"Vamos a la sombra un poquito", animaba Yeray Brito a Ana Cascales embarazada de siete meses. Con un calor "que raja las piedras", según algunos asistentes a la feria de ganado de Arucas durante la mañana de ayer, la pareja disfrutó, un año más, del festejo relacionado con el amor que sienten hacia los animales. "Él no lo puede ver, pero ya lo escucha", asegura la futura mamá de Martín, que desde su vientre no se ha perdido ni un detalle de la feria. Con afán de querer transmitir al pequeño el respeto hacia cabras, vacas u ovejas, entre otros, aseguran que el año que viene "vendremos con él entre los brazos, para que sepa de dónde proviene la leche y la lana y aprenda a quererlos desde pequeño", explican sus padres ilusionados.

Cuando los Brito Cascales hablan de los animales un brillo especial se les detecta en la mirada, aunque no tan intenso como cuando lo hacen de Martín. Entre cientos de niños por la zona, que acarician el ganado, se sacan fotos o miran asombrados como el pastor ordeña sus cabras, la pareja asegura que llevan "toda la vida viniendo". Aún así, él del municipio y ella de Firgas, es la primera vez que acuden juntos a esta cita en Arucas.

"Ha cambiado mucho. Hace 15 años los animales no estaban tan cuidados, porque antes los tenían para ganar dinero, en la actualidad porque les gusta", comenta el varón, mientras confiesa que le encantaría tener a más de una fiera en su hogar. "Hace poco tuvimos dos baifos que criamos a biberón y cuando se hicieron mayores los llevamos a una finca", añade Cascales, que destaca el sacrificio de tenerlos y cuidarlos, además, con dos niños, y otro en camino, en casa.

"Ños, vaya toro", gritó un pequeño con tono nervioso cerca en la zona. "A los niños les encanta, pero falta que les den conocimientos sobre cómo cuidarlos. Muchos los molestan o no saben cómo acariciarlos", afirma la mujer con ganas de que se transmita a los menores, desde edades tempranas, un correcto saber sobre animales.

Muchos de ellos, asombrados, degustaban leche de cabra recién ordeñada con gofio, por primera vez. Otros no daban crédito a cómo los pastores trasquilaban a las ovejas en directo con grandes tijeras de forma tradicional. "Está calentita, encima", se reía un pequeño encantado con el sabor del lácteo, a la vez que lucía un consecuente bigote blanco. "Vamos, que quiero ver como le quitan eso", añadía, con vaso en mano, mientras se dirigía a la zona de los ovinos a medio pelar. "Mira, no le gusta y se lo dice al granjero", sentenció antes de llegar haciendo referencia a la cara de regañado de su hermano. Porque para gustos los colores.

Así, de un espacio a otro, familias completas fueron partícipes del jolgorio en el que participaron 45 ganaderos y 515 cabezas de ganado. "Este año los premios son bastante altos", afirma Ruth Yánez, veterinaria de la jornada, que cuenta que se han gastado 6.640 euros.

Entre timples, animales del país, arrastre de ganado y una feria de artesanía, transcurrió la mañana abarrotada de público en cada esquina. Una marea de gorros de paja se hizo ver en el municipio, que recibió gente de toda la Isla hasta bien entrado el medio día. Celebración de cielo celeste, helados y granizada que acercó, en especial, a los niños a la tradición animal de la Isla. El año que viene te toca a ti, Martín.