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Artenara

Risco Caído funciona como un proyector construido por sacerdotes astrónomos

El arqueólogo Julio Cuenca cuenta que el almogarén es una gigantesca cámara de proyección basada en un ingenioso sistema óptico de los antiguos canarios

Julio Cuenca, anoche durante su conferencia en la Real Sociedad Económica. JOSÉ CARLOS GUERRA

Los constructores del almogarén de Risco Caído y de otros templos en cuevas de los canarios ancestrales buscaban coordinar sus celebraciones estacionales con la posición del sol y la luna en determinados eventos astronómicos, como los solsticios y equinoccios, y con su luz cuando entraba en el templo, según explicó ayer el arqueólogo Julio Cuenca.

Cuenca Sanabria, director científico del proyecto Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria, ofreció ayer una conferencia sobre 'Control del calendario y prácticas rituales de los antiguos canarios en Risco Caído y Tara' en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas de Gran Canaria.

"Este hecho hace que nos replanteemos el método de investigación en arqueoastronomía, y es que en determinados monumentos, en vez de mirar hacia fuera siguiendo líneas de visión hacia los cielos, habría que que mirar hacia dentro y observar los efectos de la luz y de las sombras dentro del templo, circulo de piedra o cualquier otro monumento", manifestó.

Desde hace tiempo se reconoce ya que los edificios rituales y religiosos a menudo incluyen rasgos que sirven como señales calendáricas, como sucede con Risco Caído, donde se ha descubierto el calendario astronómico antiguo mas preciso de cuantos se tienen registrados. "Pero el almogarén de Risco Caído es además una gigantesca cámara de proyección donde los canarios, en base a un ingenioso sistema óptico, nos legaron un relato mítico sobre la fertilidad de la tierra, utilizando el lenguaje visual". El conferenciante habló sobre las últimas investigaciones arqueológicas en Gran Canaria y más concretamente sobre los dos yacimientos que está estudiando: el almogarén de Risco Caído y una cueva en Tara (Telde). Cuenca dio a conocer cuáles son los últimos resultados de las investigaciones arqueológicas que se han llevado a cabo en estos yacimentos.

Calendario

Una parte de la conferencia la dedicó a señalar los datos empíricos que ha podido extraer de los estudios que han estado haciendo en Risco Caído. "Hemos podido establecer cómo ha podido haber sido el sistema calendárico de esta antigua cultura. Las fuentes históricas no se ponían de acuerdo. Unos decían que el calendario lo hacían por los soles y otros por lunas, según fueran los meses o los años. Había una confusión. Algunos cronistas decían que el año para ellos empezaba en el solsticio de verano y otros señalaban que era en el equinoccio de primavera. Nosotros, con lo que hemos podido deducir en Risco Caído, pensamos que el año empezaba en el equinoccio de primavera. Esta es una de las conclusiones a la que hemos llegado: es un calendario solar-lunar, por así decirlo".

La razón de esta conclusión, según el arqueólogo, es porque marcan el año trópico perfectamente, empezando por el equinoccio de primavera, que es cuando por primera vez entra la luz en el interior del templo astronómico de Risco Caído. "Y a partir del equinoccio de primavera durante todos los días el sol proyecta imágenes en el interior de la cueva y esto dura desde el mes de marzo hasta el de septiembre, hasta el equinoccio de otoño. En ese momento ya la luz del sol deja de entrar y empieza a entrar la luz de la luna durante todas las lunas llenas desde los meses de octubre hasta febrero. En esos meses oscuros es la luna la que marca la pauta del tiempo mensual a estas poblaciones".

Lo empíricamente cierto de todo esto es que los constructores de este almogarén de Risco Caído y otros de cuevas que se están estudiando buscaban coordinar sus celebraciones estacionales con la posición del sol y la luna en determinados acontecimientos astronómicos. "Lo que ellos logran en el templo de Risco Caído es meter la luz de estos eventos astronómicos, como pueden ser los solsticios y los equinoccios, en el interior de la cueva. No tienen que mirar hacia fuera porque meten dentro el observatorio astronómico. Es bastante preciso y lo hacen coincidir con los rituales de todo tipo: los agrarios, la fertilidad y demás".

Este hecho es el que hace que los arqueólogos usen el método de investigación en arqueastronomía. "Es que en determinados monumentos, en vez de mirar hacia afuera y hacia los cielos, el planteamiento es mirar hacia adentro y observar qué efectos tiene la luz y la sombra dentro del templo. El templo de Risco Caído funciona como un gran proyector artificial construido por los sacerdotes astrónomos de aquella época, lo cual nos tiene bastante asombrados en el terreno astronómico y matemático al ver lo que eran capaces de hacer esta gente con sus conocimientos. Ellos construyen una cueva con una gran cúpula a cinco metros de altura del suelo, que está dotada de un conducto que es realmente un sistema óptico por donde entra la luz del sol, que es desviada y se proyecta imágenes en la pared".

Templo astronómico

Los responsables del diseño y construcción de este templo astronómico debían tener unos conocimientos muy elevados, según Cuenca. "Ya las crónicas dicen que los sacerdotes de la época tenían unos conocimientos bastante amplios. Nosotros no pensamos que llegaban a estos niveles porque la cueva funciona a modo de proyección, como un modelo avanzado de lo que era una cámara oscura y la linterna mágica, como un precedente de lo que luego sería la cámara fotográfica o de cine. Las imágenes que se proyectan en el interior de la cueva se van moviendo y cambiando, de tal suerte que lo que hay allí es un relato o una película relacionada con la madre tierra, con la fertilidad, con la germinación de la semilla. Entra en el capítulo de lo que seria el lenguaje visual".

Ahora está de moda el lenguaje visual pero no en aquella época de los aborígenes canarios. Sin embargo, ellos lo tenían y lo practicaban porque era la mejor manera de enseñar a los demás sus rituales. "Ellos hacían coincidir sus eventos astronómicos con la celebración de sus rituales y el control del tiempo. Nosotros nos encontramos con una cultura que tenia un desarrollo tecnológico bastante elevado en contra de lo que pensábamos. Creíamos al principio que estaban en la edad de piedra porque vivían en cuevas, teníamos estereotipos que daban a entender que estábamos ante una población poco evolucionada, pero no fue así. Era una cultura con unos conocimientos tecnológicos importantes y la prueba es el hallazgo de este templo astronómico de Risco Caído pues tenían un control del tiempo muy preciso en base a sus conocimientos de astronomía que manejaban y que fueron capaces de vivir más de 2.000 años en un espacio reducido en una isla de 1.560 kilómetros cuadrados con una población de entre 50.000 y 75.000 habitantes, hasta 100.000, según algunos autores, y que lograban sobrevivir en un territorio que no te daba nada, que lo tenían que producir todo ellos. Esta isla no era la selva tropical donde podías encontrar cosas y animales. Aquí no había nada. Tenían que cultivar la tierra, no había árboles frutales. Había un litoral rico en fauna marina pero todo lo tenían que producir. Ellos supieron sobrevivir con esos recursos sin destruirlos. Supieron sobrevivir con un modelo sostenible en un territorio de escasos recursos gracias a su buena organización social y económica, y sobre todo al manejar un calendario que resultó fundamental".

"El ritmo de la cultura es el ritmo de la vida y se fundamenta en un ciclo estacional que es el ciclo agrario anual. El calendario es la expresión de la sensibilidad ante estos ciclos, es un instrumento práctico y su aplicación inmediata a la agricultura es obvia. La gente vivía fundamentalmente del cultivo del cereal, su base alimenticia era el cultivo de la cebada. Necesitaban imperiosamente un calendario para poder cumplir los ciclos", añade.

El conferenciante también habló del lenguaje visual en las cuevas de los aborígenes. "Las cuevas encierran una proyección solar que dura más de seis meses durante todos los días. Cuando la luz entra en la cueva las imágenes se van sucediendo y cambiando la mitología. Hay un relato mítico relacionado con la madre tierra que es espectacular. Ahora estamos trabajando y descifrado ese código que hay ahí, que para nosotros es difícilmente entendible porque no estamos en la simbología que ellos manejaban, pero es una cosa tan obvia que creo que en poco tiempo podremos descifrar qué es lo que ellos nos están contando con ese relato con imágenes en movimiento que hay dentro de la cueva.

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