investigación aseguraron que la Guardia Civil tiene previsto introducirse en dos fosos situados cerca de la casa donde vivía El Rubio en marzo de 2007, situada a escasos metros de la vivienda de Yeremi Vargas, tal y como se hizo días después de la desaparición.

Esta es la última pieza que falta por cerrar a un caso en el que los investigadores no han cesado de trabajar desde aquel 10 de marzo de 2007, día en el que comenzó una pesadilla para una familia de Vecindario que dura ya 9 años, 2 meses y 24 días.