En torno a las 22.15 horas comenzó a divisarse desde numerosas localidades canarias un punto luminoso ascendente que, según algunas versiones, dio la sensación de quedar estabilizado, aunque otras hablaron de dos "objetos" rojos con movimiento anárquico o una espiral roja. Esta fase inicial del fenómeno es la que dio lugar a variadas descripciones, probablemente debido a las condiciones de visibilidad de una isla a otra y al momento en que comenzó a ser observado por la población.

Con posterioridad, se expandió una burbuja semiesférica de gases de color azulado y otras tonalidades con la base apoyada en el horizonte -ésa fue la impresión que dio- hasta alcanzar un diámetro enorme. Pasado cierto tiempo, cerca de media hora, comenzó a desvanecerse.

Al día siguiente, 23 de junio, LA PROVINCIA informó así de la visión: "Anoche, alrededor de las diez y media, un objeto extraño se divisó desde distintos puntos de nuestra geografía, de forma especial en la zona de Gáldar y Telde (Gran Canaria), desde donde más llamadas telefónicas al respecto fuimos recibiendo. Nuestros interlocutores nos indicaban que se trataba de un objeto redondo y a medida que iba ascendiendo iba creciendo enormemente con claridad perfecta hasta difuminarse. El citado fenómeno comenzó con dos objetos rojos que se movían en zig zag, formando una especie de espiral, en cuya parte inferior quedaban tres franjas a distinto nivel, superpuestas y con cierta separación entre sí. Eran de un intenso color rojo y fueron desapareciendo paulatinamente. Encima de estas franjas había una especie de dos potentes focos de color azul, que luego comenzaron también a disminuir de intensidad hasta convertirse en una débil bruma".

Este segundo párrafo de la noticia periodística es especialmente relevante, ya que es el hilo del que tiró el "testigo estrella" hasta que su mente lo convirtió en una manifestación alienígena, a medio camino entre lo sagrado y lo extraterrestre.

También fue divisado por la tripulación de la corbeta Atrevida de la Armada Española, que navegaba paralela a la costa sur de Fuerteventura. El testimonio del capitán figura en el expediente oficial 760622 desclasificado por el Ejército del Aire en junio de 1994.

Al aparecer en la prensa (LA PROVINCIA, 25 de junio de 1976) el testimonio del médico guiense Francisco Julio Padrón León todo el caso giró en torno al mismo. El primer investigador en poner en cuestión su testimonio fue Manuel Borraz, que desde Hospitalet (Barcelona) analizó los testimonios y comparó los datos conocidos hasta proponer un escenario racional y completamente verosímil, según el cual el citado médico habría observado el mismo fenómeno que el resto de canarios, exactamente lo mismo que observaron los palmeros, los tinerfeños y el resto de habitantes de estas "mágicas" islas.

Borraz se pregunta en su ensayo Los gigantes de Gáldar y los avistamientos canarios (http://www.ikaros.org.es/galdar.pdf) cómo es posible, según el testimonio del citado médico, que una supuesta esfera de 30 metros de diámetro con dos seres de cerca de tres metros en su interior vestidos con ceñido traje rojo fuera vista en el barrio de Las Rosas, a unos 15 o 20 metros de distancia y muy cercana al suelo, cuando a la misma hora exactamente, 22.30 horas, y en la misma dirección, se estaba observando un espectacular fenómeno de forma esférica y tonalidades rojizas en su interior desde todo el Archipiélago canario.

Todo apunta a que su mente le jugó a este testigo una mala pasada, distorsionando aquello que, al igual que miles de canarios, tuvo la oportunidad de observar, y que tenía lugar a más de 700 kilómetros al oeste del Archipiélago. La mente de Padrón León sufrió, ante aquel espectáculo luminoso del que desconocía su naturaleza, el mismo proceso que cuando detectamos caras en las nubes.

El injustificado protagonista continuó realizando diversas declaraciones con el paso de los años, cada vez más extravagantes. Dos ejemplos. En 1976, en una entrevista dos meses después de la observación, afirmó: "¡Me gustó ver aquello! Me agradó. Y no sé exactamente porqué. Quizá por su gran perfección en el trazado. Y es que aquel objeto -fíjense bien en lo que voy a decirles- iba acompañado, no sé si psíquicamente, de un extraño fenómeno de alegría. Todo aquello, parecía ir acompañado de una serie de fenómenos de tipo espiritual. Superior. Desconocido para nosotros. De grandeza. ¿Cómo podría definirlo yo?".

Azulado y transparente

El 7 de mayo de 1977, el médico de Santa María de Guía declaró a Diario de Las Palmas: "Aquello era de color azulado, transparente y se vieron aquellos seres dentro. La nave es inmaterial. Tiene una propiedad que yo pude observar y es que crece a voluntad, no hace ruido. Al poco tiempo de estar allí aquello empezó a crecer. Primero me dio una sensación de frío que me duró tres días. Yo no estaba temblando, simplemente tenía esa sensación de vibración interna. Es un frío celular".

La autora de un artículo publicado el 6 de julio de 1992 en Diario de Las Palmas glosa el suceso y al final indica que "la visión de la nave borró en el médico, por otra parte, todas las huellas intelectuales que tenía".

"Es decir -puntualizó Padrón León a la periodista-, huellas de antiguas vivencias. Me quedaba solo la imagen de la nave. No sé si eso corresponde a lo físico o son los psiquiatras quienes tienen que analizarlo. Otra influencia que experimenté fue la de una gran clarividencia. Después de la observación de la nave, noté en mi inteligencia una gran claridad para el diagnóstico y una gran seguridad en mí mismo. No sólo como médico sino también como persona, y de ahí en adelante una gran seguridad en las cosas que voy a hacer". (Estas afirmaciones fueron tomadas de la entrevista al testigo en el mismo medio el 7-5-1977).

En 1994, también el Diario de Las Palmas volvió a entrevistar al médico Padrón León con motivo de la desclasificación del expediente elaborado y conservado por el Ejército del Aire. Se presentó la entrevista como una "réplica" al citado informe: Allí el "testigo estrella" del caso realizó estas absurdas declaraciones: "Tienen la propiedad [los seres de la nave] de hacer que tu mente se borre, todo cuanto suceda. Y vas a ver dentro de tu mente durante meses, quizás un año, lo que ellos quieren que tú hagas. Sustituyen en tu cerebro una energía. Ahí está el problema. He observado, desde hace tres años, el caso de personas que me han hecho daño públicamente y a los seis o siete meses han muerto. Hay como ocho personas a las que les ha costado la muerte, y todas ellas por cáncer".

Campo de cebollas quemado

El Diario de Las Palmas, en su edición del día 25 de junio de 1976, tres días después de la observación de las luces, comenta: "Anoche se repitió otro extraño fenómeno en la zona Noroeste de Gran Canaria. Algunas personas, que no han querido revelar sus nombres, afirman haber visto un objeto extraño, redondo y transparente, de dos pisos de altura y que se posó en las cercanías de Piso Firme, entre Agaete y Gáldar. Esas mismas personas dicen que observaron, en los alrededores del objeto, dos figuras de color rojizo que se movían, despegando con el aparato a los pocos segundos".

Aquí empieza la confusión. Sin duda, la fuente citada tomó estos testimonios retrasados del día 22 por una nueva información originada el día 24. Es probable, además, que hubieran leído las noticias de los días anteriores y trataran de aumentar el misterio con la aparición de una zona quemada en una huerta de cebollas, aprovechando que el médico Padrón habló de que la esfera transparente estuvo cerca del terreno.

Es la propia prensa la que confunde las dos noticias y las empareja. Así se expresa LA PROVINCIA el día 25: "Un OVNI con lo que podrían ser dos "ocupantes" se posó anoche, durante largo rato (unos veinte minutos), en las inmediaciones de los lugares conocidos por Piso Firme y El Hornillo, entre Gáldar y Agaete. Así de tajante nos llegó anoche la noticia, con el aval de unas sesenta personas, entre las que se encontraba un médico".

A continuación describe la observación, ya con los aditamentos del médico grancanario. Es de suponer que la confusión reinante en aquellas jornadas respecto de la espectacular observación de la noche del día 22 y el que los testimonios del médico y el taxista no se divulgaran hasta el día 24 impidió que los periodistas se apercibieran de que ese relato no constituía novedad alguna, sino que era una nueva y distorsionada versión de lo que cientos de canarios habían divisado el 22. En marzo y abril de 1977 la prensa de Canarias publicó la única fotografía conocida del suceso. La instantánea, tomada al parecer desde Maspalomas por un turista desconocido, es engañosa. Esos dos brazos luminosos que atraviesan la bola refulgente no son reales. Se trata de reflejos producidos por la potente luz en la lente de la cámara. El fenómeno consistió -en una de sus etapas- en esa esfera que reflejaba la luz solar a gran altura. Es probable que ese juego de la luz haya llevado a más de uno a creer en la presencia de un platillo volante sobre Maspalomas aquella noche, retroalimentando el rumor del falso aterrizaje de Las Rosas de Gáldar.

Manuel Borraz aporta en su citado estudio algunos datos técnicos que permiten adoptar la perspectiva adecuada. En el inicio de la observación apareció un punto ascendente, poco antes de las 22.30 horas. El ángulo de depresión del Sol bajo el horizonte era de 13,7º; el acimut solar de 307º y el del fenómeno aproximadamente Oeste; la latitud geográfica del punto de observación, 28,5º N, y la longitud, 15,75º O, tomadas en un punto imaginario en el centro del Archipiélago.

Estos datos permiten asegurar que el fenómeno se encontraba a unos 762 kilómetros al oeste de las Islas Canarias y a unos 46 kilómetros de altura (ambos son valores mínimos). Estos dos valores van progresivamente aumentando a medida que se van sucediendo los estadios de la observación, llegando, en el momento de desaparición, a los 1.062 kilómetros de distancia y a los 90 kilómetros de altura sobre el nivel del mar. Ésta es la imagen típica producida por pruebas espaciales y lanzamientos de misiles balísticos, que es lo que realmente produjo el fenómeno.

Por supuesto, este escenario explicativo fue poco menos que una ofensa para los creyentes en visitas alienígenas al planeta, de la que Gáldar es un ejemplo señero. La dinámica y apariencia del fenómeno observado desde todas las islas fueron las habituales en esos lanzamientos, en este caso desde un submarino en aguas atlánticas, al oeste del Archipiélago.

Cuando se producen los lanzamientos de misiles a centenares de kilómetros de los observadores y en condiciones de luminosidad adecuadas, de noche en tierra, a grandes alturas cualquier objeto puede ser aún iluminado por los rayos solares, más si emite gases enormemente expandidos por el enrarecimiento de la atmósfera, condiciones que se dieron en esta y otras observaciones canarias.

Tengamos en cuenta, además, los efectos ópticos debidos al ángulo de observación, la falta de puntos de referencia en algunos casos y el estado de excitación, nerviosismo y pánico que provoca en testigos desconocedores de su verdadera naturaleza.

En 2001 publiqué con V. J. Ballester Olmos en la Revista de Aeronáutica y Astronáutica el artículo ¡Identificados! Los OVNIS de Canarias fueron misiles Poseidón" (accesible en: http://tinyurl.com/hedhjmt). Allí incluimos una tabla relacionada con este caso, extraída de la base de datos de lanzamientos de misiles balísticos de Jonathan McDowell. Dos fueron por tanto los lanzamientos aquella noche de junio de 1976. Muy probablemente ambos fueron visibles y sus despliegues luminosos debido a la luz solar reflejada se mezclaron, aumentando así su espectacularidad.

La cuarta columna indica la hora GMT (coincide con la hora canaria); la quinta, tipo de misil y la sexta, la plataforma de lanzamiento (submarino). La diferencia de una hora entre la hora del fenómeno (GMT+1) y la consignada en la base de datos de McDowell se debe a un error de compilación: descartando este error, el día y la hora de los lanzamientos coincide con la observación desde Canarias de la esfera en expansión al oeste de las islas.

La causa del fenómeno no fue otra que los efectos en la atmósfera de las sucesivas etapas de dos misiles Poseidón lanzados desde un submarino, concretamente el USS Von Steuben, al oeste de Canarias, en horario nocturno. La gran altura alcanzada propició que los gases fueran iluminados por el Sol situado bajo el horizonte, invisible a esa hora para los habitantes de Canarias.

El caso 22/6/76, Canarias es un magnífico ejemplo de diversos aspectos fundamentales de la creencia en los ovnis en tanto que visitas de naves extraterrestres a la Tierra, reunidas bajo el paraguas de la ufología. En esta ocasión sabemos que en su origen se encuentra un suceso real y objetivo (lanzamiento de un par de misiles desde un submarino), toda una ventaja.

Pero de ahí en adelante entraron en juego factores clásicos: la enorme sorpresa y temor de los testigos, que ignoraban la naturaleza auténtica del fenómeno que contemplaron; el papel de la prensa, que cometió el error inicial de centrarse en el testimonio más aberrante de cuantos se divulgaron; la injerencia de los creadores de misterios, gasolina para el fuego del sensacionalismo y la confusión de los interesados mantenida durante décadas; y la promoción acrítica y canónica de relato del falso "caso Gáldar".