La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

San Mateo

"Las personas deberían practicar ajedrez a los 40 años para paliar el alzhéimer"

"Esta empresa nació por un cabreo, fui a comprarme un reloj de ajedrez, me pidieron mucho y la monté", confiesa Juan Ramón Jerez, propietario y gerente de Ideas Deportivas Canarias

Juan Ramón Pérez, propietario y gerente de la empresa Ideas Deportivas Canarias. SABRINA CEBALLOS

¿Cómo nació Ideas Deportivas Canarias?

Esta empresa nació por un cabreo. Fui a un establecimiento a comprarme un reloj de ajedrez. Tenía 37 años. Entonces me pidieron mucho dinero por ese producto, y me dije: "coño, voy a tener que montar una empresa", y esa frase que dije luego se convirtió en la empresa que creé. Me di de alta como mayorista y luego también como vendedor de periódicos, revistas y libros relacionados con el ajedrez. Y hasta hoy.

Ahora ha cambiado su funcionamiento pero sigue operativa

La empresa la creé el 1 de diciembre de 2003. El 31 de diciembre de 2015 di de baja a la sociedad, pero Ideas Deportivas Canarias es una marca registrada que lleva once años en el Registro de Marcas y Patentes de Madrid. Hemos cambiado ahora el logo y la marca es conocida en 36 países, a los que hemos llegado.

Han llegado a vender en medio mundo.

Sí, exportamos y vendemos nuestros productos. Algunos son de fabricación propia e incluso hemos llegado a fabricar alguna cosa en Canarias.

¿Cuál es el secreto para sobrevivir en este mundo tan peculiar del ajedrez?

Nuestro secreto es nuestra política. Creemos que cualquier persona puede tener un tablero y piezas de ajedrez decentes. Bajo esa idea partimos de la base de unos buenos precios para el cliente final. Nosotros queremos unos precios accesibles, y no porque ahora estemos en crisis o en poscrisis.

Además de tableros, piezas y relojes, también vende libros.

Esta empresa nació no solo con la venta de material de libros especializados, sino que es una empresa de servicios. Luego en el mundo editorial estuvimos dos años con una línea de investigación para dar con todas las novelas publicadas en España o en países de habla hispana que tuvieran la temática del ajedrez: novelas, ensayos, poesía, biografías? No libros técnicos sino de lectura, y entonces conseguimos una cantidad tan ingente de libros que nos quedamos asombrados de la buena literatura que había.

Usted nació en Santa Cruz de Tenerife.

Sí, pero eso fue un accidente. Mi madre era funcionaria del Estado y aragonesa. Vivió en Tenerife y le dijo a mi padre Ramón, chicharrero, que se iba a Las Palmas porque aquello era muy provinciano y se ahogaba. Ella venía de vivir en Barcelona y hablaba francés y catalán perfectamente. Vivió en Madrid, Zaragoza y Barcelona antes de recalar en Canarias. Tenerife le pareció una sociedad muy ombliguista y provinciana, muy criticona. Yo nací en Tenerife porque mi madre estaba allí en ese momento. Mi hermano mayor nació en Segovia.

¿A usted el ajedrez le cautivó desde pequeño?

Mi padre, Ramón Jerez, fue el que me introdujo en el ajedrez. También don Andrés, profesor del colegio público Azofra del Campo, que estaba al lado de la Escuela de Magisterio. De hecho había un potentísimo equipo de ajedrez. A mí me coge el de Matemáticas junto a otros jugadores grancanarios ya retirados; teníamos un equipazo en el colegio. Estudié hasta cuarto de EGB en Azofra del Campo y de quinto a octavo en el colegio Castilla, donde también había un nivelazo. En la final del colegio me quedé subcampeón. Ganó Antonio Rodríguez.

¿El ajedrez fue su primera afición?

El ajedrez no fue mi primera afición, sino la colombofilia. El viejo en Tenerife volaba con las palomas y en la calle Curva de Las Palmas había un ejemplar que llamaban la Despeinada. El doctor Rosales le daba a mi padre 25.000 pesetas en el año 72 y el viejo no la vendió. La paloma era de padre inglés y madre portuguesa y toda la familia obtuvo grandes premios.

O sea, que su padre también fue el que le aficionó a la colombofilia.

Mi padre me llevaba con ocho o nueve años a la colombofilia y me decía: "Ramón, ¿dónde están los números de serie de las palomas, qué numeración tiene ésta?" Y yo respondía: 24.781. Claro, los tipos se asombraban de que un chico como yo supiera de memoria la numeración de cinco cifras. Yo siempre he tenido una gran memoria. De hecho con nueve años gané un torneo en el Sur; no sabía nadar y me tiré a la piscina para celebrarlo. Se tiró un botones a por mí porque casi me ahogo. Gané a un señor y de la emoción que me dio me tiré a la piscina. Yo siempre he sido un flan, muy nervioso, salí corriendo y me tiré al agua por la parte honda. Se tuvo que tirar el botones a salvarme. Yo me sé todas las cuentas del banco de memoria y los números de carné de identidad de mi gente.

¿Usted era un coquillo de chico?

Mi tío decía que si yo era retrasado porque cuando era niño era muy flacucho, y de hecho me decían Curruchuchu; era enfermizo, siempre con inyecciones y catarros. Lo que pasaba era que a veces me aburría.

¿Cómo recaló usted en San Mateo?

Yo me casé en el 87 y mi mujer, que es maestra de escuela y ha estado de directora en los últimos años, es natural de San Mateo y ya sabes que la cabra tira para el monte. Ella me dijo si no me importaba vivir en san Mateo y yo le dije que no, todo lo contrario. Fue un cambio brusco del paseo de Tomás Morales a San Mateo.

El Gobierno de Canarias le ha aprobado a usted un proyecto relacionado con la enseñanza a través del ajedrez.

Sí, acabo de salir de un instituto. Como marca de empresa nos dieron 25 institutos para trabajar en horario lectivo. Este año nos han renovado y acabamos de presentar un proyecto que es novedad mundial, experiencia piloto para cuatro colegios de enseñanza infantil y primaria. La idea básica del proyecto es trabajar el ajedrez con los alumnos pero mostrando pieza a pieza la enseñanza destinada a maestros y docentes. Hacemos propuestas pedagógicas con las piezas: el rey, la reina, los peones. Los niños, sin darse cuenta, están trabajando un concepto matemático que se llama triangulación y otra cosa que se llama en ajedrez oposición u espejo.

¿Para ello es como un juego?

Ellos trabajan todo esto a través de un simple juego. Cuando un maestro o un niño te dice que no sabe es una ventaja porque todos partimos de cero. Tú no puedes usar un centro escolar en horario lectivo para dar clases técnicas de ajedrez puro y duro porque no es ni la hora ni el lugar. Nosotros lo que intentamos es desarrollar el poder de concentración. Los niños aprenden a visualizar el tablero sin mirarlos. A mí no me interesa sacar campeones del colegio sino personas solidarias, autónomas y pensantes, que piensen por sí mismos.

Pero el ajedrez no sirve solo a los niños.

Creo que el ajedrez también se debe trabajar en la edad de la pre senectud. A partir de los 40 años las personas deberían practicar el ajedrez para intentar paliar o reducir enfermedades tan terribles como el Alzheimer. Que se sabe no hay ningún caso documentado en el mundo de ajedrecista con Alzheimer. La gimnasia mental es muy importante.

Entonces está en marcha el ajedrez en los centros educativos.

Tengo los 25 institutos por un lado, que estoy impartiendo un curso con monitores, luego por otro los cuatro CEIP, cuyo proyecto tiene el nombre original de Yogachess (compuesto por yoga y ajedrez en inglés).

Se le ve ilusionado.

Es algo que nunca se ha hecho y voy a probar a ver qué tal. Trabajan un profesor de ajedrez y otro de yoga en horario lectivo. La idea básica es predisponer al maestro que está dentro del aula y a los alumnos, relajarlos, que se centren en sí mismos, que hagan una mejora endógena, hacia su interior, que estén en paz, relajados y concentrados. Eso se hace en 50 minutos y es el proyecto que me ha aprobado el Gobierno. La palabra yoga significa unión.

¿Ya están desarrollando el proyecto?

Tenemos hasta mayo de 2017 para desarrollar ambos proyectos y hoy hemos arrancado con los institutos. Mañana mando un monitor al Amurga, en Maspalomas.

Compartir el artículo

stats