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San Bartolomé de Tirajana Etimología de los pueblos

Cuando Tira y Jana vivían en el Sur

Los nombres de estos dos aborígenes de la caldera de Tirajana explican el origen del término

El nombre de Maspalomas es conocido en medio mundo por la arena dorada de las dunas, el Faro y sus hoteles. Sin embargo, solo un grupo reducido de vecinos y visitantes saben que el origen de este topónimo se explica, según la tradición oral, por las bandadas de palomas que llegaban desde el Sáhara hasta la costa de Tirajana con granos entre las patas. El archivero municipal Rafael González, más conocido como Feluco, recoge en un manual la génesis de los nombres de los principales núcleos del municipio. Su labor de investigación histórica desvela que Playa del Inglés debe su nombre a la costumbre de los antiguos habitantes de llamar a todo extranjero que se bañara en el Sur "inglés", o al exportador británico Míster Pilcher que cultivó tomates en dicho enclave en el siglo pasado. Gracias a su aportación las nuevas generaciones saben que Tirajana en términos legendarios deriva de dos aborígenes gigantes de nombres Tira y Jana, que habitaban la caldera.

Tirajana

A pesar de que San Bartolomé de Tirajana y Mogán carecen de la figura de un cronista oficial, cuentan en su población con vecinos que han dedicado gran parte de su vida a la búsqueda de aquella información histórica que permite sentar las bases identitarias de un municipio. Éste es el caso de Feluco, un hombre de cumbres que desde hace 30 años se ha marcado el reto de difundir entre los jóvenes los orígenes de su tierra, desde la Caldera de Tirajana hasta la costa turística.

En su periplo etimológico, Feluco destaca la importancia de las crónicas de los siglos XV y XVI de Canarias. Estos escritos señalan que la mayoría de los nombres de los pueblos deben su origen a la denominación atribuida por sus primeros pobladores. De esta manera se explica que Tirajana fuera la forma en la que los aborígenes asentados en la caldera llamaran a este enclave. En concreto, la palabra primitiva que utilizaron (Atrajanaca) se puede traducir como "los de Ajana" ya que "ti" equivale, según los historiadores, al artículo masculino plural y Ajana a la denominación de la comarca.

La tradición oral añade una segunda versión basada en la historia de dos grandes aborígenes de nombres Tira y Jana, que vivían en la zona. La leyenda cuenta que Jana acaba con la vida de Tira con el lanzamiento de una piedra y que, en un "grito de dolor", a éste último se le escapó "el alma por la boca".

Tunte

Según recoge en su trabajo Feluco, los cronistas del siglo XV ya advierten que el origen de Tunte es beréber. Significa "el lugar de los canarios", refiriéndose a lo que hoy en día los vecinos conocen como "Cuevas de los huesos" o en tiempos pasados como lo que se denominó "Cuevas del Pegado", ya que antiguamente el barranco de Tirajana se llamaba precisamente del Pegado.

San Bartolomé

Este topónimo procede de la batalla que tuvo lugar el 24 de agosto de 1479 entre los "indómitos" aborígenes y los cristianos. Casi un siglo después, en 1543, los habitantes construyeron la primera ermita en honor a la victoria de San Bartolomé, en el mismo enclave donde se encuentra a día de hoy la imagen de Santiago.

Fataga

El nombre de este pago aledaño a la necrópolis de Arteaga proviene de Adfatagad, poblado dominado por el guaire Tasarte. Tras ser conquistado por los cristianos el cinco de noviembre de 1482 el topónimo perdió sus primeras dos letras y la última consonante.

Maspalomas

Tal y como sucedió con el origen de Tirajana, hay dos hipótesis que tratan de explicar el significado de Maspalomas. . La primera, sostenida por el cronista de Gran Canaria Néstor Álamo, defiende que el nombre de Maspalomas deriva del apellido de un conquistador mallorquín, Rodrigo Mas de Palomar, que al llegar a la Isla en las "desbarajustadas naves de Juan Rejón" se le otorgó "como servicios realizados en favor de la conquista" las datas de las tierras del Sur. Hay que recordar, según apunta Feluco, que en su génesis este nombre se utilizó en singular (Maspaloma) y no adquirió la "s" del plural hasta la segunda mitad del siglo pasado, cuando comenzó el boom turístico. Esta versión oficial de Álamo se considera como una de las explicaciones más verosímil que atiende este término, aunque hay también otras de naturaleza costumbrista que han alcanzado gran aceptación popular.

La tradición oral indica que la palabra Maspalomas deriva, sin embargo, de la cantidad de "palomas que llegaban desde el desierto del Sáhara a la costa sureña con granos en las patas". Tal fue el aumento que experimentó el número de bandadas que la expresión de los lugareños "¡Más palomas!" terminó por bautizar el enclave.

"El único documento escrito en el que se ha encontrado el nombre de Maspalomas constituye el diario del hijo de Cristóbal Colón, llamado Hernando, quien en 1502 describe en uno de sus viajes una zona de dunas de arena llamada Maspalomas", recuerda el archivero municipal en su escrito.

Playa de El Inglés

Aunque no existe ningún documento que corrobore esta hipótesis, cuentan los mayores del municipio que la mayor urbanización turística del sur de Gran Canaria debe su nombre a que los antiguos habitantes de Maspalomas llamaban "inglés" a todo aquel extranjero que se bañaba en la playa, fuese del país que fuese. "En aquella época hablaran alemán o sueco, para la gente todos eran ingleses", añade González con una sonrisa desde el sótano del ayuntamiento.

Una segunda explicación de este término recoge que a principios del siglo pasado llegó a Maspalomas un visitantes francés que se quedó prendado de la belleza de las dunas. Al foráneo no se le ocurrió otra cosa que hacerse una caseta de madera en la reserva natural y todo vecino que pasaba por allí decía: "¡Mira, hay un inglés en la playa!". De ahí surgió el nombre.

A estas dos teorías populares se suma una tercera versión que sostiene que este topónimo nace tras la llegada del exportador inglés Míster Pilcher al municipio. Al cultivar tomates este comerciante en los terrenos que hoy en día se conocen como Playa de El Inglés, la idea adquiere cierta coherencia.

El Tablero

Desde el siglo XVI al XIX, los antiguos pobladores utilizaban la palabra tablero como sinónimo de llano. La extensión de terreno llano, tanto al Norte como al Sur, que rodeaban este pueblo provocaron la adquisición de este término. Hasta el siglo XVII el barrio se denominó Llanos de la Santidad. Y apartir del siglo XVIII pasó a llamarse Data de los Tableros o simplemente Los Tableros, que persiste en la actualidad pero en forma singular.

Juan Grande

Este pueblo también fue conocido durante siglos pasados como Las Salinas, debido al gran número de depósitos que había en sus playas. También en algunos documentos históricos aparece bajo el nombre de La Puerta del Desierto, pues desde este enclave se podían divisar las Dunas de Maspalomas. González destaca que el origen de Juan Grande deriva del nombre de la persona que rotuló por primera vez un cercado de cuatro fanegadas de extensión. En aquel letrero de madera rezaba Juangrande.

Este dato figura en un protocolo notarial de la familia Amoreto, dueña de estas tierras. Cuenta también en su escrito González que Francisco Amoreto Manrique crea el poblado de Juan Grande en 1704 con el fin de que los medianeros vivieran allí. A partir de esta fecha adquiere esta denominación.

Castillo de El Romeral

Este pago pesquero debe su nombre al antiguo castillo o fortaleza que existía en dicho enclave. Antonio Lorenzo de Bethencourt mandó a levantar la infraestructura en 1681, después de construir las salinas. El viejo castillo abrió sus puertas por primera vez en 1704, a la par que el poblado aledaño. De ahí que adoptara el topónimo de Castillo de El Romeral. "Lo de romeral le viene por la cantidad de romeros, también llamados pinos de cementerios, que bordeaba el castillo y el poblado", aclara Feluco.

Aldea Blanca

La explicación del nombre de este pueblo está estrechamente ligada a los hornos de cal. Hasta los años veinte del siglo pasado este poblado vivió prácticamente de este recurso natural que, además, se utilizaba para albear las casas. No es de extrañar que tomara con el tiempo la denominación de Aldea (en total 11 casas y 25 vecinos en el siglo XVIII) Blanca.

González cuenta con un amplio abanico de publicaciones relacionadas con la evolución de las costumbres y estilos de vida de los vecinos de San Bartolomé de Tirajana. A lo largo de su trayectoria ha entrevistado a 532 mayores del municipio, armado únicamente de una cámara de fotos, una grabadora, papel y bolígrafo. Ha visitado archivos públicos, parroquiales y privados de cuyos datos ha salido un total de cinco libros y dos fascículos de pasatiempos de la historia de Tirajana. En 2002 su primer trabajo vio la luz en la casa de la cultura Pancho Guerra bajo el título de Recuerda lo que era el casco de Tunte. Cuatro años después editó Maspalomas, nuestros abuelos y en 2007 La Fataga del Ochocientos. A estas cabeceras le han seguido chascarrillos, coplas y sopas de letras sobre nombres de alcaldes y otras curiosidades de Tirajana. Y todo ello bajo su puño y letra, ya que Feluco prescinde de las nuevas tecnologías para confeccionar sus obras. Todas ellas son manuscritas.

En su mente aún revolotean nuevas ideas que espera publicar en breve. Entre ellas destacan canciones de cuna, juegos infantiles y una novela sobre la historia del pino de Casandra en Ayagaures.

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