Cientos de personas se unieron ayer a la primera de las noches de las fiestas del Rosario de Agüimes participando en la decimotercera edición de la Subida del Millo, una cita que ha ido ganando prestancia con los años y que sirve para que niños y adultos mantengan vivas las tradiciones vernáculas del municipio, como el tradicional proceso que daba lugar al gofio.

Pasaban las 17.00 horas cuando los participantes ya ocupaban cada esquina de la plaza de Nuestra Señora del Rosario, que era el punto de partida marcado por la Concejalía de Festejos para iniciar la caminata que les llevaría hasta los molinos de Lolita y Ananías, fieles representantes de una tradición que se remonta a más de dos siglos atrás. Puntuales, a las 18.00 horas todos arrancaron tomando la carretera de Guayadeque para completar los dos kilómetros que les separaban del lugar de la molienda. En torno a las 18.30, la comitiva ya había comenzado a llegar a su destino en el barranco.

Entre el público destacaban los niños, que como cada año acudieron ataviados con las vestimentas tradicionales. El Ayuntamiento había hecho un esfuerzo por comunicar la fiesta entre las guarderías y las escuelas infantiles y de primaria del municipio que se notó en la asistencia de familias al completo. Una vez arriba, los más pequeños se convirtieron en los grandes protagonistas al encargarse de la primera gran misión de la tarde: proceder a la descamisá de las 15 cajas de piñas, que había preparadas, un paso fundamental antes de cernir el millo y pasarlo a los molinos, que aún funcionan con piedras movidas por agua corriente llegada desde las galerías del barranco de Guayadeque.

Los más pequeños lo pasaron en grande con las piñas, pero aun más cuando pudieron empezar a disfrutar del cochafisco y los conos de roscas recién hechas que salían sin cesar del interior de los molinos. Para ellos también estaban pensados los juegos tradicionales que organizaron las componentes de la murga Las Salamandras. Nadie quiso perderse el teje, el elástico y las carreras de sacos.

La temperatura era agradable, pero antes de que terminara de caer el sol todos emprendieron el camino de vuelta hacia la plaza de Nuestra Señora del Rosario, para evitar el frescor que entra en el barranco con la llegada de la noche.

A las 21.00 horas, cuando la comitiva llegó de nuevo al casco de Agüimes, en el ambiente ya se respiraban ganas de parranda. En la plaza, los grupos se habían distribuido en las mesas dispuestas por la organización municipal, que también invitaba a los participantes al vino. Lo único que había que traer de casa era la comida -no faltaban las aceitunas de Temisas, las papas arrugadas y unas tortillas que parecían de campeonato- y las ganas de formar parte de la ya bautizada como 'noche parrandera del millo'.

En la zona de baile de la plaza, donde todo el mundo llevaba las ropas tradicionales -la consigna era que quienes que no fueran vestidos con ellas no tendrían permitido el acceso- sonaba un popurrí de canciones con el que las agrupaciones folclóricas Tacoremi, La Villa y Los Argones junto al grupo Aguayo invitaron a todos los presentes a animarse a bailar. La fiesta se alargó hasta la medianoche, cuando tras tanto jolgorio tocó regresar a las casas para descansar.

Las fiestas continuarán el próximo sábado con la multitudinaria 'Traía' del Gofio, que hará el camino inverso al efectuado ayer. Además, el 1 de octubre tendrá lugar la romería de Agüimes.