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Entrevista a Pedro Sosa Henríquez

"Hay desidia en las administraciones públicas sobre la palmera canaria"

"Hay que divulgar, pero también tomar medidas desde el punto de vista de los castigos", asegura el catedrático de Botánica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Pedro Sosa Henríquez, junto a las palmeras del campus universitario de Tafira. QUIQUE CURBELO

La palmera canaria es el símbolo vegetal del Archipiélago. ¿Está tan bien cuidada como se merece?

Depende de quién. Yo sí que la cuido.

¿Y las instituciones públicas también lo hacen?

Pues también depende. Hay instituciones y ayuntamientos que sí le prestan una especial atención y otros que lo hacen menos. También pasa por momentos, depende de quién esté al frente. En general, las instituciones públicas como el Cabildo de Gran Canaria se han preocupado en muchas ocasiones. Ahora mismo tanto el Cabildo como el Gobierno de Canarias y los propios ayuntamientos pueden hacer más. Hace poco publiqué un escrito en LA PROVINCIA/DLP sobre la situación de la palmera porque creo que hay mucha desidia, eso lo digo abiertamente, pero hay que aclarar que no sólo es por el Cabildo, ya que otras administraciones también están implicadas.

¿Qué quiere decir con esto?

Que es uno de los grandes problemas que tenemos, pero no solo desde el punto de vista medioambiental o de la biodiversidad, sino en general. Me refiero a la atomización de competencias, porque no sabemos dónde empieza una y dónde acaba la otra; vivimos en islas y no logramos ponernos de acuerdo. Estamos hablando de la palmera, pero sucede también con el empleo y con otras muchas cosas más.

En el caso de la Phoenix Canariensis, ¿cómo están repartidas las competencias?

Un ejemplo: el otro día cortaron una palmera en Santa Brígida porque molestaba a una casa específica que está ahí. Las competencias sobre las palmeras urbanas que están en los municipios son de los ayuntamientos, y en vez de trasplantarla lo que hicieron fue cortarla y ya está. ¿De quién es la competencia? Del Ayuntamiento y la corta porque le da la gana. En el tema de Sanidad vegetal las competencias son del Gobierno de Canarias, pero a la hora de actuar en los distintos palmerales naturales la competencia es del Cabildo, que tiene que dar permiso de actuación. O hay una coordinación entre las instituciones o no haremos absolutamente nada. La atomización de competencias no ha beneficiado, pero no sólo es en este caso sino en muchos campos en los que no somos capaces de ponernos de acuerdo.

¿La propuesta de actuación para la gestión y conservación de los palmerales en la que usted participó en 2014 es un buen punto de partida para empezar a trabajar?

Era muy bueno, además fue la primera vez en la que nos juntamos varias instituciones, muchos técnicos y con apoyo político. El Cabildo ha hecho cosas y parece ser que se va a reactivar después dos años. Hay que tomar decisiones: es cierto que muchas veces las instituciones caminan despacio, y el Cabildo es como un acorazado que para dar un giro tiene que pedir permiso a toda la tripulación, pero es posible hacer cosas que no cuestan demasiado y pueden ayudar mucho, igual que mi función tiene que ser divulgar más y dar más información de lo que hay.

¿Cómo se puede divulgar más?

Yo soy educador y doy clase en la Universidad, evidentemente intento estar en todos los foros que pueda que tengan que ver con mi ámbito. Es necesario hacer campañas de divulgación, de formación y de información, pero también hay que tomar medidas desde el punto de vista de los castigos: no se puede estar quitando palmeras como se está haciendo, o cortando hojas de determinada forma sin que haga un castigo. Tenemos que formar, pero también penalizar. Así es como hemos dejado de fumar y como empezamos a ponernos el cinturón de seguridad o a no conducir borrachos. Hay muchas cosas que se están haciendo mal.

¿El futuro de la palmera canaria como especie sigue estando asegurado?

Como especie sí, pero tenemos problemas con la diocalandra, contra la que no se está haciendo nada porque no hay una alarma o un castigo importante. Es verdad que estamos en un momento de crisis y que los presupuestos no son iguales que con el picudo rojo, pero hay actuaciones en las que no es necesario el gasto de excesivos fondos públicos para comenzar a trabajar.

Pero la diocalandra se conoce desde finales de la década de 1990 y desde entonces no se ha hecho nada?

Por supuesto. Desde entonces se conoce que está aquí pero es que la extensión ya es masiva y está alcanzando los grandes palmerales. Es posible que la diocalandra no sea como el picudo rojo, que coge una palmera y la destroza, pero sí es verdad que a la larga terminará machacándola y muriéndose también. Hay que actuar: ni el Cabildo puede decir que es competencia del Gobierno de Canarias ni el Gobierno de Canarias puede decir que es competencia del Cabildo, tienen que sentarse a la mesa. La palmera es lo suficientemente importante. La gente no se da cuenta de que los palmerales que tenemos aquí son únicos en el mundo y como yo le digo a mis estudiantes, el valor de las cosas está en la singularidad.

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