El Cabildo de Gran Canaria ha recordado a la población rural de la isla medidas de protección ante los fuegos forestales y le ha pedido limpiar de vegetación unos 15 metros alrededor de sus domicilios como autoprotección en caso de un posible fuego.

Así, alrededor de las casas, los propietarios deben cortar la hierba y arbustos secos y retirar todo el material inflamable, como pinocha, hojas y leña apilada, mientras las ramas bajas de los árboles cercanos deben ser podadas para evitar que el fuego suba a las copas y asegurarse de que están separadas entre sí y de las ventanas de las casas.

Además, los techos y canalones de recogida de agua deben ser igualmente revisados y limpiadas las chimeneas. Según informa la Corporación insular en una nota de prensa, "solo así tendrán una oportunidad de que sus casas puedan ser salvadas del fuego porque de lo contrario los equipos de extinción no podrán ni intentarlo".

En este sentido, la falsa creencia de que está prohibido limpiar los entornos de las viviendas ha frenado a los propietarios a la hora de ejecutar esta acción, por lo que el Cabildo ha solicitado no solo que lo hagan, sino que lo hagan con total la tranquilidad porque ni siquiera deben pedir permiso.

Para la Institución insular, otra confusión bastante arraigada es la prohibición de coger en el campo pinocha, retama y escobón, que no está en absoluto prohibido, simplemente está regulado por ser monte público y basta con pedir permiso para obtener la autorización.

Por su parte, la Consejería de Medio Ambiente trabaja desde hace meses para que además de estar permitido, ni tan siquiera sea necesario pedir permiso.

Con todo, los terrenos cultivados son el cortafuegos más importante con el que debe contar cualquier territorio que se quiera ver libre de grandes incendios forestales, una razón más por las que el Cabildo apoya al sector primario, puesto que el abandono del campo ha traído aparejado el incremento de peligro de grandes incendios.

Se da la circunstancia de que en esta época del año se produce una ola de conatos debido a que sube la temperatura, baja la humedad y las mismas acciones que hasta ahora no conllevaban riesgo forestal se tornan peligrosas, depende de toma de conciencia ciudadana que los conatos vuelvan a descender como otros años. Sucede lo mismo al final del verano, según las consideraciones del Cabildo.