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El mercadillo agrícola de Santa Brígida cumple 30 años con doce vendedores

El exconcejal Julio Alemán lo puso en marcha en 1986 y desde entonces abre todos los fines de semana

El mercadillo agrícola de Santa Brígida cumple 30 años con doce vendedores

Al contrario que el tango de Gardel, donde 20 años no es nada, los 30 que ha cumplido el Mercadillo Agrícola de Santa Brígida es mucho, aunque parezca que fue ayer. Por ello, lo ha celebrado con una exhibición de cuentacuentos y malabares y con la actuación de la parranda Yemayá.

El que fue concejal de Mercados en 1986, Julio Alemán, fue el que lo puso en marcha. "Lo inauguramos un 9 de agosto, que era miércoles, pero su funcionamiento total se desarrolla los fines de semana", señala el exedil con emoción contenida.

Este mercado satauteño es un espacio para el comercio pero también para una ya longeva amistad y relación con los clientes que acuden cada fin de semana a su mercado desde que fuera inaugurado hace 30 años, motivo por el que el pasado fin de semana se celebraron algunas actuaciones infantiles y musicales.

El Mercadillo abre habitualmente los viernes y sábados mañana y tarde, mientras que los domingos lo hace hasta el mediodía. Cuenta con todo tipo de servicios y un aparcamiento a menos de cinco metros de los puestos. Además, dispone de un parque infantil de juegos para que las familias puedan realizar sus compras mientras los pequeños se entretienen con los juegos que han sido instalados recientemente en el centro del parque satauteño.

Hoy son doce los titulares de los puestos, algunos de los cuales han heredado la actividad agrícola de sus antecesores y también la venta de sus productos en este Mercadillo, creado a mediados de los años ochenta cuando el Ayuntamiento, con la visión del entonces concejal Julio Alemán, lo puso en marcha con el objetivo de contar con un espacio para que los agricultores locales pudieran comercializar los productos de sus huertas. Con el tiempo se ha especializado en diferentes tipos, que se adaptan a la demanda de una clientela fiel junto a sorprendidos visitantes esporádicos, que no imaginaban encontrar un pequeño mercado con tal variedad y calidad de productos.

Coralia, Felipe, Luis o Amado son algunos de los nombres de la segunda generación de puesteros. Quesos exclusivos y de texturas y sabores llenos de tradición, vinos de la tierra que llenan de tonalidades hipnotizadoras el escaparate, lluvia de pétalos de colores intensos que resaltan en la villa de las flores, productos ecológicos que saben, huelen y se ven con ese aspecto natural que los distingue de la imagen repetitiva de las cajas de frutas y verduras de importación, la variedad casi boticaria de hierbas y hojas para infusiones.

Así son los productos que se pueden adquirir en este Mercadillo donde sus concesionarios muestran con satisfacción el resultado de tres décadas de trabajo hacia un público al que le ofrecen el trato personalizado y hospitalario, así como la calidad y la orientación al cliente que ya no es sólo un visitante más, sino el amigo que les ha visto crecer y mantener una actividad que es complementaria de la labor agrícola pero no menos importante, como es la comercialización de los productos.

La divulgación o publicidad de la existencia de este Mercadillo es uno de los mayores inconvenientes que ven los concesionarios a la hora de incrementar sus ventas, dado que todos los fines de semana se encuentran con clientes que con asombro reconocen que no sabían de la existencia de este espacio que se encuentra junto a la Finca del Galeón.

Por ello, los responsables del Mercadillo consideran que es un privilegio contar con estas infraestructuras, que son utilizadas por una clientela muy fiel, entre los que se encuentran personas de nivel económico medio y alto, pero también aparecen grupos de turistas que disfrutan con el colorido y variedad de los productos que se comercializan en los puestos.

Los concesionarios apuestan por continuar y mejorar su actividad, sin olvidar a aquellos pioneros que fueron los primeros puesteros, pero también al que impulsara su creación, Julio Alemán, a quien realizaron un reconocimiento público durante la celebración de este 30 aniversario de la apertura.

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