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San Bartolomé de Tirajana

Medio Ambiente saca brillo a La Plata de la cumbre

Operarios del Cabildo reparan el camino que une Los Llanos de La Pez con la degollada de Cruz Grande ante el tránsito de bicicletas

Medio Ambiente saca brillo a La Plata de la cumbre SANTI BLANCO

Durante los próximos dos meses, una cuadrilla de operarios de la consejería de Medio Ambiente del Cabildo se encargará de recuperar el empedrado del que hasta finales del siglo pasado fue la "principal arteria de comunicación en Gran Canaria". El Camino de La Plata, a su paso por Los Llanos de La Pez y la degollada de Cruz Grande, cobrará el brillo que ha perdido en los últimos años por el tránsito arbitrario de bicicletas de montaña.

En los tiempos de los abuelos, en los que no se concebía ni por asomo la circulación de personas y menos de vehículos por una GC-1 que une la capital con Mogán, los caminos reales configuraban las principales vías de comunicación de la población. La zona de cumbres de la Isla era una especie de "rotonda insular", según rescata el técnico de Patrimonio Histórico del Cabildo, José González, donde confluían las diferentes "vertientes y cabeceras de las comarcas" de Gran Canaria. Si un campesino de San Mateo quería vender castañas o nueces en la costa de San Bartolomé de Tirajana no le quedaba más remedio que atravesar a pie o a lomos de bestias la denominada ruta de La Plata.

Este "emblemático" sendero fue hasta bien entrado el siglo pasado el "eje vertebrador" del territorio. Por sus recovecos circuló todo tipo de bienes y víveres que necesitó la sociedad para subsistir: desde fruta y pescado hasta carbón y utensilios elaborados de hojas de palma.

Fue zona también de "trashumancia", destaca González, para los pastores que huían del frío de las medianías en invierno y llevaban su ganado a la vertiente más cálida de la Isla en busca de nuevos pastos.

Cuando se acercaba el día de Santiago Apóstol, 25 de julio, el Camino de La Plata se convertía además en una "senda de peregrinación" para aquellos que se encomendaban al santuario de Tunte. No se sabe aún qué era más divertido si el camino o las fiestas patronales. Muchos de los antiguos pobladores de la comarca de cumbres y medianías se aventuraban durante días por senderos ricos en pinares, retamas y tajinastes que en ocasiones se transformaban en "bailes de cuerdas" o paradas para el enyesque.

El camino arranca a unos 500 metros del área recreativa de Las Mesas (Tejeda) para discurrir luego por los Llanos de Pargana y acabar en Cruz Grande (San Bartolomé de Tirajana). Desde sus inicios está integrado por escalones empedrados que facilitan el acceso a los transeúntes. Este encaje en los desniveles de las montañas lo hace singular y uno de los "mejores caminos de la Isla". Se trata de un monumento de ingeniería histórica que salva con "muros de contención y calzadas" inclinaciones de hasta 200 metros de cota en sus curvas más complicada, como es El Paso de La Plata.

Los avances del siglo XXI han provocado que este camino solo sea transitado a día de hoy por senderistas, turistas y de manera ocasional por algún peregrino en los años de Jacobeo. En los últimos años, en los que Gran Canaria se ha posicionado como un destino ideal para los amantes de la bicicleta, el tránsito de vehículos rodados se ha colado entre los recovecos del sendero. Este trasiego de carreras de aventureros de dos ruedas ha provocado gran deterioro en el empedrado de La Plata.

Con el afán de conservar la senda como un "recurso histórico" y medioambiental, ya que se encuentra anclado entre el Parque Rural del Nublo y los Riscos de Tirajana, la consejería que preside Juan Manuel Brito puso en marcha el pasado lunes un plan de rehabilitación del empedrado de los casi cinco kilómetros que abarca el camino.

Los trabajos, que se desarrollarán en un plazo aproximado de dos meses, contemplan la recuperación de la piedra original de la zona incluso en aquellos lugares, como El Paso, donde las labores se dificultan considerablemente.

El proyecto incluye además la instalación de "señales" que advertirán a los visitantes sobre los usos que establece la Ley para este tipo de enclaves. Entre ellos destaca la prohibición del tránsito rodado. Según explicó ayer sobre terreno el técnico de Medio Ambiente, Didac Díaz, una vez acabada la restauración del camino y la campaña de incendios, los agentes del centro comarcal Cruz Grande velarán por el cumplimiento de la normativa en el trazado.

Con esta iniciativa se pretende que las futuras generaciones puedan conocer del legado histórico de la Isla, sin perjuicio del disfrute de turistas y excursionistas locales.

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