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Fiestas del Pino, comienza la función

El Festival Internacional de Arte en la Calle sitúa a Teror en la rampa de salida de la gran parranda

La función de calle de las fiestas del Pino comenzó ayer en formato circo y con decenas de pequeños colgados del trapecio, afanados en la acrobacia aérea y vacilando con los malabares y los juegos de magia en el parque Teresa de Bolívar, ayer tarde convertido en el epicentro del tinglado, mientras en la otra banda del casco histórico, en la Alameda, un nutrido grupo de mayor edad se entregaba a cogerle el ritmo al swing con otro cursillo acelerado de la especialidad.

El primero de ellos era el ofrecido por La Granuja Producciones, de Mayli Anta y Daniel Guimerá, con un pequeño máster en el que enanos y algo más galletones descubren de repente que una pierna sirve para algo más que llevar una playera, o que un brazo se puede estirar más de lo que en principio estaba diseñado.

Daniel Guimerá explicaba que el personal siempre termina sorprendiéndose de habilidades escondidas hasta que se ofrece la oportunidad de guindarse a alguien en los distintos inventos que propone su Circus Camp, que hoy se repetirá a la misma hora, "y si hace falta cerrará hasta más tarde".

Y al parecer la jornada sí que deberá alargarse. En un espacio del parque, bajo una estructura truss, de la que cuelgan mosquetones, vagas planas, tela aérea de punto de seda elástica, trapecios y aros, Mayli Anta, especialista en danza y acrobacia va enredando al personal en las distintas diabluras. Hay enanos que tras la sesión apuntan al Circo del Sol, al fin y al cabo, como apunta Guimerá, "las artes escénicas son un medio para la transformación".

Una transformación que también se produce en la Alameda, según ilustra Bentejuí de Vera, de Mojo Swing, quién afirma que se está creando una creciente comunidad Lindy Hop, que practica un baile, el propio swing, cuyo apogeo se remonta a la primera mitad del siglo pasado. Con su compañera Edurne del Río transportan de tiempo la trasera de la basílica con un estilo que se perdió tras la II Guerra Mundial.

Afirma De Vera, que en Gran Canaria está teniendo su aquello, con iniciativas como el Clandestino Swing, unas citas con orquesta incluida en los puntos más emblemáticos, como el que celebrarán mañana domingo en Vegueta, o el que ya disfrutaron el pasado sábado 22 en la plaza de Santa Ana, que a tenor de la respuesta de participantes apunta que va para largo.

Hoy también estarán en la misma Alameda para ir perfeccionando el punto swing, y con la música en directo del grupo formado por el pianista de La Fábrica de La Isleta, José Alberto Medina; el bajista Carlos Meneses; el batería Jesús Vega; y el italiano clarinetista Cosimo. Todo ello en un día cargado de actos dentro del mismo festival internacional de arte EnPie.

Así, la primera entrega del día tendrá lugar a las 12.30 en el auditorio con la obra Días de Nocilla y Magia, del valenciano Nacho Diago, con la entrada a un precio de 3 euros. Todas las demás entregas tendrán lugar en distintos puntos del centro histórico de la villa de Teror, y son gratuitas.

El entrante de la tarde lo ofrece a las 18.00 horas un pasacalle con el acompañamiento de la batucada Caribe, que recorrerá la calle Real de la Plaza, para dar paso media hora después al Mr. Banana Show.

Se trata de una propuesta del canadiense Pierrick St-Pierre, que escenificará en la plaza de Sintes, vinculado a los circos de Vietnam y China, y que ha representado la obra en Alemania, Francia, Bélgica, España, Italia o Escocia. Luego llega Purpussi, a las 19.30, en el patio de las oficinas municipales, de la compañía barcelonesa En diciembre, y que pretende llevar a escena "la estupidez humana en clave poética".

Una hora más tarde, y en la misma plaza del Pino, es el turno de los tinerfeños Abubukaka, con su obra Caribe Mix 2. Y que viene con aviso, con "un espectáculo de más mal gusto que nunca", y en definitiva una, "nueva mamarrachada que pintará de memez tantos temas que nos saturan".

Para terminar el día, a las 21.30 horas, con el lanzaroteño Kike Pérez y el tinerfeño Aarón Gómez en la Alameda. El primero, "lleva más de diez años haciendo el tonto por infinidad de escenarios, televisiones", y donde le dejen y su última incursión en un teatro colgó el cartel de "no hay entradas" en el Teatro Leal de La Laguna. Y el segundo ha logrado el reconocimiento de cómicos como Manolo Vieira, Ignatius Farras, y Flipy o María La Vikinga (Junca en Aída), entre otros, "que han dado buena cuenta del buenhacer del humorista".

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