El Cabildo de Gran Canaria alerta de la peligrosidad de incendio en esta época del año, donde actividades rutinarias en otoño, invierno y principios de primavera se convierten ahora en potencialmente peligrosas como la quema de rastrojos o la utilización de desbrozadoras, soldadoras o radiales.

El aumento de las temperaturas y los menores niveles de humedad actúan como detonante durante los trabajos en el campo si no se toman las precauciones necesarias, de ahí la ola de incendios que se producen a partir de mayo o junio, momento en el que el personal de Medio Ambiente está en máxima alerta, a la vez que solicita la colaboración ciudadana para informar de cualquier incidente.

Este periodo de alerta se extiende, según las condiciones climatológicas, hasta septiembre y octubre, a tenor de la sequedad del ambiente y la temperatura.

Los últimos incendios sufridos, el de Fataga, las Dunas y La Pasadilla están, además, y como es preceptivo, son objeto de sendas investigaciones por parte de los agentes de la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF) para esclarecer su origen.

De momento, todos los indicios indican que el de Fataga fue intencionado; el de La Pasadilla será estudiado en los próximos días; y del de las Dunas se recaban pruebas objetivas que puedan confirmar que se trata de un fuego por imprudencia, como se barajaba en las primeras hipótesis.

La Brigada del Cabildo determina el 80 por ciento de las causas de los fuegos de Gran Canaria, lo que en algunos casos permite poner al culpable en manos de la Justicia con la colaboración de la Guardia Civil y siempre, en cualquier caso, para establecer medidas de prevención.

El Cabildo recuerda que es necesario mantener la prudencia acerca de las causas de los fuegos porque los primeros indicios no tienen por qué ser la causa objetiva que determinen las pruebas.