La Provincia - Diario de Las Palmas

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San Bartolomé de Tirajana

El eclipse veranea en el Sur

La Asociación Saros siguió ayer el fenómeno desde la azotea de un edificio en Playa del Inglés

Eran las siete y media de la mañana y ya estaba todo listo. Dos telescopios de hidrógeno alfa, dos cámaras de fotos con filtro de luz blanca, una cámara de vídeo y los correspondientes ordenadores preparados para transmitir en tiempo real uno de los acontecimientos más esperados por la Asociación Saros y curiosos en general. Algunas nubes amenazaban con ponerse delante del sol que salió a las 07.41 horas, a esperas de que la luna hiciera de las suyas a las 7 horas, 54 minutos y 23 segundos de la mañana. Así, el equipo fue testigo del eclipse de sol que en España sólo se vio en las Islas y en aquellos puntos donde las nubes y la calima respetaron el cielo. Así, deslumbró en Playa del Inglés, donde el veraneo vive sus últimos coletazos.

Mientras unos se despiertan para ir a trabajar y otros llegan de amanecida, la azotea de los apartamentos Las Arenas ya estaba equipada para el espectáculo. Desde arriba, el fresco de la mañana, el mar en calma, algunas nubes de fondo y unos cuantos madrugadores caminando por la orilla de la playa vestían el paisaje testigo de lo esperado. "Hace dos días no se hubiera visto, por la calima", asegura Pedro Pérez, miembro de Saros, al lado de Frank Rodríguez, presidente de la Asociación, que ultima detalles.

Cada cierto tiempo Óscar Martín, también parte del grupo y llegado de Salamanca, informaba a sus compañeros del tiempo que quedaba para su comienzo, "24 minutos y 31 segundos", grita con emoción. "Es un eclipse bajo, por lo que la poca calima que hay y las nubes molestan un poco", apunta. Con pasión en los ojos habla de los tres tipos de fenómenos que hay en este campo, "anulares, totales y parciales". Cuenta que "hoy es anular, pero lo veremos parcial, sólo queda oculta una parte del sol". Así, determina que cuando se trata de anular "la luna está visiblemente más alejada", mientras que en los totales "esta se ve más cerca".

Los presentes son conscientes de que el espectáculo se reducirá a "una simple mordidita al sol", pero era imposible no acudir a un cita para privilegiados en el Archipiélago y África, "sobre todo por Tanzania", afirman, a la vez que aseguran que cuando se trata "del vicio" no hay quién los pare. "Cada uno es diferente y especial por la corona solar y por el encanto del lugar", relata Rodríguez. El también maestro de astronomía es cazador de eclipses desde el año 1999. Ha recorrido medio mundo para sumar 11 totales y de parciales ya perdió la cuenta".

Él y su compañero de expediciones Antón Fernández cuentan infinitas aventuras desde que empezaron juntos en la búsqueda. "Recuerdo el del 21 de junio de 2001 entre Sambia y Angola en medio de la selva rodeados de animales o en 2006 en el desierto de Egipto", hacen memoria. De esta forma, pasando por Australia hace años o por Micronesia "este mismo", ya tienen todo planeado para ver el próximo en la ciudad de Casper en Estados Unidos.

"Es el 21 de agosto de 2017 y puede venir quién quiera", puntualiza Fernández mientras señala que ya hay 25 personas inscritas en el viaje, incluidas familias enteras. "A través de Astroeduca.com se pueden apuntar y ver otras expediciones que organizamos a lo largo de año", especifica dejando claro que lo que prima en sus aventuras es la "improvisación".

El grupo mantiene viva su pasión: "Hacemos lo que haga falta por verlos". Así, no les frena tener que moverse de un sitio a otro a última hora, si las condiciones atmosféricas lo requieren. "El primero en Munich no se vio por el tiempo y nos recorrimos media Europa hasta la frontera con Francia para lograrlo", explican.

"¡Ahí está!", anuncia satisfecho, desde el otro extremo de la azotea Óscar Martín, para referirse al astro amarillo, grande y redondo protagonista del día. "Quedan cuatro minutos", añade, mientras le pide a Rodríguez un ocular. "Es que aquí nos prestamos todo", asegura.

Con todo lo necesario para incrustar en sus retinas otro "niño mimado", como denominan a los eclipses, a escasos minutos, temen que las nubes sean las causantes de una misión abortada. "No remonta", se preocupa el presidente de la Asociación, que mira al sol que se esconde tímido detrás de la masa parecida al algodón. Al mismo tiempo, el calor iba haciendo de las suyas en la zona del Sur y Playa del Inglés se iba despertando.

Entonces, el rey amarillo supo dónde y cuándo estar para no decepcionar a sus fieles seguidores. Cada uno en sus puestos, las pantallas de los ordenadores portátiles comenzaron a transmitir en directo el fenómeno en el que la luna exigió un poco de protagonismo. Así, las cámaras y los telescopios empezaron a captar "una manchita negra a la derecha" que creció hasta formar una imagen que bien podría compararse con el famoso Comecocos. "Tan sólo pensar que la luna está ahí", corta la frase emocionado Pedro Pérez, que hace fotos.

De esta forma, unas 400 imágenes son las captadas durante una jornada "para no olvidar". Poco a poco, la mancha negra crece y el sol se capta en movimiento "por las turbulencias atmosféricas", explica Rodríguez ante la mirada de tres curiosos que no quisieron perderse el momento. "Aunque sea una pequeña mordidita siempre es el mismo cariño y mientras muchos a los que les gusta no se levantan temprano para verlo, nosotros sí", añade.

También habla de la "pérdida del romanticismo". "La astronomía ha cambiado, antes se miraba con el ocular y ahora con el ordenador lo ves todo", determina mientras alega que "se ha perdido el encanto". Por su parte, la luna siguió su camino y se interpuso entre el sol y la Tierra en el plano perfecto para satisfacer a los cazadores y enamorados de este mundillo. A pesar de que los cambios para disfrutar de esta actividad son evidentes, Antón Fernández dio un poco de "eso de antes" en el ambiente.

Sacó sus prismáticos con filtros solares y una caja blanca destacó entre sus manos. De su interior extrajo un cartón con agujeros formando el nombre de la Asociación y la fecha del fenómeno. "Es un pinhole, en cada agujero se debe ver el eclipse, pero es tan pequeño el mordisco que no se aprecia muy bien", explica. Además, relata cómo a través de los árboles y la sombra en el suelo "entre hoja y hoja", también puede verse. "Antes era común hacerlo así", puntualiza.

Diferentes formas en distintos lugares, donde las horas sin dormir o las distancias en carretera nunca han sido un problema cuando de cazar se trata. "El de Sambia fue tremendo, tardamos 30 horas en llegar al lugar clave para verlo y estuvimos sin comer ni dormir", cuenta con brillo en los ojos Fernández. "Todo entre aves y cocodrilos y con la suerte de que se nos rompió la furgoneta al volver", añade mientras recuerda "el bote de aceite que nos dieron y el tornillo del retrovisor" que los salvó y les permitió volver con un fenómeno más en la retina.

"Un eclipse en su totalidad suele tardar 4 o 6 minutos y siempre hay improvisación, por lo que si a última hora empiezas a ver cambios, es inevitable que te tiemblen las piernas", afirma con pasión. Esa misma que le hace disfrutar, tanto a él como a sus compañeros, del momento máximo del acontecimiento a las 08.18 horas. Con el fin de observarlo de la mejor forma posible en el ordenador, diferentes estrategias son válidas. Frank Rodríguez pone una funda negra a la pantalla de su herramienta y Martín, por su parte, hace uso de una toalla de rayas blancas y amarillas capaz de encerrarlo en un mismo espacio con su ordenador.

Que se trate de una "afición cara", según Pérez, no frena a este grupo de unos diez miembros que lleva activo desde el año 98. Juntos comparten una forma de vida donde salir de caza es mucho más que captar imágenes. Desde que son conscientes de un nuevo fenómeno de este tipo hasta que finaliza, disfrutan cada instante como "único e irrepetible" y siempre con el corazón en un puño.

Así, a las 08.44 horas llegó a su fin el esperado del 1 de septiembre de 2016 que "aunque sea parcial se quiere igual". Bromean con la posibilidad de ver el próximo total en las Islas, después del último "el 2 de octubre de 1959", ya que creen un poco complicado seguir con sus expediciones para el 12 de diciembre de 2243.

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