Los comerciantes de Arguineguín denunciaron ayer el retraso en las obras de la carretera general del Sur, la GC-500, y sostuvieron que la facturación de sus negocios ha caído hasta en un 50%. En respuesta, la alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno, admitió que las protestas están justificadas y emplazó a los afectados a solicitar una indemnización por los perjuicios causados, que achacó al anterior grupo de gobierno municipal del PP.
El propio Ayuntamiento se plantea exigir responsabilidades a los redactores del proyecto, que según la alcaldesa no tuvieron en cuenta que las obras afectaban a las conducciones del Consejo Insular de Aguas, Red Eléctrica, Endesa y Telefónica, por lo que hubo que paralizar los trabajos hasta obtener su autorización. Onalia Bueno aseguró que todos esos problemas se han resuelto y las obras terminarán en un plazo de dos meses y medio, pues solo falta construir la parada de guaguas y el puente elevado sobre el barranco de Pino Seco.
En una nota, los comerciantes explicaron que las obras en el centro urbano de Arguineguín acumulan ya un retraso de casi dos años y el acceso a esta localidad sigue "estrangulado", lo que "golpea de lleno a la rentabilidad de los negocios de la zona". Los comerciantes han visto cómo su facturación ha caído hasta un 50% por culpa de la dilación de los trabajos, que parecen no tener fin, según los afectados.
La Concejalía de Obras Públicas de Mogán puso como fecha límite el pasado mes de junio, pero "una vez más" se ha incumplido, lo que ha llevado al sector a denunciar "el deterioro de la imagen turística" del municipio. Entre los más afectados se encuentran los propietarios de la Joyería Elios y de la gasolinera de Arguineguín, que contempla cómo los repostajes han descendido de manera notable. De hecho, todos los días se repiten atascos interminables en la arteria principal de esta localidad, lo que bloquea toda actividad.
Los trabajos de mejora deberían haber finalizado el pasado mes de noviembre, pero el Ayuntamiento se vio obligado a modificar parte de la obra al detectar errores en el proyecto. Algo que supone, al margen de los retrasos, un desembolso de 100.000 euros más, que se suman al presupuesto inicial de 1,5 millones. Los comerciantes aseguran que la situación es "una pesadilla" porque las obras no avanzan y afectan no solo a los comercios sino al día a día de los vecinos y los turistas.
Los desvíos del tráfico rodado son "insostenibles", sobre todo entre el tramo entre el barranco de Pino Seco y la rotonda conocida como la Cola de la Ballena. La actuación contempla la construcción de nuevas aceras, la modernización de las paradas de transporte y la habilitación de zonas verdes.
La alcaldesa Onalia Bueno dijo que "todos los obstáculos están salvados y los trabajos van a todo tren", pero apuntó que "los comerciantes tienen razones para enfadarse porque una obra que iba para ocho meses se ha demorado en un año y cuatro meses".
"Le hemos dicho que soliciten los perjuicios causados y se valorarán, porque es cierto que las ventas han bajado; se ha generado un trastorno, pero no había otra posibilidad porque se trata de la carretera general, no hay alternativa de cambiar la circulación", concluyó.
