Eros y Gael Martínez Pérez, de 21 días, entre sus brazos en el mayor milagro que esta familia ha vivido y el mejor regalo que la vida les ha podido dar. Sus padres, Genma Pérez y Francisco Martínez, junto a sus tías maternas Guadalupe y Miriam Pérez, no caben en su felicidad por tener la oportunidad de disfrutar de ellos. Después de años de intentos para concebirlos, parece que sus plegarias a varios santos y vírgenes han surgido efecto. Entre ellos, a San Bartolomé, protagonista ayer en Tunte, donde han crecido. Así, no sólo Juan Francisco se estrenó en la iglesia, los pequeños de esta familia también lo hicieron con su primera vez en esta misa.

A sus tías, y en breve madrinas, se les cae la baba. Mientras Guadalupe da de comer a Gael, "el que llora por todo", Miriam mece en sus brazos a Eros, "que es tan bueno que sólo se queja para comer". Alrededor, Alonso Pérez, su primo mayor, los mira con ternura a la vez que les habla, con gracia, en inglés.

La llegada de los mellizos ha sido para todos una bendición. "No podía quedarme embarazada y pedí que si me quedaba y todo salía bien, al ser por tratamiento, yo cumplía las promesas que fueran", explica su madre, que ha ido a ver a Santa Rita desde el Tablero de Maspalomas, a la virgen del Pino y ha hecho el camino de Santiago en Galicia por esto, su mejor causa.

Ayer tocó su pueblo. Ante la mirada de San Bartolomé, los bebés asistieron, sin darse cuenta, a su primera misa, para dar gracias por sus vidas. De esta manera, la alegría entre los suyos era palpable a simple vista. Acurrucados en sus sábanas verdes, con sus nombres grabados, no saben la de amor que les queda por recibir, empezando en ese almuerzo familiar "de estofado" donde este año "celebramos doble".