Solo unos centenares de agaetenses desafiaron ayer el calor y acompañaron a la Virgen de Las Nieves en la procesión hacia el encuentro con San José en el puente viejo y el posterior traslado de ambas imágenes por las calles de Agaete para recalar finalmente en la parroquia de la Concepción, donde permanecerá el retablo hasta el 17 de agosto. Había que ser valiente para enfrentarse al sol de mediodía, por lo que la mayoría de los vecinos y los supervivientes de La Rama optaron por irse a la playa o refuguiarse en casa ante un aparato de aire acondicionado. Ni el mar era capaz de evitar la sensación de sofoco.

Algo extraño sucedió ayer en la meteorología de Gran Canaria y Agaete fue el epicentro de la bajada de una masa de aire caliente desde la cumbre que disparó los termómetros a primera hora de la mañana.

De hecho, la máxima de 43,8 grados se registró a las 11.20 horas, pues luego empezó a correr algo de aire. Pese a que se adelantó la eucaristía y la de la procesión, la salida de imagen coincidió con el momento de más calor.

Algunos fieles atribuyeron la posterior reducción de la temperatura a un milagro de la virgen, pero los meteorólogos tienen explicaciones más sencillas.

Mientras una treintena de reyunos encabezaban la procesión hacia el pueblo, la gente que acompañó a la imagen de Las Nieves buscaba los árboles o cualquier mobiliario para protegerse del sol. El problema es que hay un tramo de muchos metros en que el único refugio era la sombrilla de un vendedor de turrones y allí no cabía más nadie. Algunos acompañantes de avanzada edad se sentaron un rato a descansar bajo un árbol y allí se quedaron, pues el peligro de un desfallecimiento era evidente si seguían detrás de la virgen hasta el pueblo.

No lo pasaron mejor los que acompañaron a la imagen de San José hasta el encuentro del puente viejo, sobre todo los representantes políticos, menos acostumbrados que los marineros a permanecer bajo el sol durante un tiempo que se hacía interminable. A más de 40 grados, las chaquetas y corbatas sobraban. Incluso algunos sacerdotes se vieron obligados a recurrir a vistosos sombreros de safari o gorras de béisbol para no achicharrarse el cráneo. Cristo, que tanto baila su papagüevo en La Rama como ayuda después en labores de moganillo, llevó una gorra con el escudo del Barça.

El encuentro entre las dos imágenes como fue menos multitudinario, pero igual de emocionante para los fieles que buscaron cobijo bajo la arboleda. Los marineros del puerto de Las Nieves viven con fervor las tres reverencias de San José a su patrona. Tras cruzar el puente nuevo, cuyos bordes se vallaron este año primera vez para evitar caídas en las aglomeraciones de La Rama , la dos comitivas llegaron a la fachada de la iglesia de la Concepción acompañadas un escuadrón de gastadores de la Marina.

Después del canto de La Salve en el pórtico de la parroquia , con los rellanos como principales protagonistas, se quemó la traca en toda la plaza de la Constitución. Por si era poco el calor, los asaeteases notaron que este año había más pólvora y que el suelo vibró más de lo normal. Incluso hubo algunas caídas al huir del ruido ensordecedor.

Tras la procesión de Las Nieves habitual que los vecinos de Agaete se reúnan en parrandas por los bares de las esquinas para tomar unas cervezas frescas y cantar, pero ayer el cuerpo pedía una casa con ventilador y el pueblo quedó semidesierto durante la tarde. Hubo unanimidad en que nadie recordaba un calor tan sofocante en el día grande de Las Nieves. Hoy toca playa y descanso, pero el bochorno sigue.