Al valorar el primer el año del gobierno tripartito del Cabildo ha dicho usted que han sido doce meses perdidos e irrelevantes. ¿En qué basa esas críticas?
El balance es muy pobre. Si vemos las octavillas que ha hecho el gobierno de Antonio Morales, lo que más resalta de entrada es que se arroga la recuperación económica, la creación de empleo y el aumento de la afiliación a la Seguridad Social, pero llevan doce meses criticando la reforma del mercado laboral del Rajoy y considerando que esos datos son falsos. El balance es decir "vamos a hacer tal cosa", pero así se ha ido un año. Tampoco esperábamos un milagro, pero yo creo que los seguidores de esos tres partidos son los más decepcionados.
¿Y cuáles son, a su juicio, los principales incumplimientos en este primer año?
El gobierno de Morales tenía un programa muy genérico, donde resaltaban el rescate social y prometían muchas partidas para los más necesitados. Pero vemos, por ejemplo, que de los cinco millones dedicados al Plan Extraordinario contra la Pobreza, una parte de ese dinero ya estaba en las partidas de asuntos sociales, solo se ha movido de un sitio para otro. En las ayudas sociales ordinarias, en estos siete primeros meses de 2016 ni siquiera se han transferido las partidas a los ayuntamientos. En Cabildo de Tenerife ya tiene aprobado el Convenio de la Dependencia de este año con 400 plazas más, mientras que aquí presumimos que habrá uno, no sabemos cuándo, con 200 plazas más. Ahí nos están ganando porque es un área muy paralizada. También han prometido inversiones millonarias en carreteras, pero no las hemos visto. Estos días, por fin, están asfaltando algún tramo de la Avenida Marítima, pero en los demás municipios sigue todo igual. En diciembre dijeron que habían desbloqueado 40 millones para el mantenimiento de la red viaria, pero hasta la fecha. En Obras Públicas dicen que el consejero responsable [Ángel Víctor Torres] está siempre en Deportes, y en Deportes dicen que está en su despacho de Obras Públicas. Al final, lo que falta es liderazgo. Creo que el presidente Morales está en sus discursos, en buscar la notoriedad, pero no está en la gestión diaria. Y como además es muy presidencialista, todo está parado.
¿A qué achaca esa parálisis que usted percibe, a la falta de experiencia del grupo de gobierno o criterios políticos o ideológicos de los tres partidos?
La acción no tiene nada que ver con la ideología, cada uno tendrá la suya. Lo que creo es que no hay un proyecto de Isla que estimule al gobierno. Están poniendo banderas de esto y de lo otro, que algunas serán necesarias como símbolo, pero hay que hacer más cosas en el resto del día. Hay obsesión por el proselitismo y lo vemos en las mociones que presentan al Pleno, que no son propuestas concretas que afecten a Gran Canaria, sino cosas de cualquier lugar del mundo. Ni tienen proyecto ni parece preocuparles, están más en los debates de Podemos, no obsesionados por una gestión rápida y correcta.
Antes criticaba que existe una gestión presidencialista, pero eso viene heredado de anteriores etapas y si hay un ejemplo claro está en su partido, en el mandato de José Manuel Soria.
Sí , pero en un gobierno con más peso, donde el presidente delega. No digo que ceda el mando o la autoridad, pero sí la gestión diaria. Yo fue concejal con Soria y delegaba mucho, él pedía resultados, pero dejaba trabajar y a veces se enteraba de algunos logros o problemas por los periódicos.
Ante esa valoración tan negativa del primer año, ¿qué propone el PP para el resto de este mandato?
No confió en que cambie esta actitud tan pasiva, que esta tranquilidad se convierta en hiperactividad. Esta isla necesita un liderazgo y un proyecto de futuro, Gran Canaria merece algo más.
Ha criticado las disputas internas en los grupos del tripartito, sobre todo entre los consejeros de Podemos. Sin embargo, este gobierno ha sido mas estable que el del PP en el anterior mandato. ¿Cree que este equipo durará los cuatro años?
Siempre he pensado que sí porque los consejeros de Podemos, a medida que pasan los meses, se han ido tranquilizando y prefieren estar en el gobierno a la oposición. Alguna vez saldrá alguna diferencia puntual, pero cada vez menos porque se han convertido en casta. Los críticos ya no son tan combativos con los oficialistas y viceversa. Les gusta estar en el poder y tener coche oficial, aunque digan lo contrario.
En este año ha mantenido varios enfrentamientos verbales con el presidente Morales. ¿Le sorprende su actitud?
No, porque mis compañeros de Agüimes me habían contado que está acostumbrado a ser el amo y a tener el poder absoluto. Y a usarlo para afianzarse por las buenas o las malas. Desde el primer día, cuando tomó posesión, me criticó porque no aplaudimos una intervención suya en la que dijo disparates como que la democracia en España estaba secuestrada. Eso revela su personalidad y su carácter, que ejerció de forma absoluta durante 28 años. Yo me llevo bien con todos los consejeros del gobierno y coincidimos en el día a día, pero con Morales es difícil tener un trato cordial porque tiene la piel muy fina a la hora de encajar las críticas. Creo que tiene serios problemas de comprensión democrática.
En varios asuntos, precisamente los más polémicos, como la renovación del Oasis de Maspalomas, la eliminación a tiros de las cabras silvestres o la cesión del campo de golf de Bandama, la oposición del PP está condicionada por lo que hizo su partido en el anterior mandato. ¿Tiene libertad el actual grupo del PP para desmarcarse de lo que hicieron sus compañeros?
Yo pienso en el futuro, los años van cambiando y hay que tomar decisiones adaptadas a las nuevas realidades. Lo del Oasis en su día fue una anormalidad, a lo mejor necesaria, no lo sé, pero han pasado los años y hay que dar una respuesta. Si los otros mueven ficha, tú también tienes que mover. Nos dicen que las matanzas de cabras venían de antes, pero en cinco meses multiplicaron por tres las muertes producidas en cuatro años, con unos impactos visuales tremendos. Los tiempos cambian y hay que ser sensible a la opinión de la gente. Las imágenes de cabras moribundas no se veían antes, por eso digo que son radicales hasta para matar cabras. No soy animalista, pero tampoco me gusta ver sufrir a un animal.
Se lo preguntaba porque su grupo vive una especie de esquizofrenia con el pasado. Lo que se hizo bien en el anterior mandato se lo arroga el PP y lo que se hizo mal se lo encasquetan a José Miguel Bravo de Laguna.
O al revés (risas). Por eso digo que los ciudadanos cuando votan lo hacen pensando en el futuro, quieren que les resolvamos los problemas. Yo miro el pasado como un historiador y con autocrítica para ver que se hizo bien y mal. Me da lo mismo si lo hizo un partido u otro.
¿Qué salida propone el PP en el conflicto del Oasis?
Hace unos meses aprobamos una moción en el Pleno del Cabildo para conservar el palmeral y renovar la oferta alojativa; nos creímos que Antonio Morales iba a iniciar una negociación, pero por lo que vemos no ha hecho nada todavía. Proponemos mejorar el Oasis, el parque Tony Gallardo y el entorno del Faro. La empresa Riu ha movido ficha, ha cambiado mucho el proyecto y el Cabildo también debe hacer lo mismo, no obsesionarse y no hacer del instrumento del BIC un fin, que es proteger el palmeral y renovar la oferta alojativa. Esto, por desgracia, no se consigue con un decreto, porque luego vienen los recursos de las empresas privadas, primero hay que agotar el proceso negociador. Lo que no es presentable es cambiar las normas a mitad del juego. La salida no es decir que no se debe judicializar el futuro del Oasis, como dice Morales, y al mismo tiempo presentar un recurso contra la declaración de inversión estratégica, que lo único que hace es reducir los plazos de tramitación. Cuando se recurre a los tribunales es porque no se quiere llegar a un acuerdo.
Acusa a Morales de convertir el Cabildo es una agencia de colocación de NC, PSOE y Podemos para militantes que se quedaron sin cargos. ¿No exagera?
Ha habido nepotismo en los nombramientos, incluso lo denunció Podemos. La ley redujo el número de cargos de confianza a un máximo de 27, pero como quieren más asesores pervirtieron la figura del director general para hacer concursos amañados.
