El Ayuntamiento de Santa Brígida es el único de Canarias que participa en el desarrollo de la moneda social 'demos', una alternativa económica y social que permite a los que no disponen de dinero comerciar productos y servicios para poder comprar y vender todo aquello que los demás usuarios quieran.

Esta iniciativa comenzó en la pasada legislatura, concretamente en 2013, y hoy día sitúa a este municipio como avanzadilla de la moneda social al asumir la central de abastecimientos que da soporte a Mercademos.

El crecimiento del mercado en la isla es imparable y ya son 1.800 los usuarios en Gran Canaria, cuyos puntos de encuentro son la plaza del pueblo en La Isleta, donde nació de manos del joven Miguel Ángel Figueroa, la calle Suárez Naranjo en la capital grancanaria, Vecindario y Santa Brígida. Si bien entre los colaboradores figuran asociaciones de todo tipo, como Café D'espacio, Segundo Paradigma o Red de Solidaridad Popular de Jinámar.

En el resto del territorio español el apoyo institucional a esta iniciativa es muy limitado. De hecho, hay sólo cinco ayuntamientos en España, entre los que se incluye la Villa de Santa Brígida, que participen en esta iniciativa, en alguno de los cuales se puede pagar parte de los impuestos locales a través de esta ‘moneda’.

El ‘demos’ no existe físicamente, pero da cauce a un proceso de trueque vinculado a una aplicación informática que permite realizar transacciones. Se puede cambiar desde servicios de masaje, fisioterapia o diseño gráfico, hasta ropa, muebles o electrodomésticos. Durante la celebración del mercado el público puede realizar intercambios a través del móvil, tableta o hacer uso de la conexión a internet que se facilita con una mesa en la que una persona gestiona las transacciones que se producen.

A día de hoy, y durante los meses de verano, los satauteño y visitantes pueden acudir al mercademos de Santa Brígida el primer miércoles de cada mes, en la Calle Nueva. En invierno se celebra en la sala polifuncional del club de mayores. La iniciativa cuenta con el apoyo del concejal de Acción Social, Lucas Tejera, y a instancias de la Concejalía de Participación Ciudadana se plantea su celebración en distintos barrios para dar a conocer la ‘moneda’ y hacer intercambios sin euros.

Tres acciones explican lo que se puede hacer con el ‘demos’. En primer lugar, todos los participantes perciben al sumarse al mercado automáticamente una cantidad en ‘demos’, que puede recibir compensación o penalización mensualmente según las aportaciones a otros usuarios. De hecho, no se premia el exceso de compra o de venta, sino el equilibrio.

Un usuario deberá tener una actividad similar en compras y ventas para poder recibir la compensación. La segunda característica es el incentivo al comercio, ya que se promueve la compra y la venta con otras personas a través de transferencias realizadas en la web. Y en tercer lugar, se fomenta la cooperación, ya que antes de recibir tu nuevo sueldo se cobra automáticamente un porcentaje de impuesto sobre el saldo que va destinado a la mejora y ampliación de la presencia del ‘demos’.

En un principio, en Santa Brígida se intentó crear el ‘sataute’ como ‘moneda’ de cambio, pero tuvieron conocimiento de que existían otros colectivos en la isla que ya operaban con el demos. A partir de ahí, se establecieron los contactos y se creó la página web que realizó un cliente del ‘demos’ con software libre, lo que permite mejorar y ampliar sus capacidades.

De hecho, el ‘demos’ es la ‘moneda’ social con mejores rendimientos y valoración en España, tanto por la aplicación informática que la soporta, por garantizar la renta básica mensual y por promover con incentivos la participación, no el lucro o acaparamiento.

La responsable y precursora del proyecto en Santa Brígida, Yolanda Rodríguez Vega, manifiesta satisfecha que “lo importante es que la gente sepa que puede ofrecer y recibir, para que se amplíe la oferta, hacerlo visible para que podamos pasar de los 18 vendedores y vendedoras que tenemos actualmente a 30. Para incorporarse no hace falta tener dinero, el ‘banco’ te abre una cuenta con diez ‘demos’ que puedes utilizar para empezar a participar y a partir de ahí puedes llevar alimentos, artesanía, ropa u ofrecer servicios. Por ejemplo, un señor se presta a enseñar inglés y recibe un curso de cestería”.

En este mercado una satauteña con mucha iniciativa comenzó a elaborar e intercambiar mermeladas y se ha convertido en una empresaria autónoma, con registro sanitario, que vende sus productos en comercios y establecimientos con moneda oficial, pero reconoce que si no hubiera sido por el ‘demos’ no habría podido comenzar. Igualmente un carpintero comenzó a ofrecer sus servicios como terapeuta ayurveda y ha dejado aparcado su antiguo oficio.

Al cambio, un ‘demos’ equivaldría a un euro, pero los 'mercademos' no son un mercadillo o un rastro, es una alternativa al comercio con euros para personas que creen en otras formas de compartir y comerciar. Por ello, también se ha impuesto un catálogo de normas de calidad que supervisan los ‘inspectores’ del ‘demos’ y que pueden obligar a retirar productos de los puestos.

Estas normas son: no fumar, poner mantel sobre la mesa, usar guantes y material higiénico cuando se trate de productos alimentarios, además de tener el certificado de manipulador de alimentos, etiquetado de los productos y correcta presentación de la mesa.