La Guardia Civil detuvo el pasado viernes 12 de agosto por la tarde a una mujer de 43 años que responde a las siglas R. G. F. acusándola de un delito de homicidio en grado de tentativa. Los hechos ocurrieron en una vivienda de la calle Madroño, en Balos (Vecindario), hasta donde acudieron dos patrullas del Instituto Armado que habían recibido un aviso por parte del Centro Coordinador de Emergencias (Cecoes-112) del Gobierno de Canarias en relación con un caso de agresión física con arma blanca en un domicilio de esta localidad santaluceña.

La víctima del suceso es el novio de la ahora investigada, un hombre que estaba siendo atendido por una ambulancia del Servicio Canario de Salud cuando los miembros del Instituto Armado llegaron a la vivienda. A partir de ese momento, una de las dos patrullas que llegaron hasta el lugar de los hechos asistió a los equipos de emergencias, cuya labor fue crucial para mantener con vida al hombre, herido de gravedad al presentar al menos dos cuchilladas en el lado derecho del torso, una de las cuales había llegado a perforar su pulmón derecho, de acuerdo con las fuentes policiales consultadas por este periódico.

Mientras ocurría esto, la otra patrulla de la Benemérita comenzaba a indagar en lo ocurrido, tratando de esclarecer la autoría de los hechos. No fueron necesarias demasiadas pesquisas, ya que R. G. F. reconoció ante los agentes que ella era la autora de las cuchilladas como consecuencia de una disputa sentimental, manifestando a los agentes que si la víctima no era para ella tampoco lo era para nadie, según explicó la Guardia Civil en una nota de prensa difundida ayer.

Aunque la presunta autora de los hechos asumió en el mismo momento su vinculación con el intento de homicidio, al ser cuestionada por el arma homicida trató de desviar la atención sobre qué tipo de elemento punzante había sido utilizado. En un principio alegó que lo había hecho con unas tijeras de pequeño tamaño, pero el dato resultaba inconsistente con el considerable tamaño de las heridas que presentaba en el cuerpo su pareja.

Tras rastrear la vivienda en busca de pruebas, los agentes de la Guardia Civil hallaron oculto en el pasillo, junto a una escoba y un recogedor, un cuchillo de cocina ensangrentado. Las proporciones de esta arma -23 centímetros aproximados de filo con un ancho de 4,5 centímetros y 34 centímetros de longitud total- sí casaban con la dimensión del ataque.

La gravedad de las heridas de arma blanca sufridas por la víctima en órganos vitales como el pulmón derecho aconsejaban su ingreso inaplazable en un centro médico, por lo que una vez estabilizado el equipo sanitario procedió a su traslado inmediato al Hospital Universitario Insular de Gran Canaria. Allí fue intervenido de urgencia la misma noche de los hechos. En el momento de entrar en el quirófano su estado era muy grave y su vida corría grave riesgo. Desde entonces la víctima continúa ingresada en las instalaciones hospitalarias del barrio de la Vega de San José y aunque permanece internado con pronóstico grave, ya no se teme por su vida.

La investigación policial se vio acompañada por el trabajo de recogida de muestras realizado por el equipo territorial de policía judicial de Vecindario para su cotejo durante la instrucción del caso, tras lo cual los agentes de la Guardia Civil procedieron a la detención de R. G. F. en el lugar de los hechos y a su posterior traslado a los juzgados de San Bartolomé de Tirajana. Al no existir una denuncia previa, el órgano judicial optó por mantener en libertad a la acusada, pero sigue pesando sobre ella el cargo de homicidio en grado de tentativa.