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Arucas Proyectos urbanos

El Casino de Arucas se convertirá en un hotel con 20 habitaciones

El Ayuntamiento transformará este inmueble de 1906 en un centro formativo con restaurante

El antiguo casino de Arucas tiene un futuro turístico. El Ayuntamiento acelera las negociaciones para que el inmueble construido en el año 1906 se transforme en un hotel con 20 habitaciones y un restaurante escuela. El coste de la reconstrucción de este inmueble de cuatro plantas, situado en la calle Francisco Gourié (en el casco histórico) con el grado de protección parcial, alcanza los tres millones, y la ciudad aspira a que la mitad sea aportado en dos anualidades con los fondos del IGTE.

El viejo casino es más que una fachada. Durante años los viandantes solo han podido observar el exterior de un enorme frontis que ahora se encuentra en buen estado de conversación pero sin vida, a pesar de su ubicación estratégica junto al Parque de Las Flores, la Heredad de Aguas y las Casas Consistoriales. El grupo de gobierno (PSOE, Coalición Canaria y Nueva Canarias) ha decidido evitar su actual abandono y recuperar su pasado de esplendor.

El objetivo es concluir su rehabilitación, que quedó a medias por la ruina de la constructora que estaba ejecutándola a comienzos de este siglo, y darle un uso turístico, que permitiría cubrir la carencia de camas vacacionales en Arucas, a pesar de los muchos visitantes que recibe a diario. La oferta actual apenas llega a un hotel rural y tres establecimientos extrahoteleros, con una capacidad de 59 plazas.

El alcalde, Juan Jesús Facundo, asegura que Infraestructuras Turísticas del Gobierno de Canarias ha sido muy receptivo en su petición para que sea gestionado como un hotel y restaurante escuela bajo la gestión de la empresa pública Hecansa, debido también a la carencia de una oferta formativa especializada en la comarca.

La reconstrucción del edificio tiene un coste de unos tres millones de euros, que podría llegar de la mano de la bolsa de dinero que se repartirá con cargo al antiguo impuesto IGTE. Para ello se ha presentado la iniciativa de la mano del Cabildo de Gran Canaria, además de ser presentado al presidente regional Fernando Clavijo, durante una visita realizada a Arucas el sábado de la semana pasada.

"Con este hotel se paliaría el déficit actual de camas turísticas, para que los turistas no solo pasen de visita por Arucas, sino también puedan alojarse y realizar otras actividades", según Facundo.

El escaso número de habitaciones que puede acoger retrae a los posibles inversores privados. Por eso, la Corporación ha apostado por el capital público, aprovechando su atractivo como restaurante y escuela, y cumpliendo con un fin social, educativo y económico.

El edificio pertenece al Ayuntamiento, y conserva muchos de los elementos característicos de una casa tradicional canaria, con paredes de piedra que empezaron a sacarse a la luz con la inacabada actuación, puertas de hierro originales en las que todavía se puede observar el año de su realización (1906), techos con una gran altitud y un gran patio central descubierto, que podría acoger en un futuro las mesas del restaurante.

En las dependencias permanecen las piezas de los dos ascensores guardados, además de la carpintería de los grandes ventanales realizados por una escuela-taller, pasillos de gran amplitud y hasta una cueva, que podría funcionar como bodega, aunque debería buscarse antes, ya que ahora está oculta. Y la terraza superior da grandes posibilidades también para una nueva oferta gastronómica-musical, al igual que la trasera, que linda con el edificio sindical.

La casa de Fermín Castellano

El proyecto definitivo queda pendiente a que se consigne el presupuesto de tres millones, aunque el Ayuntamiento pretende reservar ya la primera de las dos anualidades para el próximo año (se sufragaría al 50%), con la idea de que pueda salir a concurso en 2017. A esa cantidad habría que añadir luego el equipamiento.

El inmueble situado en el número 11 de la Calle Francisco Gourié perteneció a Fermín Castellano cuando se construyó en 1906. En el año 1980 pasó a manos del antiguo casino. Y luego entre 1999 y 2003, ya en manos municipales, se intentó realizar obras para la construcción de un hotel rural, pero quedó paralizado porque la empresa contratada se arruinó.

La casona fue proyectada por el Maestro de Obras Militar Fernando Villalobos, por encargo del propietario del terreno Fermín Castellano, según el historiador municipal Antonio Jiménez. Estuvo destinado al principio a oficina de correos en su planta baja, y a dos viviendas en la alta. Durante los años 30 se destinó una parte de la planta baja a albergar la Farmacia Megías, luego denominada Farmacia Hernández Barbosa (finales de los 80), que sería trasladada a un local colindante en 2003. También en los 80 estuvo abierta la pizzería Ca' Bruno en el sótano.

En el casino se realizaban actividades culturales y recreativas muy diversas, contando con una biblioteca y mesa de billar. El primer presidente que tuvo el casino cuando estuvo en la calle Francisco Gourié fue Vicente Marrero y abrió sus puertas en 1963. Entonces el lugar era propiedad del matrimonio formado por Antonio Suárez e Inmaculada Wood.

En 1984 el centro recreativo y de ocio contaba con 780 socios y manejaba siete millones de pesetas (42.071 euros). En esa época eran famosos sus bailes de fin de semana y el vermouth bailable, patrocinado por empresas comerciales, y más tarde contó con una discoteca. Estaba en la segunda planta, pero debido a la afluencia y al peso, se decidió mudarla a la planta baja por seguridad.

El casino cerró sus puertas entre 1988 y 1989.

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