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Vecinos de Castillo del Romeral critican que la suciedad invade sus calles

Los contenedores de la urbanización Santa Cruz rebasan su capacidad máxima

Su proximidad al vertedero insular de Juan Grande y la afluencia de visitantes que reciben sus piscinas naturales cada fin de semana han hecho de Castillo del Romeral a lo largo de la historia un barrio condenado a sufrir los efectos de la acumulación de basura. Ni siquiera la urbanización Santa Cruz, una de las zonas más acomodadas del pueblo costero, escapa de la aglomeración de residuos. Junto a sus contenedores, que rebasan su capacidad máxima, yacen colchones y muebles desbaratados de empresas y particulares que han optado por convertir el enclave en un almacén de chatarra. El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana ya ha sancionado con multas, que oscilan entre 300 y 3.000 euros, el arrojo de escombros y electrodomésticos. Los vecinos piden más limpieza en las calles.

Castillo del Romeral da la bienvenida este fin de semana a sus fiestas de San Miguel con una cuadrilla de operarios de limpieza municipal reforzada para la ocasión. De normal, según fuentes cercanas al consistorio, la adjudicataria de este servicio, Urbaser, peina también la zona "hasta dos y tres veces al día". La recogida de basura en los contenedores funciona "con regularidad", aseguran, pero se enfrenta a dos problemas que trae de cabeza no solo a los empleados municipales sino a los vecinos del entorno.

Por un lado, empresas y particulares "de otros municipios de la Isla", sostiene la vecina Balbina, arrojan junto a los depósitos de la calle Redes escombros, colchones y hasta sofás y muebles, como si de un punto limpio se tratase. El barrio, que queda de paso entre núcleos de población importantes, como Vecindario, y el Sur se ha convertido en lugar de visita asidua de "personas que se dedican a rescatar de la basura chatarra" y otros tipo de residuos "porque saben que aquí siempre encuentran algo", explica la vecina.

Y, por otro lado, algunos residentes "dejan simplemente sus bolsas de basura junto a la compactadora" en vez de depositarlas en su interior. Este segundo argumento institucional, sin embargo, no es compartido por vecinos, como Antonia Tejeda, Josefa Jiménez o Juan Trujillo, a quienes les gustaría que el servicio de limpieza municipal fuera "más frecuente" en el barrio o al menos velara por evitar ofrecer una imagen de "abandono" tanto a los visitantes como a los residentes del enclave. Incluso la limpieza en lugares emblemáticos, como las piscinas naturales, reivindica Jiménez, que son una "verdadera maravilla" del pueblo, se podría "mejorar". "Me deprime ver bolsas de basura acumuladas en lugares donde vive gente", confiesa Trujillo, "pero, claro, se trata de un asunto que no solo implica a la administración sino también al ciudadano". Lo mismo opina Fidel Fernández: "por un lado, los ciudadanos deben tomar conciencia de la importancia que tiene un comportamiento cívico para la limpieza de las calles y, por otro, el servicio debe ser adecuado". "Es difícil llegar a un equilibrio", añade Fernández, residente en Santa Cruz.

Justamente en esa batalla se encuentra inmerso desde hace unos años el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana con campañas de sensibilización ciudadana. En 2014 lanzó junto a Ecoembes, organización dedicada al reciclaje, una iniciativa bajo el título Orgullosos de nuestro municipio, orgullosos de reciclar, que pretendía motivar a los vecinos, incluso a los más pequeños en los colegios, para mejorar sus hábitos en la separación de residuos. Al año siguiente logró implicar al sector hostelero, que genera casi el 50% de los residuos del municipio, en una campaña dedicada en exclusiva al reciclaje de vidrio. Y en enero de este año desarrolló otro proyecto similar en colaboración con los bares, cafeterías y restaurantes del Centro Comercial Anexo II de Playa del Inglés. El próximo mes de octubre arranca una nueva campaña de educación medioambiental por los barrios del Sur.

Tras las quejas de los vecinos de Castillo del Romeral, el consistorio reitera que el servicio de limpieza cumple con su cometido y que en ocasiones se ve "desbordado" precisamente por la presencia de enseres domésticos que deberían depositarse exclusivamente en el punto limpio, que se ubica en la carretera de Palmitos Park, cerca del centro de salud de Maspalomas.

Para evitar la mala imagen que ofrece el depósito de muebles y otros artilugios en plena calle la administración ha incrementado la vigilancia en estas zonas, destacó, y ha impuesto un sistema de sanciones que oscila entre los 300 y los 3.000 euros de multa, según sea particulares o empresas, para corregir las conductas de aquellos que creen que pueden dejar sus desechos "en cualquier parte".

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