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Fiestas del Pino Subida de la Bandera

Campanas a rebato por el Pino

La izada de la bandera marca el inicio del programa religioso de la patrona de la Diócesis de Canarias

Un momento ayer al mediodía de la izada de la bandera de las fiestas del Pino, con la banda La Isleña y los papagüevos haciendo las delicias de los más pequeños. ANDRÉS CRUZ

La villa de Teror sacó ayer al mediodía toda su artillería de campanas, tracas y voladores para anunciar el inicio del programa religioso de las fiestas del Pino, que quedan marcadas por la tradicional izada de la bandera.

Justo cuando el minutero marcaba las doce, Juan Carrasco, que suma con la de ayer 44 muescas correspondientes a otros tantos años elevando el pabellón de la espadaña de la basílica, subía el trapo acompañado por un explosivo rebumbio de voladores con rampa de salida en el parque Simón Bolívar, y la batería de campanas que viven en la emblemática torre amarilla construida en el año 1708, mientras en la plaza un buen número de vecinos, foráneos y algún turista que hizo el agosto en fotos en una sola mañana entraban en materia con la siempre perretosa Banda Isleña.

Los papagüevos hicieron el resto, enralando a una chiquillería que además se presentó con una caterva de banderas confeccionadas por ellos mismos en el preceptivo taller organizado previamente por el Ayuntamiento.

Desde hace unos cinco años la izada de la bandera se ha venido convirtiendo en el pueblo en uno de los entrantes más sustanciosos de la cita festiva de septiembre, gracias a la iniciativa de la Parranda de Teror de introducir los gigantes y cabezudos, tras otro taller y van dos, ofrecido en su momento por la asociación de Amigos de los Papagüevos, que también los hay, sobre la mecanización y puesta en marcha de las tarascas.

Así fue como ayer el laurel de Indias, el pino y hasta la araucaria que sombrean el entorno de la residencia de la Virgen se unían a un baile masivo mientras 60 escalones más arriba un grupo de incondicionales se turnaban para darle al badajo durante media hora a las campanas de la iglesia, en otro rito que se pierde en la memoria y en la que intervienen la campana de horas de la espadaña, a la que le da caña el propio Juan Carrasco, así como las del esquilón, la mediana y la grande que cobija la torre.

Para dar cuenta de lo que supone la izada de la bandera se han dado fenómenos de coincidir el 1 de septiembre con jornadas de sábado en las que determinadas personas empatan el mediodía con la verbena de amanecida, llegando al siguiente día sin mucho conocimiento sobre lo sucedido.

Ayer no fue el caso, rematándose el aspaviento con una posterior y refrescante fiesta de la espuma y la dispersión del público presente a medida que llegaban las primeras horas de la tarde. Era el turno entonces de los proveedores, que preparan en estos días lo que está por venir.

Son, en ocasiones, hasta 700 kilos de carne de cerdo. Y facturas de hasta 70.000 euros en mercancías de todo tipo para los locales más potentes, para una demanda especialmente de papas arrugadas con mojo y carne entregada en vueltas.

Por no hablar del afamado chorizo de Teror que, quizá puestos en línea, dan la vuelta al planeta por la raya del ecuador. Y es que la fiesta dobla con creces la facturación mensual gracias a la afluencia que provoca la presencia de la patrona, que este año ya luce en todo su esplendor con el manto blanco o manto de las rosas tras ser ataviada en la tarde del miércoles por la camarera de la Virgen, Pino Escudero. Se trata de una pieza confeccionada hace 148 años por las Hijas de la Caridad del Hospital de San Martín y que se ha restaurado dos veces, la primera por las monjas del Císter en los años 30 y la segunda por el inolvidable Francisco Herrera, autor a su vez del celebrado manto rojo salmón de 2002.

Además del atavío ya también está preparada la nube en la que baja la imagen, mañana sábado a las siete de la tarde, y que esconde el mecanismo que hace descender la talla para crear uno de los momentos más solemnes y emocionantes de la fiesta.

Pero antes, para hoy viernes, los más pequeños de la casa tienen jaleo, por la mañana y por la tarde, en La Alameda, con un surtido de actividades en torno a la película Atrapa la bandera, gracias a simuladores y chismes de efectos especiales de once a dos de la tarde, y de cinco a nueve de la noche.

El día acabará con una velada musical, la que ofrece la grabación del programa Tenderete ante la fachada de la basílica del Pino.

Será a partir de las diez de la noche con cantadores de toda Canarias, acompañados por la música de la Parranda Araguaney. Con el aliciente que supone el conmemorar los 45 años de su primera emisión, que precisamente se produjo un 7 de septiembre, víspera del Pino del año 1971.

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