Luis Tosar y Javier Gutiérrez, dos de los rostros más célebres del cine español, vuelven a compartir protagonismo en la gran pantalla en las pieles del Teniente Martín Cerezo y el Sargento Jimeno, en la película 1898. Los últimos de Filipinas. Después de trabajar juntos en El desconocido (2015), del director novel Dani de la Torre, este tándem cinematográfico cambia el terror automovilístico en calles coruñesas por este episodio de la historia de España en el pueblo filipino de Baler, en el filo del siglo XIX.

En este "campamento recreado", en palabras de Tosar, en el enclave de Santa Lucía de Tirajana, el protagonista de Celda 211 celebra el transcurso de "un rodaje muy tranquilo" dentro de "una película muy complicada". "Esta es una película muy coral y muy compleja, pero tenemos la suerte de poder trabajar en un decorado fijo como este, lo cual facilita bastante las cosas", declaró Tosar, quien revive al Teniente Cerezo. Su personaje es "un militar de carreras, un iluminado, un tipo convencido de que debe sacar adelante esta historia que está en un lugar extraño entre lo absurdo y la gesta heroica", señala. "Entonces, este tipo es un empecinado, que no se baja de la burra, sobre todo, por preservar su honor militar; lo que conduce a que estos señores estén más de 300 días encerrados en una iglesia de Baler, defendiendo no sé sabe muy bien qué".

Por otra parte, Gutiérrez, ganador de un Goya por La isla mínima, reveló que "es un placer trabajar con Luis otra vez y con el resto del reparto, creo que es un plantel de primera línea". El actor interpreta al Sargento Jimeno, "un superviviente del destacamento anterior, que fue acribillado por los zagalos y cuyo motor es el rencor, la venganza". "Mi personaje va a tener varias escenas de altura con el teniente Martín Cerezo", asegura, "somos la cara A y la cara B". A lo que Tosar responde, entre risas: "No, muy bien avenidos no estamos". Sin embargo, Gutiérrez destaca que "ambos personajes tienen ese espíritu quijotesco, que tiene algo que ver con el absurdo de las guerras".

"Creo que puede haber un símil entre los gobernantes de ahora y los de aquel entonces", resalta Gutiérrez. "El abandono, la desidia y la falta de interés por parte de los que gobiernan hacia los ciudadanos tiene mucho que ver con este grupo de hombres, y me siento identificado porque yo me siento abandonado por nuestros gobernantes". Le secunda Tosar, quien subraya el carácter "tan español" de su personaje, lo que "provoca que todo esté casi siempre rozando el ridículo". "Es que rozando el ridículo estamos permanentemente, cuando no estamos directamente en el ridículo absoluto", asevera.

Y como en El desconocido, ambos vuelven a trabajar con un director que debuta en la gran pantalla. "Son directores que, aunque aterricen ahora en el largometraje, tienen muchísimas horas de vuelo", afirma Tosar. "¡Ahí ves a Salva, paseando totalmente tranquilo, con este quilombo montado!".