Ajeno al trajín turístico de la costa de Maspalomas, el pueblo de Arteara descansa en pleno sosiego junto a las faldas del macizo de Amurga. El pago de medianías destaca no solo por la belleza de su palmeral y su condición de sitio histórico, que le otorga la mayor necrópolis prehispánica de la Isla, sino también por ser tierra de pozos negros y embalses privados. En pleno siglo XXI, la treintena de hogares y empresas que conforman el enclave carecen de acceso a servicios esenciales, como son la red de saneamiento y abastecimiento de agua. Una reivindicación histórica de sus vecinos. En 2009 el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana adjudicó por 59.316 euros a la empresa Invercasti 2000 S.A las obras de suministro de agua corriente, sin embargo, el proyecto nunca se llegó a ejecutar.
"Arteara también existe" y sus "habitantes también tienen derecho a disfrutar de servicios básicos" como el resto de pueblos del municipio de San Bartolomé de Tirajana. Con estas palabras el presidente de la asociación de vecinos La Vega de Arteara, Heriberto Sarmiento, resume casi una década de lucha por conseguir que el lugar de sus orígenes progrese en el tiempo.
Las casas y las infraestructuras turísticas que se levantan en el denominado Valle de las Mil Palmeras aún gestionan sus aguas residuales en pozos negros debido a la falta de conexión con una red pública de saneamiento. Cuando las fosas sépticas llegan a su capacidad máxima, a los vecinos no les queda otro remedio que contratar alguna cuba particular o pública para que proceda a evacuar sus instalaciones subterráneas. Algo parecido ocurre cuando sus aljibes llegan a niveles mínimos. El acceso a agua corriente les cuesta un verdadero "desembolso" a quienes incluso tienen animales a su cargo.
El encargado del parque de camellos de Arteara, José Manuel Caldeiro, lamenta que para dar de beber a sus animales la empresa tenga que asumir un coste mensual que oscila entre los 700 y 800 euros. "El agua es un bien de primera necesidad", explica el empleado, y "es una pena que un pueblo en el que paran decenas de turistas al día" en su camino al centro de la Isla no disponga de red de abastecimiento público.
El pasado mes de agosto un grupo de afectados trasladó por escrito su malestar al Ayuntamiento.
El concejal de Servicios Municipales de San Bartolomé de Tirajana, Fernando González, quien ya dispone de un informe sobre la adjudicación que realizó la administración en 2009 a la empresa Invercasti 2000 para la instalación de las tuberías, señala que entonces la actuación no se llevó a cabo por problemas técnicos. El proyecto, cuya licitación se tramitó durante el gobierno de Mari Pino Torres mediante un procedimiento negociado sin publicidad, no prosperó por presentar la concesionaria un "modificado" que elevaba el presupuesto inicial de los trabajos, 59.316 euros. Fue entonces cuando se le "devolvió el aval de la fianza" y se anuló el contrato.
En estos momentos la recuperación de un proyecto de este calibre para el pago de Arteara es una iniciativa cuando menos "complicada", según adelanta el edil. Principalmente porque el caserío se ubica en terrenos calificados como "no urbanos", sobre los que "probablemente" pesan restricciones vinculadas a la protección del palmeral o al yacimiento arqueológico.
Otros pagos del municipio de San Bartolomé de Tirajana, como El Salobre, Ayagaures o Montaña La Data, adolecen también de este tipo de servicios públicos debido precisamente a la naturaleza rústica o agrícola del suelo.
"Habrá que estudiar la viabilidad del proyecto en términos económicos, solicitar los permisos pertinentes y valorar su posible desarrollo", concluyó González, pero para resolver este tipo de "cuestiones" se necesita la aprobación de un nuevo plan urbanístico, añadió el edil, ya que el vigente no contempla las necesidades actuales del municipio.
