La primera jornada de la vista del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Las Palmas continuó tras las comparecencias de la víctima y el acusado con la toma de declaración a siete testigos que ofrecieron nuevos detalles sobre lo ocurrido el 12 de julio de 2012 y los días posteriores. La primera en testificar fue la madre del menor, que relató que cuando el pequeño regresó a casa el día de los hechos "estaba muy sucio, con el pelo pegajoso y con un raspazo en una pierna".

Durante su declaración explicó que pasaron varios días hasta que se enteró a través de terceras personas de lo que había ocurrido y trató de aclarar dudas sobre la autoría, ya que en un principio varios vecinos señalaron a un individuo conocido por el sobrenombre de Layo el cagao como autor de los hechos -de hecho, llegó a recibir una paliza por eso-. En cuanto vio al Rubio, sin embargo, el pequeño dijo "Mamá, él es el que me ha hecho daño", aseguró su madre. A lo largo de su turno, la defensora de Ojeda inquirió con cierta insistencia para averiguar datos sobre el pasado y el ambiente familiar del pequeño, lo que llevó al presidente de la sala a realizarle una advertencia: "Señora letrada, le recuerdo que [la compareciente] es testigo".

La abuela del pequeño compareció a continuación para explicar que el día de los hechos metió al niño en la ducha al llegar a casa. Reconoció que "no debía de haberle bañado", pero que lo hizo porque no pensó "cosa mala" y relató que cuando fue con el niño a buscar al Rubio lo reconoció inmediatamente. "Mi nieto en ningún momento ha dudado que fuera otro", afirmó.

Tras las dos familiares comparecieron los tres jóvenes a los que el menor confesó unos días después de los hechos lo que le había sucedido. El primero de ellos reveló que la víctima les había contado de manera espontánea "que una persona lo había llevado a su casa y había hecho cosas". Le pidieron al niño que les llevara al lugar donde habían ocurrido los hecho y cuando iban hacia la chabola de Ojeda en el barranco de Tirajana se cruzaron con él y el pequeño "se puso blanco, se asustó, y no dijo que era él". Descartó que hubiera podido confundir al Rubio con Layo, ya que este último es "calvo, medio bajito y flojito" mientras que Ojeda tiene una complexión mucho más fuerte. El segundo ratificó esta teoría porque "la diferencia de cuerpo es enorme" y contó que pudo ver los moretones del niño. "Tenía los cuatro dedos marcados en la cadera", aseguró. El tercero de ellos reafirmó lo que habían dicho poco antes sus dos amigos, aunque no pudo recordar si la víctima había dado detalles específicos sobre lo ocurrido en la chabola.

El tribunal también tomó declaración ayer a la ex pareja de Antonio Ojeda durante siete años, con el que tiene un hijo en común. Destacó que tiene un carácter brusco y que a su lado había vivido episodios violentos. "He pasado periodos de agresividad con él", confesó. Aseguró que a Ojeda "le gustaba mucho que los niños estuvieran con él", pero cuando el presidente del tribunal le pidió que aclarara si se refería a que era pedófilo aseguró que no: "Era normal".

El último testigo que compareció en la jornada de ayer es un hombre que aseguró conocer a Ojeda por haber coincidido con frecuencia en un bar que ambos frecuentaban. Reconoció que el acusado era agresivo "cuando tomaba unas copas de más", aunque nunca le había visto en peleas con nadie.