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La Atalaya chapotea en barro

Medio millar de vecinos y turistas rescata las tradiciones del barrio alfarero de Santa Brígida

El barrio troglodita de La Atalaya se empapó ayer por completo, desde El Goro hasta la plaza, de las costumbres que tenían sus primeros habitantes, alfareros principalmente, en tiempos ancestrales. Cerca de medio millar de vecinos y visitantes subió hasta la parte alta del pueblo para embadurnarse en barro y bailar con el fango hasta en las orejas por las principales calles del pago satauteño a ritmo de Los Isleños y la charanga de La Aldea. En su 25 aniversario, la fiesta rinde homenaje a uno de los fundadores, Alexis Santana.

A lo largo de su cuarto siglo de historia, la Traída del Barro de La Atalaya se ha convertido no solo en una cita lúdica y cultural para los vecinos del municipio de Santa Brígida sino también en un atractivo para los turistas que visitan Gran Canaria durante los meses de verano.

La fiesta arrancó en 1992 de la mano de un grupo de jóvenes del pueblo, que se propuso rescatar del cajón del olvido una actividad con la que se ganaron la vida muchas de sus abuelas. El ritual, que con el paso de los años gana cada vez más adeptos, comenzó con un pasacalles musical por las principales vías del pueblo para luego ascender a la zona de la Concepción, donde les esperaba con los brazos abiertos un gran charco de barro.

Allí, en El Goro, y con los acordes de la banda de La Aldea de fondo, mayores y niños, locales y foráneos se untaron en fango con la ayuda de cerca de 20.000 litros de agua que arrojó una cuba municipal.

El acto simula la búsqueda de barro en la que se embarcaban los antiguos pobladores de la zona para luego elaborar con esta materia prima vasijas y todo tipo de utensilios domésticos. Muchos de estos antepasados, relató Francisco Montesdeoca, uno de los organizadores de la fiesta, luego caminaban hasta la ciudad capitalina de Las Palmas de Gran Canaria, Agüimes o Arguineguín para intercambiar sus objetos por comida. Algunos de los loceros tardaban días en llegar a su destino, porque "solo unos pocos disponían de bestias" para transportar sus enseres.

Con el pasar de los años, la muestra ha adquirido un componente cultural que se puede apreciar en el programa de actividades que elabora la organización. La jornada de ayer comenzó con un mercadillo en el centro locero de La Atalaya donde los visitantes pudieron sumergirse en la cultura prehispánica de la Isla a través de la loza, garrotes y demás utensilios populares.

El antiguo centro de salud acoge hasta esta tarde, que culminan las fiestas, una exposición de los 25 carteles que han anunciado las diferentes ediciones de la muestra.

En esta ocasión la organización ha querido reconocer por "su entrega incondicional" a la Traída del Barro la labor del vecino Alexis Santana, también fundador de este homenaje etnográfico.

Los combatientes de la batalla del barro acabaron ayer con un caldito de pescado en el estómago y con música en la calle Camino a La Picota.

Hoy, a partir de las 10.00 horas, un ejército de 200 corredores de toda la Isla participa en una carrera solidaria que atraviesa caminos y enclaves singulares de La Atalaya. Con este encuentro el barrio culmina tres días de pura tradición y orgullo popular.

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